No tiene nada de especial. (Segunda parte)

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Después de hablar un rato más con Trevor me había caído muy bien, era muy mono cuando lo conocías (Aunque cabía destacar que tenía una boca muy sucia.) Tenía un sentido del humor muy parecido mío ya que nos reíamos de cosas que se podían considerar "Pesadas." Para un tipo de personas.

-Oye, muero de hambre. ¿Vamos a la cafetería? Aprovecho y te enseño el campus, también tienen unas enchiladas que te cagas.

No me parecía mala idea, después de caminar tanto merecía alguna recompensa.

Me levanté de mi cama y asentí con la cabeza mientras estiraba mis músculos. Suspiré y seguí a mi amigo azulado hacía fuera de la habitación. No había visto el pasillo de afuera porque para entrar no lo había recorrido.

Paredes pintadas de blanco, con algunos cuadros de caoba con la foto del fundador y su nombre bordado en un material dorado que apostaría que fuera oro. El piso estaba forrado con una alfombra roja de terciopelo con el cual algún día trataría de electrocutar a alguien como en las películas arrastrando mis medias por ellas.

Íbamos caminando y hablábamos animadamente a la vez que me mostraba algunos sectores de camino a la cafetería.

-Y esta. -Apunto con el dedo la puerta para luego empujar las puertas dejando al descubierto la sala más grande que había visto en mis diecisiete años de vida.- Es la cafetería.

Miré a todas direcciones recorriendo cada ángulo posible mientras trataba de no poner una cara de asombro como si nunca había visto algo igual-aunque era cierto- y intente no parecer una niña pequeña que acababa de ver por primera vez un globo. Trevor al darse cuenta de toda la atención innecesaria que estaba dedicándole al lugar puso los ojos en blanco y me tomó del brazo casi arrastrándome hacía una señora que estaba atendiendo a un grupo de chicos. El chico me paso una bandeja y elegí lo que me había parecido mejor: Una hamburguesa, dos pedazos de pizza, unas papitas y una Coca-Cola. La señora me lo pasó frunciendo el ceño ante mi y mi plato y soltó una carcajada.

-¿Cuál es tu nombre, dulzura? -Dijo la señora colocando sus gafas sobre su cabeza.

-Ágatha, pero me puede decir Ága.

-Ángel, ¿comes tanto? ¡Si estás muy delgada! ¿Sabes qué? me caes bien. Hace mucho no conocía a una chica que comiera así sin preocuparse de llevar una dieta. ¿Quieres una galleta? Van por la casa... Ah, casí lo olvidaba. Soy Greta. -Dijo la señora rápidamente con una gran sonrisa colocándome una galleta de chispas de chocolate en el plato.-

Solté una risita nerviosa y me despedí de ella hasta llegar a una mesa no muy lejos esperando que llegara Trev.

Justo cuando estaba por atacar mi hamburguesa, una chica rubia de ojos azules se me quedo mirando, mientras susurraba en el oído de una castaña y reían. Ya irritada, me puse de pie apoyándome sobre la mesa y chasquee la lengua llamando su atención.

-¿A caso no les han enseñado sus padres que es de mala educación señalar a las personas, y más murmurar?

La castaña me miro estupefacta mientras que su amiga se cruzo de brazos alzando una ceja.

-¿Me estas hablando a mí?

-Pues sí. No veo a ninguna otra persona, ¿o sí?

Se dirigió hacia mí a paso firme, y por su rostro pude detectar que estaba pensando que me retractaría por haberla corregido, pero no. Me mantuve firme.

-Mira, pitufa estupida. No deberías meterte conmigo, no tienes idea de quien soy ni lo que soy capaz de hacer. Yo puedo hacerte la vida cuadritos aquí.

-Haber, rubia de caja. ¿Quién coño haz creído que eres para venir a amenazarme a mí? Es patético, y no me molesta arrancarte esas extensiones mal unidas a tu cráneo que seguramente esta hueco.

Un silencio se creó, no sólo entre nosotras, si no en toda la cafetería. Todos estaban pendientes de lo que pasada entre la chica y yo. La morena se acercó a nosotros y tomo el pelo de ella, y luego de examinarlo un momento dijo:

-Madi, dijiste que no se notarían tus extensiones. -Me miro haciendo puchero.- Las mías también se notan? Dime la verdad y me las quito.

La rubia soltó un grito tan chillón que juré que mis tímpanos se quebrarían en cualquier momento. Y sin darme cuenta, una mano intento impactar sobre mi mejilla, pero la detuve por reflejo. <Gracias, Mark. No sé que haría sin las clases de karate> pensé.

-¿En serio? ¿No crees que es mejor tirar de nuestro cabello o algo así? Ah, espera. Los tuyos son falsos. -Me burle y sonreí con autosuficiencia.-

La chica se fue zapateando con su amiga detrás y suspiré. ¿Por qué me pasa todo esto en mi primer día?

ETHAN'S POV.

No podía dejar de reír por la forma en que Madisson había sido humillada y desenmascarada sobre el "cabello perfecto" que había estado presumiendo desde la secundaria. Pero realmente, no me interesaba para nada lo que le pasara a esa chica. Lo que había captado mi atención había sido la chica que la enfrento. Llevaba el pelo teñido de azul, lo cual es extraño. Y por lo que yo -y seguramente todo el mundo sabía- tenía carácter. Eso me gustaba.

-Hey, Eth. ¿De donde habrá salido ella? Le había echado un ojo en la fila de la cafetería, tiene un culo que... ufff.

Reí por los pensamientos de mi mejor amigo, Ryan. Era de esos chicos que en vez de pensar con la cabeza lo hacía con el pene, aunque yo no podía decir nada ya que yo también lo hacía.

-Ni porque es el primer día calmas las hormonas, idiota. Cálmate un poco, es una chica normal. No tiene nada de especial.

Aunque en el fondo algo me decía que esta chica no era para nada como las demás y yo mismo descubriría que tiene esta peliazul.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2014 ⏰

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La chica de ojos exóticos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora