Reinos unidos por la salvación

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Lamento todos los años de espera, realmente durante todos estos años pasaron muchas cosas, pero las ganas de al menos terminar la historia siguen intactas.

Mis disculpas mas sinceras, espero sus comentarios y votación, si tienen alguna idea, queja o recomendación pueden darmela <3

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La tormenta de nieve azotaba el reino como un mal presagio, las persianas de madera golpeaban las ventanas con fuerza como si desearan romperlas. Los aldeanos trataban de calentar sus hogares con las chimeneas, pero no todos se habían salvado de aquél golpe de temporal, muchos se quedaron sin casa, otros sin calefacción, todas aquellas personas eran recibidas en el palacio y acobijadas.

Elsa caminaba de un lugar a otro, sus tacones golpeaban con fuerza la madera del piso, su hermana llevaba días deprimida y Kristoff solo comenzaba a ser un dolor de cabeza en esos momentos. Suspiró. Nada mejoraba pero si parecía querer empeorar.

El palacio se encontraba lleno de vida tanto por los ciudadanos que lo habitaban por el clima, como por los sirvientes que se encontraban alegres al ver tanta gente en el lugar, las risas y corridas se esparcían por cada pasillo, cuarto y lugar que pudiera haber.

Anna miraba por la ventana, sus manos abrazan sus brazos tratando de generar calor y combatir aquél frío que no sabía la manera de derrotar, su cuerpo tibio, su corazón helado, su pecho apretado. Los últimos días solo recordaba lo sucedido, el cómo huyó sin encarar, como escapaba de él cada vez que aparecía -o lograba acercarse- para contarle su versión, pero ella se negó a cada una de ellas. Llevó las manos sobre su vientre tratando de no llorar, debía ser fuerte y no solo por ella, si no por el bebé que crecía en su cuerpo.

Cerró los ojos con fuerza, nada estaba resultando como había deseado y planeado, pero solo quedaba seguir mirando al frente, además su hermana siempre estaría para ella ¿no? A su hijo no le faltaría nada en su vida, recibiría la mejor educación en todo lo que pudieran darle. Cariño no le faltaría, al contrario, le sobraría por toda la gente del reino y amigos.

La reina entró al cuarto de la princesa, sabía que tocar sería inútil así que lo mejor sería saltarse aquél protocolo que le prohibía muchas cosas. A paso seguro se adentró al cuarto hasta quedar detrás de la menor, posó las manos sobre sus hombros y suspiró.

—Deberías colocarte una capa o algo, comienza a helar —aconsejó de manera maternal acercándole una manta tejida y posándola sobre los hombros.

—El frío que siento en el corazón no se puede comparar con el que me da este temporal —respondió mientras una lágrima lograba salir y rodar por la mejilla sonrojada de la joven.

—Ese frío desaparecerá tarde o temprano Anna, pero el otro frío puede hacerte enfermar...

—Ambos pueden enfermarme, Elsa, sé que debo seguir adelante, pero no estoy segura que podre...

—¡Anna, no digas esas cosas! —Vociferó molesta al saber la dirección que la charla tomaba —a este pequeño ser que ésta creciendo en tu vientre, no le faltará nada al estar rodeado de tanto cariño y punto. Ahora, en unos minutos te traerán la comida y debes comerla, nada de negarte esta vez —mandó con el semblante serio para finalmente salir del cuarto.

La colorina se sentó al borde de su cama mientras se acomodaba la manta para poder abrigarse mejor, su hermana tenía razón, no había motivo para preocuparse por cosas que aún estaban algo lejanas. Mente positiva, pensamientos positivos.

Anastasia esperaba a Elsa en el cuarto de la reina, mientras trataba de no golpear a Jack, quien giraba sobre sus talones de un lado a otro sin poder estar quieto, el lugar se veía completamente diferente a como él lo recordaba: hace más de quince años. Sus ojos azules se posaban en cada objeto del cuarto mientras tocaba con sus manos. Hace muchos años que no podía sentir todas las cosas al ser un espíritu, pero eso había cambiado y volvía a ser un joven apuesto en quien corría sangre y los golpes dolían.