Zombies.©#1 [Ángel Rojo] Trilogía Evolución.

Introducción.

En 2012 la ciudad de Climber fue atacada por una infección que se propagó de manera lenta, eso fue lo único bueno de ese año, que se desarrollo lento y le dio tiempo a los militares para  poder sacar a las personas que no tenían síntomas que presentaban algunos de los infectados.

Cuando todo los hombres, mujeres y niños que no tenían los síntomas, se fueron de la ciudad yo me quedé en el último piso del edificio más alto de Climber, estaba a punto de terminar con mi vida, bueno, de hecho me lancé del edificio, pero días después desperté sin un rasguño, sin embargo, la ciudad había caído casi por completo ante las personas que estaban en cuarentena.

Ahora, dos años después, me encuentro en la cima del edificio mas alto en Climber, pero no es para matarme, tampoco es como que pueda hacerlo, sino para ver la enorme muralla que nos separa de la humanidad, fue construida durante seis meses, los militares asesinaban a los infectados que querían pasar a toda costa por la muralla invisible, evitando que estos cruzaran los límites, creo que fue una excelente idea, los infectados no son inteligentes, pero son muchísimos y fuertes, ellos pueden olfatear la sangre de un ser humano a más de cien metros, lo sé porque ellos me observaban cuando me lastimaba, pero hay una diferencia, estos seres no vivientes no me atacan porque también soy como ellos, o eso es lo que creo, sinceramente no tengo idea de la razón de porqué sigo con vida después de haber caído cincuenta pisos de altura y de haber intentado asesinarme múltiples veces.

Observo detenidamente la muralla, una muralla que encierra completamente a la ciudad de Climber.

Los humanos nos encerraron y no sólo a los infectados, también a personas inmunes sin darse cuenta, eso fue una crueldad, pero he aprendido que los seres humanos pueden ser peores que monstruos. Dejar a personas en este lugar donde los muertos que caminan son un depredador letal, fue demasiado.

He visto a humanos, pero ellos huyen apenas notan que me muevo, claro que no dejé que me vieran el rostro, eso sería cruel de mí parte, crear confusión y miedo en ellos mientras intentan sobrevivir no es algo que tenga en mis planes.

Sin dejar de ver el sol perderse detrás de la barrera, me coloco los auriculares que saqué de una tienda de música, también tomé un móvil, es una de mis maneras de pasar mi estadía en este lugar decadente, al menos hasta que logré encontrar una manera de pasarla mejor en esta prisión.

No puedo comunicarme con los infectados tampoco con los inmunes, así que me mantengo en solitario haciando cosas diferentes para pasar el tiempo, cosas como escuchar música a todo volumen e imaginar que me encuentro en un club, es irónico porque no me gustan en lo absoluto. Aunque solo fui unas dos veces en mi vida humana.

—¡Corran, corran, ha anochecido! —grita una voz masculina potente, puedo escucharlo a pesar de tener la música a todo volumen, es una de mis habilidades.

Achico mis ojos y logro divisar a un grupo de personas correr por una de las calles que da directo al parque, ladeo mi cabeza y niego sonriendo, han sobrepasado las horas, ellos a veces olvídan que los fines de semana anochece más rápido, pero eso no les importa a los muchos infectados que puedo ver correr y tropezar mientras intentan atrapar a los humanos que con desesperación huyen a través del parque.

Me coloco la capucha y me cubro la mitad del rostro con un cubrebocas negro, sin perder tiempo busco una de mis canciones favoritas y le doy reproducir, guardo el móvil y me pongo de pie para luego saltar del edificio.

Voy a salvarles el trasero una vez más. No tengo nada mejor que hacer en este infierno.

Utilizo mi super velocidad para llegar a ellos y comenzar con lo que más me entretiene, matar muertos. ¿Qué tal suena eso? Es una locura irónica. Matar lo que ya murió no tiene mucho sentido, pero es la realidad de esta ciudad.

Lo muerto vive y lo vivo morirá más tarde que pronto.

UMBRABLACK.