Día 1

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10 de mayo, 2019

6:50
Mi padre encontró a mi madre dormida sobre las escaleras, con el pelo revuelto sobre la cara.
La tomó en brazos y subió con ella de nuevo las escaleras, hacia su habitación. La dejó sobre la cama. Ella entreabrió los ojos mientras él le echaba una manta sobre el cuerpo. Parecía como si quisiera decir algo, pero sus labios solo se entreabrieron para dejar escapar un suspiro. No tenía fuerza para más.

Mi padre la miró, luego apartó la mirada, se quedó un instante de pie, y luego bajó a la cocina. Sacó leche y cereales y fue a despertar a Ama.

7:23
Mi padre conducía el coche con Ama en el asiento trasero. Ninguno había hablado apenas; solo desayunaron, se arreglaron un poco y se metieron en el coche. Ama iba con el pelo despeinado y la camisa mal abrochada.

-Papá, ¿dónde está Lucinda? -dijo Amabela, con voz trémula. No entendía por qué su hermana ya no estaba, de repente.

-No lo sé, Amabela. No lo sé, pero la vamos a encontrar. Lo prometo.

Ama se quedó pensando.

-¿Es que se ha perdido y no encuentra el camino de vuelta? Pero, si solo fue andando a su cole. ¿No sabía el camino?

Mi padre apretó la mandíbula.
«No. La gente no se pierde. Cuando alguien desaparece, es porque otra persona la ha secuestrado».

-Amabela, solo ve a la escuela. Todo está bien. Volveré a recogerte más tarde, ¿de acuerdo?

-Sí, papá.

-Ya hemos llegado. Te veo luego, pórtate bien.

Ama se bajó del coche y cruzó la calle para entrar al colegio. Mi padre la observó hasta que entró por la puerta.

8:21
Mi padre entró por la puerta de casa. Se sorprendió al ver a mi madre en la cocina, preparando café.

Se había duchado y puesto ropa limpia. Las gotas de agua del pelo mojado le caían a la camisa de lino. Mientras la cafetera hacía su trabajo, ella cogió un lápiz y lo usó para recogerse el pelo en un moño, de forma automática.

-Deberías descansar -dijo mi padre.

Ella negó con la cabeza.

-Han pasado 24 horas desde que desapareció. La policía ha estado trabajando, y ahora a las 9 va a salir una partida de búsqueda a peinar la zona, empezando desde la parada del autobús, siguiendo el camino que recorrió. Voy a ir con ellos. Dicen que en estos casos las primeras horas son las más importantes. Podremos encontrar alguna pista sobre dónde está.

-Entiendo -asintió mi padre. Todo era demasiado nuevo. -Podrías haberme avisado.

No lo dijo con tono de reproche.

-Recibí un mensaje por la noche. Se me olvidó. Es lo primero que me dijeron. Cuando fui a poner la denuncia solo me dijeron que se pondrían a trabajar a ello y que me contactarían en breve; que mientras, fuera a casa.

Mi padre asintió varias veces con la cabeza.

-Bien. Iré contigo. He llamado antes para decir que no iría a trabajar. Suponía que hoy sería un día ocupado.

-Sí -asintió mi madre-. Pero seguramente la encontraremos pronto. Es un pueblo pequeño. Alguien habrá visto algo. No puede haber ido muy lejos. Seguramente solo está escondida, cosas de la edad.

Y entonces sonrió con una mueca forzada, como si se estuviera convenciendo de sus propias palabras.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2020 ⏰

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Encuentra mi cadáver, mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora