ooi. El anuncio del año

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i. El anuncio del año.

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Leonie de Castilla.

El castillo volante estaba rodeado por las mismas nubes de siempre, cualquiera diría que eran ellas las que lo mantenían sujeto y no la magia. El sol mandaba solemnes destellos que hacían lucir al antiguo y místico castillo aún más mágico pese a la clara iluminación. Las paredes de piedra maciza y repletas de vidrieras medievales que representaban memorables escenas sobre la historia colegio brillaban y se movían hechizadas. Largos metros bajo dicho castillo, puntiagudas torres asomaban sobre la tranquila balsa de aceite que siempre era el mar en los alrededores del colegio mágico. Si te adentrabas en lo profundo y desconocido bajo el agua y sabías dónde y cómo mirar divisarías el castillo que había bajo el mar. Sus vidrieras te dejaban ver la cantidad de misterios que el mar escondía a los más cautos e inteligentes.

Entre ambas residencias, en pleno aire y a la distancia justa entre las dos, había un gran salón con capacidad de una cantidad indecente de magos. Dicha enorme sala era totalmente abierta y desde su posición veías todo a la lejanía. Era el comedor y el salón de celebraciones, donde todos los estudiantes se encontraban a las horas de comer y en celebraciones importantes.

El tacto de la roca en las paredes sería reconocible para cualquiera de sus alumnos, rugosas y repletas de imperfecciones causadas por los mismos estudiantes a lo largo de los siglos desde que el colegio fue construido. El olor era completamente diferente a cualquiera de los olores en todo el mundo, porque no era un olor en esencia, era el hecho de lo que respirar en ese ambiente te provocaba. La esencia a pura magia. Si prestabas atención podrías escuchar los suaves murmullos de pasadas generaciones de alumnos que habían vivido y aprendido en él.

El colegio no era solo una inanimada edificación construida con la idea de impartir enseñanza en ella. No; Lyberfero era más que eso, si sabías como escuchar percibirías el lejano pero presente palpito de un corazón vivo.

Juana de Castilla había creado algo más que una importante escuela de magia. Juana le había dado parte de su vida a la construcción, con el deseo de pervivir en el mundo hasta que este se acabase.

Pero ningún estudiante paseaba ahora por esos pasillos. Los miles de alumnos que vivían en el internado se encontraban fuera de ambas edificaciones observando impacientes por el inicio del partido de apertura que se realizaba al llegar el primer día.

En las gradas que se alzaban sobre el mar entre ambas viviendas se encontraban, prácticamente al completo, todos los alumnos de Lyberfero. La expectación y la emoción recorría los cuerpos de jóvenes y adultos magos que trabajaban allí. Si conseguías alejar tu mirada de la impresionante aglomeración de magos divisarías una cabina completamente transparente e insonorizada para alejarse del ruido exterior, allí se encontraba la comentarista del partido de Pilaffuga.

Pero nuestra historia no empieza ahí, o por lo menos no esta. Varios metros bajo todo el gentío mágico y bajo unas cuantas toneladas de agua líquida hallábamos dos equipos, uno de blanco y otro de negro separados en dos vestuarios. Si viajamos hasta el vestuario del equipo de blanco encontraremos a nuestra protagonista.

—¿Entonces utilizamos la táctica "L"? —preguntó con confusión una chica de pelo rubio y muy corto.

—Si, Sofía —contestó con tranquilidad mientras posaba sus pies recién descalzados en el suelo.

STARDUST ✯James Sirius Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora