navegando entre las olas de su voz, admirando los destellos de su mirar. si pronuncio su nombre, el firmamento cela por no tener tal ángel en aquellos lares. de dulce sonrisa que te recuerda a la más tierna infancia, con dos margaritas emergentes de las afelpadas y abultadas níveas mejillas que sientes el deseo de acariciar, mas con miedo, pues a tal delicada tez, temes fracturar. el puente que une el corazón con la razón que aguanta tal cabecita, está adornada de algunas tiernas salpicadas sin manchar tal armoniosa perfección. la llama que late en su pecho se torna cálida con mi tacto.
una palabra que no escuché se desliza de sus labios y se pierde en el cálido ambiente al ser escuchado por mi persona. porto mi mano hacia su rostro, limpiando el pequeño copo de nieve que majestuosamente se había posado sobre la punta de su nariz. sus mejillas se tornar carmín por el frío y la vergüenza que siente cuando le mimo. tomo sus manos abrigadas con guantes y las transporto a mi rostro, donde suavemente destapo sus manos y beso los nudillos mientras cierro los ojos. escucho como ríe suavemente y vuelvo a tapar sus manos para llevar las mías a acunar su afelpado y dejar un inocente ósculo sobre sus abultados pétalos.
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apotegma.
Poetrysimples pensamientos. (c) scenoa arte: mrs. edmond kelly, 1889, de john singer sargent