EPISODIO UNO: JASON

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Odio este momento del día, cada vez que escucho el sonido de mi estúpida alarma, desearía arrancarme la cabeza para así poder descansar eternamente. Con solo imaginar lo aburrido que será mi día, me siento cansado. Debería ser ilegal despertar a alguien a las seis de la mañana solo para ir a la estúpida escuela.

Sin poder abrir bien los ojos por los rayos de sol que entran por la ventana y me golpean en la cara, apago sin dificultad el despertador con una sola mano. Antes me costaba poder encontrar el botón para callar la alarma, pero ya con años de practica, puedo hacerlo hasta de manera inconsciente.

Se escucha que tocan a mi puerta. Intento ignorarlo cerrando los ojos, y esperando que solo sea una mala pesadilla.- Hijo, ya es hora. Apresúrate, hoy te llevará tu papá.- dice mi madre con una energía desde fuera de la habitación. No sé cómo es posible que pueda tener una buena actitud a estas horas.- Tienes 15 para levantarte y desayunar.- agrega antes de alejarse de la puerta.

Me niego a creer que estoy despierto. Ni si quiera siento que dormí lo suficiente. Me pellizco el brazo para comprobarlo... sí, estoy en una pesadilla, y la pesadilla tiene un nombre, la vida real.

Es mejor que me levante ya, o si no mi padre vendrá a gritarme. Él es una persona distante a nosotros desde que tengo memoria. No recuerdo haber compartido algún momento padre-hijo con él, además de llevarme a la escuela, pero lo hace porqué mi madre lo obliga, no por voluntad propia. Ni si quiera alguna conversación. Ahora que tengo 16 años, es un poco más difícil. Yo entendí que no quiere crear vínculos con nosotros, y lo respeto. Tendrá sus motivos, pero si un día se arrepiente, deberá entender que yo tendré mis motivos para hacerle lo mismo... en fin. Me después de un par de minutos para conseguir fuerzas para abrir los ojos, me levanto de la cama. Por suerte puedo ahorrarme el esfuerzo de ponerme el uniforme de la escuela, siempre duermo teniéndolo puesto. 

Salgo de la habitación, entro al baño, el cual se encuentra justo al lado derecho de mi cuarto. Cierro la puerto seguro, y me dispongo a hacer mi orina matutina.  Si por alguna razón el despertador llegará a funcionar, tengo la "suerte" de que mi cuerpo creo su propio despertador, haciendo que siempre me den ganas de orinar a las 6:05 AM. Tal vez ese es mi super poder. Termino de orinar y me pongo enfrente del lavabo. Me veo en el espejo que está colgado en la pared, como cada mañana. Abro la llave del lavabo, tomo agua con mis dos manos haciéndolas en forma de cazuela, y me mojo la cara. Listo, ya estoy bañado. Tomo la toalla que está a un lado, y me seco la cara. No me peino ya que no lo necesito, mi cabello es tan corto que no hay manera de que se despeine o de moldarlo a mi gusto. Todo por la escuela.

Al entrar al comedor, veo a mi padre y a mi madre sentados en la mesa desayunando un plato de huevos con frijoles, cada uno. A un lado de mi padre, se encuentra mi plato, en cambio a un lado de mi madre, no hay comida.- ¿Mi hermanó no piensa desayunar?- Pregunto mientras tomo asiento en la mesa.

-Ya terminó-responde mi madre antes de beber de su taza de café.

-Él si se levanta temprano.-agrega mi padre sin mirarme y sin dejar de comer.- deberías aprender algo de él.

Ignoro a mi padre, aún cuándo me molesta que siempre éste enalteciendo a mi hermano, y por una parte lo entiendo, mi hermano es una gran persona, no lo admiro, tampoco intento ser cómo él. Tampoco somos tan diferentes, la cosa es que pareciera que para mi padre, mi hermano fue un hijo planeado, en cambio yo no. Aunque si eso fuera verdad, el cariño que él sentiría hacia mí, no cambiaría tanto.  En cambio mi madre es diferente a él, tampoco nos dio buenos recuerdos de la niñez, o alguna plática o frase que nos cambiara la vida, pero por lo menos ella cuida de nosotros.

-Nos vamos en cinco.- me dice mi padre mientras se levanta de la mesa dejando su plato. Sale del comedor.

Mi madre solamente suelta un suspiro al ver que él no puede ni si quiera llevar su plato sucio al lavavajillas.- solo porqué trae dinero a la casa, si no, ya lo hubiera corrido.

-¿Por qué quieres que él me lleve a la escuela?- Pregunto serio.- Los viajes con él son demasiado incómodos y parecen eternos. Además, puedo irme solo. Ya tengo 16. 

-Jason, no creas que lo hago para fastidiar o para obligarlos a que se hagan los mejores amigos.-responde.- Lo hago porqué la ciudad no es muy segura, y no estaría tranquila sabiendo que algo te puede suceder.

-Si algo llegará a suceder en el camino, créeme que él daría su vida por mí.

-¿Y tú la darías por él?- pregunta con un tono serio. Aunque no le tenga gran afecto, tampoco lo odio, es una palabra muy fuerte para mí, más bien no siento nada por él, pero tampoco dejaría que le sucediera algo enfrente mío. Tardo unos segundos en responderle a mi madre, y cuando estoy a punto de hacerlo, ella se pone de pie.- Solo piensa que es por tu seguridad. Ahora ve y lávate los dientes. 

Aunque me duela aceptarlo, ella tiene razón. En las ultimas semanas la ciudad Central no ha estado en sus mejores momentos. Ah habido ataques terroristas en la ciudad, asesinatos desde niños, hasta gente mayor, y los Soldados-R no han logrado descifrar el motivo de todo el caos, aunque yo tengo mis sospechas de que ya lo saben, pero no lo dirán hasta detener a los culpables. Pero hasta que todo se resuelva, tendré que convivir con él.

Al terminar de cepillarme los dientes, entro a mi habitación, tomó mi mochila, mi celular, y mis audífonos. Mientras salgo de mi cuarto, conecto los audífonos a mi celular, y reproduzco música. Salgo de la casa, y entro al automóvil de mi papá por el lado del copiloto. No es un auto del año, pero tampoco está tan mal. Tiene un par de rayones, principalmente en la puerta del conductor, ya que tiene la costumbre de estacionarse en lugares muy cerrados, y abre la puerta sin fijarse, y termina lastimando su auto.  Todo el automóvil es de color rojo, a excepción de los parachoques adelantes y traseros, que son de color negro. En mi gusto personal, prefería el color antiguo del auto, blanco, es mi padre es tan flojo, que no le gustaba lavarlo. 

En todo el viaje no nos decimos ni una sola palabra, y aunque yo éste escuchando música con mis audífonos, el ambiente no deja de ser algo tenso. Si no tuviera mis audífonos, no sabría que hacer. Lo único que escucharía, el motor del automóvil, fuera de eso, nada, ni si quiera el sonido del exterior, ya que a él no le gusta abrir las ventanas, pero tampoco le agrada encender el clima, así que en días de extremo calor, o de un fuerte frío, tenemos que aguantarnos.  Después de una eternidad, por fin llegamos a mi preparatoria. El viaje realmente solo dura diez minutos, si hay tráfico, puede llegar a durar casi el doble, pero yo siempre lo siento cómo si pasarán horas, o incluso días. Como siempre, salgo del automóvil, y ni si quiera nos despedimos, o nos deseamos suerte en nuestro día, es cómo si fuéramos unos completos extraños.

De solo ver a todos los alumnos entrar a la preparatoria, sin ánimos, me lo contagian aún más. Desearía no poder entrar, y podría hacerlo. Mi padre ya no está, y no veo a nadie que pueda reconocerme, el problema es que en la entrada tienes que escanear tu identificación de la escuela, para así avisarle a tus padres que ya entraste. Se me escapa un suspiro de desilusión mientras me resigno y camino a la entrada de la preparatoria.

Héroes-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora