Capítulo 1: Caminos y coincidencias.

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 -- ¡Renne, abajo! – fue lo último que llegué a escuchar de mi hermano antes de la explosión. El edificio caía, y nosotros con él. El crujido del concreto agrietándose y desprendiéndose acallaba nuestros gritos. ¿Cuánto hubiera cambiado si no hubiésemos venido? Unas vacaciones se transformaron en una pesadilla.

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-- 'Creo que después de terminar mi primer año universitario realmente merezco un descanso' – caminaba a mi casa, escuchando una de mis canciones favoritas: "Mirror Man" de Ella Henderson. Reí cuando pensé en mi mejor amigo, David. La canción representaba mucho de su personalidad, un hombre que se ama demasiado a sí mismo, que encuentra la perfección en su propio reflejo, un hombre que nunca podrá amar como lo hace su reflejo.

Abriendo la manilla de la puerta, soy empujada la tabla de maderas, más alta que yo, provocando que callera al suelo. Mi hermano mayor, Alexis, me miraba sonrojado y con su típica cara de disculpa. – Lo siento enana, pero no te sentí llegar. Voy tarde, por eso estaba tan distraído. —se disculpó mientras me ayudaba a pararme y desordenaba su pelo rubio, algo largo a mi parecer.

-- No hay problema – tomo un segundo en inspeccionarlo. Llevaba un pantalón de mezclilla oscuro, pulóver azul marino que resaltaba sus ojos verdosos, y una camisa verde de rallas rojas y azules oscuro que formaban cuadros atada a su cintura -- ¿A dónde vas? – la curiosidad me mataba.

El tono de rojo de su cara aumentó considerablemente – A ver a alguien.

-- ¿Alguien?

-- Sí, alguien.

Mi ceja derecha se levantó por la molestia.

Suspirando y mirándome a los ojos dijo un nombre que no esperaba – Lucía.

Lucía es la ex de mi hermano. Terminaron porque ella se iría del país y decidieron dejar su relación. -- ¿Para qué vas a verla? ¿No que su vuelo es mañana?

-- Sí. Por eso ella quería verme, para decirme algo antes de irse.

-- ¿Crees que esté embarazada y quiera decírtelo para que te sientas culpable y darte la noticia de que abortará porque no puede cuidar al bebé sola? – dije entre burlona y seria. De esa mujer espero todo. Iba a seguir hablando, pero la mirada molesta de mi hermano me detuvo. Malditos hombres atractivos que cuando se ponen serios dan miedo.

-- Te aseguro que no es algo como eso-- oh, realmente estaba molesto – me voy, que ya estoy tarde. -- y sin decir más pasó por mi lado con cara de pocos amigos. Sé que soy un poco insoportable a veces, y que ella no es una mala persona, pero su personalidad se me asemeja a la de esas mujeres que se acuestan con unos cuantos hombres sin que nadie se entere. Sé que tal vez la he estado juzgando injustamente, pero ya le hizo daño a Alex. Sólo quiero que no salga mal parado otra vez.

Dejando de lado todos mis pensamientos, me dirigí a mi hermosa cama, no sin antes cerrar la puerta de entrada a la casa. Haciendo memoria me di cuenta que no había almorzado. 6:21 pm. Ya era algo tarde. Mejor como mañana. O en la madrugada, ¿quién sabe?

...

De acuerdo. El karma existe y yo lo estoy pagando por todas las veces que dije algo malo sobre Lucy, como le gusta que le llamen. Da la casualidad que había reservado una habitación en un hotel para dos personas cerca de una playa, y como era para cinco días después de su viaje se lo dejó a su afortunado exnovio a manera de despedida. Y la muy hija de su madre, le dijo que me llevara para pasar tiempo de calidad como hermanos, ¡y él había aceptado sin rechistar!

Aunque no debería quejarme, al fin de cuentas estoy flotando en el agua de una piscina climatizada a las nueve de la noche.

-- Realmente estás disfrutando – el cuerpo flotante de un rubio se acercó a mí sin seguir una dirección específica.

-- Tú también – fue mi simple respuesta. Mi cabello rojo se movía siguiendo las suaves ondas que formaban nuestros cuerpos en el agua. ¿Por qué mi cabello era rojo cuando el de mi hermano era tan dorado como el sol? Pues mis padres siempre me dijeron que mi abuelo materno tenía mi mismo tono castaño claro cobrizo. En lo único en lo que nos asemejábamos todos era que nuestros ojos eran verdes, desde tonos claros surcados por vetas amarillas, como en mi caso, o vetas azules como mi padre, u olivas en el caso de Alexis, todos compartíamos ese gen. A veces me parecía escalofriante.

...

Desayunar toda la leche con serial que quisiera, ver televisión, nadar en la piscina, pasear por la playa, comer papas fritas en gran cantidad sin importarme que después me sienta mal, almorzar lo que quisiera, dormir, baños calientes, fiesta en la noche, alcohol, chicos atractivos y por qué no decirlo, chicas lindas también. Simplemente el paraíso. Paraíso que terminaba mañana después del fin de semana más relajante que había tenido en meses.

Habíamos decidido, Alex y yo, dar un paseo por última vez en la playa. Con lo que no contamos fue que una repentina llovizna, de la cual nos refugiamos en una vieja torre de concreto y piedra; demasiado húmeda, salificada y corroída para que alguien viniera con frecuencia, se convirtiera en una tormenta tropical de baja categoría con vientos muy fuertes que hacía que la maltrecha estructura temblara. Rezaba para que saliéramos de esta situación vivos.

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El choque entre mi cuerpo y el duro suelo me había dejado sin aire. Desesperada busqué la mata de pelos rubia. Grande fue mi alivio cuando la localicé a menos de dos metros de mi posición. El movimiento de su pecho indicando que seguía vivo. Pero mi felicidad duró poco ya que un gran bloque de piedra se empezaba a desprender del techo.

Ignorando todas las señales de dolor que enviaba mi cuerpo, me arrastré lo más rápido que pude hacia el cuerpo inerte frente a mí, mis piernas no respondían, ni siquiera las sentía. Pude apartarlo a tiempo para que las rocas no le aplastaran.

Cuando el derrumbe se detuvo, pude ver todo el panorama.

Ya la torre no tenía techo, y gran parte de la pared había desaparecido, el cuerpo inconsciente se encontraba a mi izquierda, y toda la zona inferior de mi cuerpo se había separado de mi tronco, siendo sustituida por un gran charco de sangre que crecía por segundo.

Mi hora había llegado.

Intenté gritar para pedir ayuda, pero lo único que salía de mi garganta eran gorgoteos por la sangre que se había acumulado.

No había dolor, simplemente remordimientos, al fin y al cabo, que eran dieciocho años de vida. Nada. Tantas cosas que hubiera deseado hacer, tantas cosas que desearía repetir para hacer bien, tal vez dedicarme un poco más al estudio, leer ese libro que había dejado a medias, darme una oportunidad en el amor, haber pasado más tiempo con mi familia, escuchar más música, bailar, cantar, pintar, sonreír, vivir.

Pero ahora ya no había vuelta atrás. Sólo deseaba que nadie se culpara, que Ale pudiera seguir con su vida, que Diego, mi hermanito menor, me recordara como una buena hermana, cosa que tal vez no fui.

Sólo quería... que... pudi... pudieran...... sonreír....... una......... vez.......

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Hola mis amores.

Lo sé. ¿Qué hago escribiendo otro libro cuando apenas actualizo el que tengo?

Pues nada. Estuve buscando historias en Wattpad con una temática similar a este y me sorprendió el hecho de casi no haber encontrado con Sasuke como personaje central aparte de la típica rayita o rayito y me dije: ¿por qué no? al final no soy tan mala escribiendo, al menos desde mi perspectiva, y la historia simplemente se fue formando en mi cabeza.

Subiré conjuntamente los capítulos de este libro con los de "TMYWY" así que no esperen actualizaciones muy seguidas.

No sé qué les pareció este primer capítulo. Un poco rápido. Muy dramático. Muy malo. Soy un genio literario por escribir tal maravilla. Jajajaja, ok, no, sé que esa última sobra. Pero sí espero que les haya gustado lo que leyeron, ya que a mí me gustó escribirlo, y que esperen el próximo capítulo para saber cómo terminará nuestra pequeña rayita.

Cualquier duda déjenla en un comentario y no olviden votar, ya que me da ánimos para seguir escribiendo.

Se despide Fuyu-chan~  

Mi otra mitad [R18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora