II - Dos trompetas para preocupar.

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Suspiro agobiado. El exuberante sonido, junto al apestoso aliento, que fluye por su garganta y escapa entre su boca abierta. Esto deja a relucir unos enormes y filosos dientes metálicos que tienen la forma de una terrorífica sonrisa que jamás se remueve del rostro de Tokage. Más conocido como "Tokage no egao". Criminal de bajo mundo. Implicado en robo y asalto agravado a un camión de dispositivos de Shield.

Su única gran característica destacable es su boca. Una aterradora sonrisa metálica que abarcaba toda la mandíbula de largo. Era tan aterrador y sobrepasaba los límites del rostro humano al denotar que sus mejillas no existían.

El sujeto de cabellera verde grasosa y muy amarañada se estiró momentáneamente, tronando partes de sus huesos que se acomodaban al esfuerzo. Luego subió una de sus manos a su cabeza, rascándose momentáneamente por el sin fin de piojos que lo atocigaban, para finalmente abrir los ojos verdes que tanto resaltaban su apariencia.

Sus ojos, vagos de anhelos concisos o deseos benévolos, se denotaban carentes de un brillo vital. Se encontraban envueltos en tristeza, desesperanza y decepción. Eran la representación de algo roto.

Su mirada se posó sobre el techo del edificio. Tokage vivía en un abandonado y demacrado taller del distrito rojo, donde se mantenía alejado de los problemas que no lo llamaban en ese momento.

"¡Algún día tendrás que entrar en acción y mostrarte junto a mí! ¡Deberás estar listo para ello!"

Las palabras de Stain seguían estancadas en su cabeza. Un duro recordatorio de lo que le debía por ocultar su identidad y vergüenza del mundo...

Antiguamente, él se había llamado Izuku Midoriya. Único testigo y sospechoso de la muerte de sus padres...

Dirigió una mirada directa a la ventana, hacia cierto edificio en la lejanía. El distrito de los yakuzas. Debía entregar el pedido antes de la hora.

Era un hecho para todos que el "Área Roja" era un sector peligroso. Aquel que osara intentar entrar o salir, recibiría una bala en la cabeza por seguro. No podías hacer nada más que aceptar tu destino en este lugar... No había más nada por hacer.

"Parece que hoy también lloverá..." Dijo a la nada misma mientras sus dientes metálicos chocaban entre sí con cada palabra. Sus ojos miraban seriamente la tormenta sobre la ciudad. Era cuestión de tiempo para que algo nuevo ocurriese.

La vista volvió a su trabajo. Una pistola de dardos que había sido encargada para su producción por el grupo de yakuza "Ocho Preceptos de la Muerte". Tenía un sistema de plegado e inserción de proyectil, siendo similar a una pistola de dardos.

Él llevaba poco tiempo colaborando para esta organización con el fin de que lo dejaran tranquilo. Kai Chisaki, líder del grupo, logró distinguirlo hace poco más de un mes cuando Tokage había decidido intentar escapar de la zona roja una vez. Desde entonces, con presión agresiva, Kai técnicamente obligaba al sujeto a trabajar para él.

Lanzó un último suspiro y decidió salir ya mismo del lugar. Tomó una especie de túnica con capucha negra y salió del taller, subiendo los pequeños escalones de madera, rechinando. Al llegar a la pequeña sección que era la entrada, vió a Ruppert acostado y roncando.

"Volveré pronto, Rupp. Descansa." Dijo sin esperar respuesta del can, que reaccionó unos segundos moviendo la cola y soltando un pesado ladrido apagado, volviendo a dormir.

Al salir, se acomodó una especie de antifaz y comenzó a avanzar con una pequeña maleta en mano... Fue entonces que dió dos pasos a la calle, que notó desde el techo de chapa de una casa como un sujeto se asomaba, escondido. Notó a otro en el siguiente, por lo que chasqueó la lengua y comenzó a correr, evitando para su suerte un disparo de un revólver y la risa sofocante de lo que parecían ser gemelos.

Dragón. [Lostverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora