La mansión de los Güeverdineis

Capítulo 1

Cuenta la leyenda que la mansión de los Gueverdineis está habitada por el fantasma de la señora Saturday, antigua dueña de la casa y que despertó nada más instalarse la nueva familia. A los días de instalarse los Gueverdineis tuvieron una hija a la que llamaron Cristina y la cual recibió una visita inesperada unos meses después de nacer, Saturday buscaba a la persona más débil de la familia para maldecirla y así librarse de sus ataduras a la casa, cuando encontró a la pequeña reposando plácidamente en su cuna la maldijo sin pensárselo más. Saturday con estas palabras despertó a la niña:                                                                                                     -el dia de tu 20 cumpleaños morirás apuñalada por un ejército con sed de venganza- al instante de acabar Saturday se fue y cristina empezó a llorar, los padres subieron rápidamente a calmarla y encontraron un trozo de terciopelo verde enganchado en la cuna. 

Cristina vivió feliz y sana, hasta que cumplió los 10 años, fue encerrada en la torre más alta de la mansión por Saturday, la única razón de ello fue que la quería ver la llegada del ejército y cómo la mataban desde lo más cerca posible, ya que si estaba fuera de la casa no la podría ver por su incapacidad de salir de ella. La chica, aterrorizada, intentó escapar de la torre por todos los medios posibles, al final toda la torre quedó bañada por su sangre ya que llevaba casi una semana intentando todo lo que se le ocurría, desde intentar abrir la puerta a golpes, hasta auto mutilarse para intentar crear una llave o algo parecido. Saturday, que no tenía la necesidad biológica de comer no se apartaba de ella ni un segundo, claro, sin que su prisionera supiera nada de su presencia. El dia en el que Saturday perdió los estribos por completo fue cuando encontró a Cristina muerta en el centro de la torre. La moribunda chica únicamente se había desmayado por falta de alimento y refrigerio, pero la ahora desbocada señora no se percató y la declaró muerta al instante de verla.