Capítulo 1

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Alguna vez se han sentido como si el mundo se esmera en querer ignorarte y no importar cuánto esfuerzo le pongas o cuan bien haces las cosas es como si no existieras o quizás eso es lo que quieren hacernos creer.

~ Francelis R. Bealey N. ~

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Me desperté por el sonido del despertador notificándome el comienzo de un nuevo día. Luego de 10 minutos replanteándome la vida entera y procesando que estoy despierta, me levanto y me dispongo a alistarme para poner mi día en marcha. Una vez ya aseada, peinada y vestida, me dispongo a correr. Sip, no leíste mal, me gusta correr, sentir el viento en mi piel, respirar el aire frío, despejar mi mente. Muchas personas creen que porque sea una chica curvy no me gusta ejercitarme ni comer sano, pero nada más lejos de la realidad. Me gusta cuidarme física, mental, emocional y espiritualmente, esta última no soy muy devota, pero reconozco su importancia. En el pasado había luchado con mi peso haciendo dietas estrictas, dejando de comer e incluso tomar supresores de apetito, matándome de hambre y desnutriéndome sin obtener los resultados anhelados. Por lo que he aprendido a aceptarme tal y como soy y no discúlpame por ello.

Tome las llaves y mi billetera y salí del departamento. Ya he mencionado que me fascina correr. Ese sentimiento de adrenalínica corriendo por tus vasos sanguíneos, cada latido, respirar el aire fresco del alba perfumado del exquisito aroma de los árboles regados por el roció de la mañana en cada respiración, escuchar la música a través mí mis auriculares inalámbricos, La paz que me inunda, es simplemente invaluable.

A lo lejos visualizo un hermoso parque, en el que se puede a preciar un pequeño lago de aguas cristalinas adornando el magnífico paisaje. Respiro profundo en un intento de regular mi respiración. Me acerco a una pequeña banca con vista al lago para meditar una poco, me hará bien.

Mientras divagaba en mis pensamientos, siento la presencia de alguien acercándose. Mi primera impresión fue de que un árbol se movía, esta inmediatamente fue descartada puesto que lo árboles no caminan. Una vez recobro mis sentidos, torno mi mirada a la persona que está a mi lado para toparme con él ser más hermoso que mis ojos hayan visto jamás. Sinceramente creo que debería ser ilegal ser así de guapo, era alto, de tez clara pero con un ligero broceado que lo hacía casi irreal, ojos azules como el mar Pacífico capaces de ver el alma, una sonrisa divertida en el rostro dándole un aspecto relajado.

— Disculpa, está ocupado este sitio?— pregunta mientras apunta a el banco, siempre manteniendo la sonrisa.

— No, puede — digo haciendo ademán para que tome asiento.

—Gracias— replica en respuesta tomando asiento. — frecuenta usted este lago? No creo haberla visto por esto alrededores antes. —

—Es la  primera vez que tomo este camino. — contesto sin entender muy bien la razón por la que le doy información personal a este extraño. Por alguna razón su sonrisa me inspiraba confianza, como si de cierta forma mi corazón supiera que podía confiar en él. — y usted, frecuenta este lugar?— interrogo en mi intento vago de crear conversación.

— De hecho, sí. Esta vista ayuda a relajarme, vengo siempre que puedo a disfrutar de ella. — contesta en respuesta. — Me llamo Christopher — se presenta.

—Adara — me presento. Así pasamos unos minutos tomando aire y conversando amenamente hasta que llegó la hora de despedirme, pues hoy me esperaba un largo día. Disimuladamente miré mi reloj que marcaba la cinco y tres cuartos indicándome que aún tenía tiempo. Tome la iniciativa y me paré de la banca provocando que él imitara mi acción. Tornándomelo a su dirección me despido.

—Es momento de despedirnos. Ha sido agradable conocerte el día de hoy, espero que nos veamos en una próxima ocasión. Fue un placer compartir este momento contigo— expresó en un intento de culminar nuestra conversación sin ser descortés o abrupta y honestamente anhelando un reencuentro.

— El honor ha sido todo mío, y verdaderamente espero que nos volvemos a encontrar pronto— dice mientras me dedica una suave y gentil sonrisa.

Luego de las despedidas, emprendo mi camino de regreso a casa cuando una descabellada idea cruza por mi cabeza.

"Lo más probable es que nunca lo vuelvas a ver, entonces porque no tomar el riesgo? No tienes nada que perder." Concreta mi consciencia.

Respiro profundo, como buscando fuerza, esperando no arrepentirme de lo que estoy a punto de hacer.

En un arrebato de valentía giro en su detección, quedando a sólo unos pocos metros de él y le digo en tono provocativo — Que tengas un día casi tan hermoso como tú— e instantáneamente me arrepentí de haber pensado en voz alta. Inmediatamente después de haber pronunciado esas palabras salí corriendo de ahí sin siquiera escuchar su respuesta.

Qué demonios acababa de hacer?

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Hasta aquí el primer capituló. Espero que les gusta esta historia que fue hecha con cariño para usted mis queridos lectores. Soy nueva en esto así que espero su apoyo. Los estaré leyendo en los comentarios.

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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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