Algo en él fue distinto a los demás, no sabía cuál o qué cosa era ese «algo» que llamaba mi entera atención.
Decidí conocerlo y él se dejo conocer, me enseñó cosas maravillosas y compartió conmigo lo más valioso e irrecuperable que tenía... su tiempo.
Él tiene los ojos más resplandecientes que nunca antes vi, unos tiernos y rojizos labios que resaltan en su pálido rostro, su cabello es brillante y realmente suave, su físico lo hace magnífico, pero sus cualidades y virtudes lo hacen extraordinario.