1. No tiene nada de especial.

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Grandioso.

Llevaba tres horas buscando mi habitación, aunque mi inglés es fluido me duelen los pies y los lentes de contacto empezaban a irritarme los ojos.

Como desee en ese momento estar en Rusia, jugando con Sletva a las escondidas y trenzándole en cabello.

Sletva era lo más cercano que tenía a una hermana menor, y la única que había logrado derrumbar sus paredes y entrar a su corazón. La niña de siete años era mi vecina de piso en el antiguo apartamento donde vivía.

***

Cansada y muerta de hambre había subido hasta en cuarto piso donde residía casi arrastrándome por las escaleras. Después de unos cinco minutos de haber lamentado no haber optado por la opción de tomar el ascensor, llegué a mi destino.

Asombro adorno mi cara al encontrarme en la puerta de mi "hogar" a una pequeña con rizos dorados cayendo sobre su frente de forma rebelde con unos gigantescos ojos verde oliva llenos de curiosidad e inocencia.

-¿Buscas algo, pequeña? -Apoye una rodilla en el piso y me semi arrodille frente a ella para quedar a su altura.
Vacilo antes de responder por un momento hasta que hablo con voz chillona e hiperactiva:

-Estoy esperando a un extraterrestre que vive aquí.

No pude evitar fruncir el ceño y reprimi el impulso de soltar una carcajada sarcástica.

-¿Quién te ha dicho tal cosa?

-Mi mamá no me deja subir a éste piso porque dijo que vive un monstruo de ojos raros y asesino. Se fue a comprar algo para la cena y aproveche para venir a conocerlo.

Y en ese momento, mi curiosidad y ternura recién encontrada se esfumó para ser remplazado por el sentimiento de vacío y frialdad. En ese momento caí en cuenta de que la mamá de la pequeña tenía razón, eso era yo, un monstruo. Y eso que no sabe lo que realmente hago.

-¿Cómo te llamas?

-Svetlania, pero me dicen Svetla.

-Pues Svetla, lamentablemente tu madre te ha engañado. Aquí vivo yo. -Coloque uno de sus rizos detrás de su oreja. -¿Te parezco un monstruo acaso?

Hice un puchero haciendo que Svetla soltara una risita.

-No, ¡Eres muy linda! Y tus ojos son raros... Me gustan.

-Muchas gracias, tú también eres linda. ¿Quieres entrar en lo que llega tu mamá?

Un brillo iluminó su carita y sus ojos brillaron como estrellas verdes. Y asintió con la cabeza de forma impaciente mientras daba pequeños saltitos.

-Espera, ¿Cómo te llamas?

-Ágatha.

-Es un placer conocerte, Ága.

-El placer es todo mío, Svetla.

***

Tan sólo recordar ese día hizo que mi corazón se encogiera y me dieran ganas de tener su pequeño cuerpo estrechado en mis brazos.

Sacudí la cabeza tratando de sacar ese pensamiento de su cabeza y concentrarse en lo más importante y hasta ahora imposible: Encontrar su maldita habitación.

B-285, y sólo llegaban hasta B-270. ¿Qué se supone que debo hacer? Y en ese momento mi subconsciente que he empezado a odiar, me dijo la respuesta más obvia y desgraciadamente la más acertada: <Pregunta>.

Suspiré y me acerque a una mujer que al parecer era monitora del edificio.

- Disculpe, ¿Podría ayudarme a encontrar mi habitación?

Al parecer la señora notó mi aire de desesperación y asintió casi de inmediato. Le pasé el formulario y después de unos minutos me dio las indicaciones, al parecer mi habitación quedaba en un anexo del edificio. Así que bufé, maldije internamente a los edificios y arrastre mi equipaje hasta llegar a donde correspondía mi habitación.

Al verla, sentí como un coro de ángeles me escoltaban hacía el interior con canciones alegres y un brillo iluminaba la sala. el cual desapareció al igual que la tonada con una última nota desafinada.

Cintas amarillas con el mensaje "Peligro, no pasar" adornaban la mayor parte de la habitación de un extremo a otro. Se me acerco de repente uno de los trabajadores pasándome una carta:

"La habitación sufrió un problema de tuberías por una filtración de agua, por lo que l@s propietarios asignados, serán cambiados temporalmente hacía el edificio 531. Lamentamos los inconvenientes.

La dirección académica".

Mi**da. ¿Justo tenía que pasarme esto a mí? ¿Tanto mal he hecho en este mundo?

Cerré la puerta y miré a ambos lados asegurándome que no viniera nadie y cerré los ojos. No quería usarlo, no ahora. Pero no iba a seguir caminando de allá hacía acá, no más.

Traté de recordar el número del edificio donde tendría que vivir hasta nuevo aviso y al hacerlo, agarré el collar que mantenía oculto bajo mi blusa y tomé el símbolo de oro con forma de un rayo y cerré la mano a su alrededor. Apreté mis ojos al igual que el collar, sentí una ráfaga de aire que agitaba mi cabello y una punzada en el pecho.

Al abrir los ojos me encontré en una puerta que parecía de caoba bordada con diseños extravagantes y ronronee como un gato viendo una bola de lana nueva.

Abrí la puerta con pesadez y volví a mirar el papel, habitación 25. Por suerte estaba en el mismo piso, abrí la puerta y me pare en seco.

Había un chico con el pelo teñido de azul, un expansor gigante en la oreja y un tatuaje que envolvía todo su brazo izquierdo.

Al verme sus ojos tomaron un brillo de diversión que me causo un escalofrío, aunque no podía juzgar su apariencia ya que mi pelo estaba teñido de casi el mismo tono, aunque su color natural era negro, y tenía un tatuaje en forma de pulsera que cubría hasta casi un poco más arriba de mi muñeca.

-La mierda, gracias Dios. No me ha tocado una rubia p*ta como compañera de habitación.

Arqueé una ceja y después de lanzar en alguna parte de la habitación mi equipaje y mis zapatos quedando en calcetines hice lo mismo con mi cuerpo, tan sólo que lo lance a mi cómoda cama.

-Eres como mi versión femenina, que mona. -Soltó una carcajada y se sentó en la orilla de su cama mirándome fijamente.- ¿No piensas saludarme? Se supone que tenemos que ser mejores amigos y pintarnos las uñas mientras hablamos de chicos. Dijo con un tono de dolor fingido haciendo que soltara una carcajada.

-Eres como una bola en el zapato, cabeza de mora azul.

-Ja, ja. Que irónico que lo digas teniéndolo teñido del mismo color. Y para tu información soy Trevor, no niño cabeza de mora azul.

-Ágatha. -Dije sentándome frente a él y tendiéndole la mano la cual tomo y analizó al igual que mi tatuaje.

-Ruso, ¿eh? ¿Vienes de intercambio o algo por el estilo?

-¿Cómo sabes que esta en ruso? -Ladeé la cabeza y lo miré curiosamente para después negar con la cabeza. -No, no soy de intercambio. Sólo estaba algo... cansada de la monotonía, ya sabes.

-Suele pasar. Algunos padres con como una roncha en el culo, en especial los míos. Los cuales son rusos, por cierto.

-Ya. ¿Es tu primer año? -Asintió con l cabeza.- ¿Qué estudias?

-Ingeniería civil. -Hizo una mueca de asco.- Ha sido idea de mi padre y mi mamá se ha puesto de su lado. ¿Y tú?

-Arte, lo único que se hacer es tomar un lápiz.

La chica de ojos exóticos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora