Suspiro. El agobiante sonido que fluye por su garganta y escapa entre los dientes filosos aflora el aura de agotamiento que tiene la heroína Ryukyu mientras surcaba los aires por la ciudad en su forma dragón, indagando de que actos en el día de hoy la tendrían pendiente de alguna actividad en su labor heróica.
Dirigió una mirada simple hacia cierto sector en la lejanía. El área marginal era un lugar peligroso, ajeno a la vigía de los héroes y oficiales de policía por el sin fin de problemas que generan los enfrentamientos contra los yakuzas y traficantes del lugar. Aún así, se lucha desesperadamente por detener sus actos fuera de dicho círculo.
"¡Ya sabrán cuando los atrape, malditos niños desgraciados!"
Bajó la vista nuevamente, procurando no perderse ningún movimiento en su patrullaje, más se sorprendió al ver como un hombre corría detrás de unos niños que huían despavoridos, sosteniendo unas frutas y portando unos harapos maltrechos.
Negó sutilmente al suponer de dónde provenían, por lo que se dispuso a reducir su vuelo y destransformarse. Al tocar suelo, los niños que huían se detuvieron frente a ella, espantados. La mujer los miraba con una sonrisa suave mientras observaba al hombre de atrás que llegaba hasta ellos, exhaustos.
"¿Qué es lo que ocurre aquí, jovencitos?" Consultó con amabilidad la dama de 26 años al notar que los menores se intimidaban por su presencia, así como también se abrazaban entre sí y mantenían distancia. Le preocupaba tener que indagar en la vida de estos menores, pero no podía hacer algo más que suponer que se encontraban bien.
"¡Esos niños me robaron la mercancía! ¡Siempre lo hacen! Díos... Necesito respirar..."
Notando la situación evidente, la mujer miró a los niños que comenzaron a tironearse mutuamente para huir, más la mujer los miró y negó suavemente.
"¿Tan grave es como para llegar a esto? Si podemos resolverlo fácilmente con una compra, yo les pagaré lo que se llevaron ellos. ¿Le parece aceptable?"
"Supongo... Nunca me queje, ya que son del sector "Rojo". Entiendo que es ser abandonado. Pero eso no es excusa para burlarse de mí mientras se llevan mis frutas."
La mirada de sorpresa y preocupación de ella llegó a los tres niños que bajaron la cabeza, avergonzados, retrocediendo lentamente.
"Resolveremos esto de inmediato... Ustedes tres... ¡¿Dónde...?!"
La mujer volteó, notando que los niños habían desaparecido, por lo que soltó un gruñido de disgusto, amargada por no poder haber hecho algo, y siguió al hombre con la finalidad de pagar lo secuestrado.
Recorriendo las calles entre bromas, mordiscos y burlas, los niños llegaron a la división de territorios entre la ciudad y los barrios.
Avanzando por callejones y espacios estrechos, llegaron hasta una especie de tallee de aspecto demacrado. Acostado en la entrada, un perro grande y viejo se mostraba disfrutando de una siesta pacífica.
"¡Hola, Ruppert~!" Anunciaron a unísono mientras se adentraban al lugar, sin esperar respuesta del can, que reaccionó unos minutos más tarde soltando un pesado ladrido apagado, volviendo a dormir.
Dentro del lugar, unos chispazos resonaban en la zona por el trabajo de soldadura que se realizaba sobre una mesa. Tras finalizar su trabajo, alzó la máscara, denotando unos brillantes ojos verdes convencidos de la obra. Sin embargo, soltó un pesado suspiro agobiado al oír a unos niños acceder a la casa.
"¿Qué hacen aquí? Les dije que no vinieran si tienen problemas encima." Comentó a la nada el sujeto mientras seguía trabajando en la pieza frente a él. El sonido que hacía al hablar resonaba en todas partes por ser un sólido choque metálico constante.
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Dragón. [Lostverse]
Fanfiction[ Arco I ] Se suponía que Ryuko tendría un día claramente tranquilo y pacífico. Ir, explorar la ciudad en búsqueda de criminales y volver. ¿Cómo y cuándo fue que las cosas terminaron en un guerra contra todo un territorio en mano de Yakuzas y de la...