Capítulo 2 - ¿En qué te puedo ayudar?

100 15 2
                                    


Piper abrió los ojos repentinamente al escuchar la alarma de su celular; eran las 7:00 a.m.; estaba a tiempo ya que tenía clase dentro de dos horas. Sin quejarse por la levantada temprano, rápidamente se duchó y se vistió con unos Jeans negros ajustados y un suéter de lana color verde menta que le quedaba considerablemente grande.

Luego de desayunar, tocó la puerta del cuarto de su hermano:

- Cal, llévame a la Universidad.

La rubia no tenía la costumbre de tomar el autobús, ya que desde que inició clases el novio de Polly las recogía a ambas; sin embargo, su amiga había roto con Pete dos semanas atrás por lo que se quedaron sin chofer. Desde entonces, Cal se había convertido en su transporte. Su hermano tomaba clases virtuales de programación en las tardes y siempre estaba libre en las mañanas, cuando ella iba a clase.

- ¿No me hablas, pero tengo que hacer de tu chófer personal? No me vengas... le respondió sin abrir la puerta.

-Exacto, es tu deber.

-Me niego.

-Mmmmh, está bien. Te perdono, pero llévame...no quiero tomar el autobús; dijo finalmente Piper rindiéndose.

-Esa es mi hermanita, ven acá; dijo Cal mientras abría la puerta de su cuarto y le daba un abrazo a Piper, quien lo recibió de mala gana ya que sabía que su hermano la seguía molestando.

Hecho esto, ambos se dirigieron al garaje y se subieron al carro que sus padres disponían para el uso de sus hijos, un Mercedes Benz clase C color rojo. El trayecto de la casa a la universidad era de aproximadamente media hora, durante la cual los hermanos mantuvieron sus conversaciones habituales que incluían temas chistosos y sin sentido.

Al llegar a la Universidad, la rubia se dio cuenta que llegó media hora temprano, por lo que decidió aprovechar ese tiempo y fue a la biblioteca a leer. No llevaba ni 10 minutos en el lugar cuando sintió que alguien toco su hombro: Era Larry, uno de sus compañeros de clases con el que había coincidido ya varias veces en las fiestas.

-Piper, ¿Cómo estás?, le dijo susurrando para no interrumpir el ambiente silencioso de la biblioteca.

-Hola Larry, todo bien. ¿Tú qué tal?, le respondió la rubia subiendo la mirada desde donde estaba sentada para verlo a la cara.

-Poco entusiasmado por la clase que tenemos ahora pero bien. ¿Hiciste el ensayo?

-Pues estuve todo el fin de semana encerrada, llegué a un punto de aburrimiento en el que me pareció divertido hacerlo... bueno tampoco divertido, pero tú me entiendes, dijo Piper soltando una risa al final.

-Me enteré del tema, Polly nos contó a algunos antes de llegar a la fiesta...espero que a la próxima si puedas ir, hiciste falta; le respondió el moreno.

-Espero lo mismo. Deberíamos ir afuera, ya la bibliotecaria nos está mirando mal por hablar...

Larry asintió y se dirigió a la puerta del lugar; al llegar, la mantuvo abierta y le hizo una seña a la rubia para que pasara antes que él.

-Gracias, dijo Piper dedicándole una sonrisa.

-No hay de qué, le dijo Larry devolviéndole también una sonrisa.

Durante los siguientes 15 minutos que quedaban antes de iniciar su clase, los compañeros tuvieron la oportunidad de conocerse un poco mejor. Hasta ese momento Piper solo conocía superficialmente a Larry, pero en la conversación descubrió que era judío y además de estudiar era escritor FreeLancer; también un dato random: El chico se había tatuado un Kool-Aid Man en el trasero por perder una apuesta, de lo cual ella no pudo evitar reírse.

Viajando por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora