Capítulo 6-Nuevos comienzos

53 13 48
                                    

Estoy muy nerviosa. Ha amanecido un nuevo día y hoy me darán el alta después de la sesión de fisioterapia si todo sale bien. Espero estar en plenas condiciones hoy, porque tengo que pedirle disculpas a Dante por el espectáculo del otro día, pero aunque quisiese haberlo evitarlo no hubiera podido porque me sentí realmente mal. Me he despertado con energía, a pesar de que no pueda mover apenas los músculos de las piernas. Ayer sentí como si se moviesen, pero después de consultarlo con la enfermera de turno, me dijo que eso era normal, que eran espasmos involuntarios y que seguramente los tendría a menudo por lo que me quitó todas las ilusiones. Pero eso no quita que hoy me haya levantado positiva y pienso darlo todo en esta sesión para que Dante vea que me estoy esforzando al maximo. Ya es casi la hora, estoy tan nerviosa que parezco un niño cuando va por primera vez al colegio. Tengo sentimientos encontrados. Suena la puerta y mi madre corre abrir extrañada de que Dante no abra la puerta como la última vez, pero lo que veo tras de ella, me deja descuadrada.

Una chica entra con el típico pijama blanco y en un bolsillo se puede leer claramente fisioterapeuta y una placa con el nombre de Cristina cubre su lado derecho. Yo me siento desfallecer ¡Qué desilusión me acabo de llevar! Seguro que Dante a pedido el cambio.

—Buenos días, mi nombre es Cristina y yo seré tu fisioterapeuta estes días—dice resuelta, ayudándome a bajar de la cama para ponerme en la silla.

—Yo pensé...esto Pensé que sería Dante el que vendría a buscarme—concluyo nerviosa.

—No, ha tenido algunos contratiempos y el director me ha pedido que ocupe su lugar estos días—dice la chica sin darle importancia.

Yo me pongo triste de repente. No puedo creer que tras una sesión me haya abandonado. Vale que yo tampoco lo hice bien echándole encima el desayuno, pero pienso que tampoco ha sido para tanto como para cambiar tan pronto podría haber esperado a la próxima sesión si eso. Miles de preguntas me invaden porque no sé qué pensar ni cómo actuar.

Con los nervios ni me había fijado en el gran bulto que porta en su barriga, por lo que deduzco que está embarazada y le quedará poco para dar a luz. Ella se queda viendo hasta donde tengo puesta mi vista y una sonrisa surca su rostro.

—Sí, estoy embarazada por lo que puedes ver. Será un niño y lo llamaré Neizan—dice orgullosa.

Yo me siento amargada por unos momentos, porque siempre quise ser madre, aunque ahora fuese un poco pronto. Pero ahora debido a mi estado, jamás lo podré ser.

Cristina parece que conoce mi aturdimiento e intenta tranquilizarme y quitarle importancia al asunto para no hacerme sentir más mal de lo que ya estoy.

—Discúlpame. No quise importunarte con mi alegría. Me ha costado mucho quedarme en estado después de intentarlo repetidas veces y al final he tenido que recurrir a la fecundación “in vitro”. A veces parece que no tengo filtro y suelto cada cosa que se me pasa por la cabeza. Lo siento—dice avergonzada por haber sacado el tema.

—No te preocupes es normal. Comprendo tu alegría y te doy mi más sincera enhorabuena—digo sincera, porque se ve que lo ha pasado mal.

Presiento que me llevaré bien con esta chica. Me recuerda un poco a Mariam en eso de que suelta lo primero que se le pasa por la cabeza, sin pensar en las consecuencias.

Me despido de mi madre que está embobada mirando su móvil. La verdad que últimamente la noto un tanto despistada y sonriente, pero bueno me alegro por ella. Desde que se ha separado de mi padre no ha vuelto ha ser feliz y ya va siendo hora de que lo vaya siendo, porque hace dos años que ha pasado por su divorcio. Ella me da un beso y dice que me esperará en la habitación después de arreglar todo el papeleo. Hemos estado hablando estos días y me tendré que ir a vivir con ella. Por mucho que me guste mi apartamento no podré volver allí porque es un segundo sin ascensor y debido a que no hay montacargas, no hay nada que pueda hacer así que no podré vivir allí. La casa de mi madre por el contrario, es de una sola planta y muy abierta, pero con la decoración algo obsoleta para mi gusto. Reconozco que en los años ochenta, puede que se llevaran esas cosas, pero ahora es todo bastante deprimente. Aunque no me quedará más remedio que adaptarme.

Una oportunidad para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora