"¿Y que si una manzana es roja y brillante? Igual puede estar podrida y llena de gusanos por dentro"-Anónimo-Desperté en una habitación que tenía las paredes de color beige, sábanas celestes; a mi lado había una pequeña mesita de madera caoba con un envase con agua y un pañito dentro yacían encima de ésta. Inspeccioné la habitación un poco más, pero no había nada en particular que remarcar. Me senté en la cama un poco aturdido ¿Qué había pasado?, miré a mi alrededor tratando de ubicarme, y sólo se encontraba un gran armario del mismo material de la mesita estaba justo en frente de la cama, unas pinturas surrealistas falsas a un costado de este y encima de la cabecera de la cama... luego de interminables minutos mirando la habitación mi cerebro comenzó a funcionar, lo último que recordaba era haberme visto a mi mismo, cosa la cual aún no termino de asimilar del todo, y lo que más o menos comprendía en esta situación era que Camile me había rescatado cuando sentía que el frío se me ganaba hasta en los huesos. Trate de levantarme pero un fuerte dolor de cabeza se hizo presente de la nada, todo comenzó a dar vueltas y sentía mi cuerpo arder como si estuviera en llamas, quizás debido a que el frío ya me estaba pasando. Igualmente a pesar de todo lo que sentía mi cuerpo me levanté y salí de la habitación.
- ¿Hola?... ¿Hay alguién aquí?- no parecía la casa de los abuelos de Alex, me pregunto ¿En dónde estoy?
- Oye, oye, oye- escuché decir de alguien que había salido de la habitación continua a donde yo me encontraba hace un momento- se supone que deberías estar descansando- me sonríe y luego me sujeta de un brazo, para después guiarme devuelta a la habitación de donde había despertado.
- ¿Quién... eres?- pregunté, se suponía que antes de caer desmayado estaba con Camile...¡mierda!, ¡cierto!, ¡Camile!- espera...- dije soltándome de su firme agarre, el chico sólo volteó y en su cara se notaba el fastidio y descontento que tenía de repente hacia mi persona- ¿Dónde está Camile?- le pregunté ignorando por completo la mueca de desagrado que se hizo presente en su rostro.
- Disculpa, ¿Quién?- preguntó este ingenuo, tal ves realmente no lo sabía- definitivamente necesitas descansar.
- ¡No! ¡Lo que necesito es encontrar a Camile!- algo en aquel chico me transmitía muy mala vibra- si no sabes quién es, entonces es mejor que yo mismo vaya a buscarla, con o sin tu ayuda- entre a mi habitación a buscar mis zapatos, sin éxito alguno de encontrarlos- ¿Donde están mis zapatos?- inquirí ya un poco irritado, pues algo me decía que debía marcharme de ese lugar ya mismo, costara lo que costara.
Un incómodo silencio se hizo presente en la atmósfera, yo lo miraba fijamente pero había algo extraño en él, sus ojos anteriormente castaños se tornaba cada vez más claros, parpadeé escéptico. El empezó a reírse de la nada y así como comenzó un minuto después se detuvo, yo... estaba asustado, no sabía lo que le sucedía a ese sujeto, él se acercó a mi y se agachó a mi altura para luego decir:
- ¡No te vas de aquí!- se acercó mucho más a mi cara, y así noté bien su aspecto, de tener una linda cara paso una que daba escalofríos, pues su rostro se encontraba pálido, de un tono casi azul violáceo; sus ojos estaban desorbitados y un apestoso hedor desprendía de su cuerpo.
Casi me toma por el cabello pero antes de que lo hiciera lo empujé y me dirigí rápido a la puerta, él me hizo tropezar y caí a bruces al suelo, pero aún así arrastrándome salí de la habitación y me percaté de unas escaleras que se encontraban al final de aquel pasillo. Tropezándome con uno que otro escalón llegue a la puerta principal de la casa, volteé la vista por un segundo cuando estaba a punto de abrir la puerta, el chico ya estaba bajando las escaleras corriendo, su rostro reflejaba una expresión algo macabra la cual me aterró. Le eché un rápido vistazo A mis pies, los cuales no tenían siquiera un par de calcetas, sin importarme mucho y con la adrenalina a mil por lo estaba sucediendo abrí la puerta y salí...
Cosa la cual me arrepentí a penas lo hice; una fuerte tormenta estaba afuera, había nieve por doquier al igual que niebla, no podía ni ver mi propia mano la cual tenía frente a mi cara.
Algo dentro de mi me pedía a gritos desesperados que volteara, sentía como si aquella persona aún me estaba siguiendo, así que confiando en mis instintos me giré, sólo para darme cuenta que la casa que hace momentos atrás se hallaba tras de mí había desaparecido, en otras palabras: no estaba, no había nada, sólo... nieve. Confundido con todo lo que estaba sucediendo tan repentinamente comencé a mirar a todas direcciones, buscando así con la mirada un lugar donde refugiarme, tenía que marcharme de ese sitio rápido. Caminé sólo un poco y ya no soportaba el frío en mis pies, manos y extremidades, temblaba como hoja que lleva el viento, y cuando sentía que ya no podía más...
Aquel chico de la casa apareció de la nada.
Salto encima de mi haciendo que yo perdiera la poca estabilidad que me quedaba, se colocó arriba de mi cuerpo y puso sus grandes, gruesas y ásperas manos en mi cuello, y comenzó a apretarlo, yo intentaba como podía quitárselo de encima, le daba golpes en la cara y la rasguñaba, también hacia lo mismo con sus brazos, pero esto sólo parecía irritarlo mucho más, pues con cada golpe o rasguño él apretaba más y más su agarre haciendo así que el aire me fuera cada vez más escaso, sentía como mis párpados se contarían, y me era doloroso tratar de respirar, sentía como los oídos me silvaban, me sentía cada vez peor y mis brazos perdieron toda la fuerza, sólo los deje caer y cerré mis ojos.
- ¡Et...!- gritaba alguien a la lejanía- ¡Etha...!- se escuchó un poco más claro- ¡Ethan!- finalmente desperté.
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Los Fantasmas De Mi Pasado
De Todo"Yo era muy joven como para entender porque tenía que caer en manos de personas extrañas, el porque despertaba con hombres extaños. Me destrozaron en pedazos y no podía comprender porque era encerrado en un sótano lleno de hombre, debí haber ido a l...