Hola, luego de más de medio año al fin me llegó inspiración para continuar con este fanfic, espero les guste.
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-¡ESTO ES INDIGNANTE!-. Chillaba Afrodita, llena de rabia y cólera, paseaba de un lado a otro como león enjaulado, con su elegante y bonito vestido blanco de seda que ajustaba a la perfección a su hermosa figura, resaltando los lugares correctos, agraciando y dándole ese encanto único en ella, que dejaba a todos los hombres perdidamente enamorados de su persona y a las mujeres las llenaba de admiración e inferioridad, la base de este acariciaba levemente el brillante y pulcro piso, sus sandalias resonaban fuertemente con cada pisada debido al enojo de la deidad, las joyas que poseía en sus brazos y muñecas la hacían verse aún más distinguida de lo que ya era.
Su largo, hermoso, negro y brillante cabello adornado con una tiara de oro y diamantes se movía con gracia con cada vuelta que daba la diosa, la cual se mordía la uña de su dedo pulgar derecho, su piel blanca como la nieve y brillaba de manera seductora, además de que se veía sumamente suave al tacto, incitando a cualquier ser inmortal o no, a caer en el pecado de la lujuria y el placer, aunque su ceño estaba fruncido a más no poder eso no opacaba en lo más mínimo la belleza de la que era poseedora, sus ojos azules metálicos reflejaban todo ese coraje que tenía Afrodita dentro de su ser.
Hace un momento había visto cómo los mortales habían dejado de ir a sus templos a rezarle y a idolatrar su belleza, habían pasado ya varios días desde que había recibido una ofrenda de parte de estos, pidiendo de esa manera que les fuera bien en el amor, ya casi nadie pronunciaba su nombre y si lo hacían era para compararla con Eren (Psique).
-¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE CREAN QUE ESA BASURA ES IGUAL DE HERMOSA QUE YO?! Esto debe ser una maldita broma... ¡¡¡YO SOY AFRODITA, LA DIOSA DEL AMOR Y LA BELLEZA!!! No puedo creer que esos tontos mortales se atrevan a blasfemarme a mí... A MÍ... siendo capaces de comparar mi belleza con la de ese ser inferior-. La pobre deidad no hallaba en qué desquitar toda esa rabia que albergaba, la pobre hasta temblaba sin control.
Podían verse muchas cosas tiradas en el suelo, así como frutas y ropa, joyas, etc. Todo dentro de ese enorme salón era un desorden, como si hubieran entrado a robar o algún animal salvaje hubiera tratado de escapar dejando un caos.
Las ninfas que servían a Afrodita estaban asustadas, nunca habían visto a su ama así, se mantenían en un rincón apartadas de la vista de aquella bella mujer, temerosas de que la diosa desquitara todo su enojo con ellas.
-Mira nada más este chiquero, pareciera que un tornado arrasó con este lugar-. Kenny, hermano de Kuchel (Afrodita) había llegado para visitar a su querida hermana, más nunca se imaginó que se iba a encontrar a la diosa tan colérica.
-¡CIERRA LA BOCA!-. Kuchel se había acercado a él de manera amenazante, por un momento el pobre se había sentido intimidado. –Tú no sabes lo que los mortales se atrevieron a hacerme-. La azabache no pudo contenerse más y empezó a llorar desconsolada debido al enojo e indignación que sentía, cayendo de rodillas a los pies de su hermano, cubriendo su rostro con ambas manos en un inútil intento de ocultar su dolor, sin embargo los sollozos y gemidos lastimeros la delataban.
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EL AMOR DE EROS
FantasyAlguien ha despertado los celos y la envidia de Afrodita quien se siente amenazada ante un ser inferior a ella, debido a la deslumbrante belleza que este posee, por lo que la vanidosa Diosa Griega idea un terrible y malvado plan para deshacerse de...