Capitulo 1 "Orfeo"

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Capítulo 1 "Orfeo"

Todo comenzó el día que nací, pues toda mi vida mi padre deseo que yo no hubiera nacido, ya que, mi madre murió justo el día en que nací y ella era lo único que le importaba a diferencia de mi. Me lo repetia tantas veces que me lo sé perfectamente así como un católico se sebe el ave María.

Mi padre solía gritarme "orfeo eres un maldito estorbo, ojalá hubieses muerto ese día."
Mientras me golpeaba una y otra vez. Al principio agarraba su cinturón y lo impulsaba hasta tocar cualquier parte de mi cuerpo. Me sentía menos, sabía que estaba solo y nadie me iba a proteger.

Después me empezó a meter al sótano, donde llegué a pasar años golpeado y encerrado. Aprendí a comer insectos para sobrevivir, hasta que me empezó a dar las sobras de su comida, mayoritariamente hechabas a aperder, pero mínimo ya era algo.  Aún así los golpes seguían cada vez peores. Empezó a obligarme a quitarme toda la ropa y hechar me agua fría. Mientras que el solo se reía y me veía con una mirada... Que mucho después entendí.

Lo único que me daba un poco de paz era leer los libros de mi madre, que se encontraban en el sótano. Cuando ella vivía le apasionaba la lectura, tanto así, que llegó a tener una gran colección de libros de todo tipo. Gracias a esos libros es que aprendí a leer, bueno, también a mí padre que a gritos y golpes me enseñó a leer un poco, después se arto y no para de recordarme lo inútil que era. Con lo poco que aprendí y los libros de mi madre fue que pude escapar de mi realidad y leer novelas, poesías, libros de terror y demás. Lamentablemente un día mi padre me amarro a una silla y se llevó todos los libros, por más que le grite y le suplique, no sirvió de nada, él los tiro a la basura.

A los 10 años deseoso esperaba escapar de ese lugar, simplemente ya no lo aguantaba, estaba arto de todo en especial de él, pensé en escapar e ir a un lugar donde hubieran libros o incluso un lugar seguro como el de mis novelas y específicamente que mi padre no estuviera, con dificultad y después de muchos intentos logre escapar corrí y corrí siguiendo al sol y al viento, sentí un palpitar en mi interior, se sentía bien era libre, por fin, yo era libre, feliz quería sentirme así por siempre y no volver.

Mientras corría vi en la esquina de la calle un pequeño arroyo era más brillante que el cielo azul y enfrente había una banca y a lado un enorme árbol que casi tocada el sol, con ramas como brazos, que parecían abrazarte. Me acerque poco a poco hasta sentir la rasposidad del árbol, parecía un gigante que me protegería, sentía tanta paz que en ese instante pude sentir algo. Me acerqué a la banca y poco a poco me fui acostando, miraba el brillo del arroyo, la claridad del sol reflejado, deseoso de tocarlo me senté y me dirigí a él, era lo más hermoso que jamás había visto, el no me dejaba salir jamas, pero, mi tranquilidad fue corta ya que una voz quebranto mi alma, un grito familiar, no quería voltear pero sentí su mano en mi espalda que se sentía como si quisiera arrancarme el corazón, me agarro del cuello con las dos manos y me arrastro al carro. En el camino su voz rompía mis oídos con insultos y amenazas, sentía un presentimiento malo, él otra vez me mirada de esa manera.  Llegando a la casa me llevo al cuarto de él, me tiro a su cama y en ese momento supe que había dos tipos de muertes una es que vives y un día mueres, lo simple y cotidiano, sin embargo, la otra es que si no tienes suerte mueres un poco una y otra vez.

Al tirarme a la cama me quito poco a poco la ropa, agarro mi cabeza y me puso en una posición específica, se quitó el pantalón y una y otra vez se metió dentro de mí, me dolía, me raspada, sentía como la sangre y el semen se combinada, en ese momento sentí que ya estaba muerto, por un momento pensé que mis piernas ya no funcionarían, cuando termino no podía moverme, me destrozaba tanto el interior como el exterior. Mientras que el solo se fue, no me había dado cuenta de que el está ebrio, tenía tanto miedo que no me di cuenta, él se fue a la cocina como si nada ubiera pasado y por un instante mientras que lloraba y gritaba pude escuchar el nombre de mi madre.

Al soñar repetía el momento, me levantaba gritando y llorando, cuando el me escuchaba me decía que un verdadero hombre no debía llorar...

"A pero si es cierto tú ya no eres un hombre y nunca lo volverás a ser" él se reía a carcajadas. Yo no paraba de llorar por que simplemente no podía. Todo ese tiempo ya no solo eran los golpes si no que también eran de tomarme videos en los que tenía sexo conmigo. Como regalo de 15 años el llevo sus amigos a probarme y en un momento de furia y locura medí la vuelta y con el puño cerrado golpe a uno de sus amigos logrando que cayera un chorro de sangre de su boca, tantas veces que había golpeado la pared ayudaron de algo, por primera vez me sentí fuerte sentí que podia ser él aterrador villano ya no ser la víctima. Por lo que empecé a golpearlo como lo hacía mi padre, la adrenalina, la satisfacion y el furor se me subía a tal punto que no pude evitar reír. Todo iba muy bien hasta que mi padre y sus otros amigos llegaron y vieron la escena, todos se dirigieron y me empezaron a golpear, quede totalmente lastimado. Pero algo en mi nació ese día y todo lo devil en mi simplemente se murió. Ahora ya no me importa quien llegará o que me tomarán fotos y las posiciones. A cada uno de los que llegaron les ocasionaba alguna clase de dolor, por ende ya nadie llegaba y mi padre decidio mejor pagar a un señor por los servicios de algún niño. 

Por las noches soñada con degollarle la cabeza o desmenbrarlo parte por parte, mientras escuchada sus gritos de dolor que penetraban en lo más oscuro de mi mente y que satisfacía todo mi ser. Al despertar sabía que todo era lo contrario, ya que necesitaba muchas cosas para poder matarlo, lo que me llenaba de ira.

Una y otra vez soñada con lo mismo y cuando cumplí 17 años después de todo un año planeando y adoptando una imagen dócil, incluso llegue a ayudarlo en muchas cosas para poder ganarme su comfianza y lograr que me dejara libremente por la casa, "llegó el día", tome un cuchillo de la cocina, que solia afilar constantemente para que fuera ideal y mientras caminada a la puerta todos los recuerdos se asomaban por mi mente, mi padre estaba en la calle mirando el atardecer como todos los domingos, los hijos de los vecinos estaban ahí jugando en la calle, como solian hacer, pero está vez habían tardado en meterse a su casa, lo que cambiaba mis planes pero ya no importaba. Gritarían y alertarian a sus padres, fuí desesperado y no aguanté mas (claro que ahora que lo pienso fue muy estúpido de mi parte) pero fue la primera vez, simplemente un error de novato.

Tome el cuchillo y lo clave en su nuca, solo era cuestión de la fuerza, la velocidad y el lugar, bueno claramente también del tamaño del cuchillo.

Todo una año planeando e investigado, sabía que si por suerte ese cuchillo no te afecta alguna gran arteria como la yugular o la carótida, se desangraria, además que también esta la tráquea o el esófago, pero sin importar lo que hiciera moriría, y yo, al igual que Elizabeth Báthory me bañaría en su sangre.

Todos los vecinos empezaron a gritar unos llamaron a la policía y yo solo veía su cuerpo tirado en un gran charco de sangre, mientras que con mis manos acariciando la sangre en mi rostro y pensanda en, "a que  sabrá la sangre de un enfermo mental".
Lo vi durante mucho tiempo, o bueno, eso pensé yo, pero la realidad era que como todo un principiante cometí un gran error y por ese error no me dió tiempo jugar, tal vez en lo único que me arrepiento es haberlo matado en público, por que no pude ni arrancarle ninguna parte de su cuerpo y eso le quita toda la diversión.

Al llegar la policía me dijeron que soltará el cuchillo, la verdad es que ni siquiera recordaba en la mano, pero bueno era estúpido tratar de librarme, en una patrulla me llevaron a la estación de policía donde me interrogaban y analizaban las razones por las cuales lo avía hecho y ahí fue cuando una psicóloga llegó y me miro a los ojos, al parecer no soporto mirarme a los ojos y me dijo que a mi corta edad tenía síntomas de un psicópata asesino al igual que estrés postraumático, lo cual me pareció poco profesional ya que no creo que fuera tan buena pero yo tampoco lo era así que se la di por buena, lo que nunca le perdonaré es lo que me dijo
-siempre hay otras maneras de solucionar un abuso qué no lleguen a matar a tu agresor-,  su frase me hizo recordar al típico dicho de "no te conviertas en un moustro para derrotar a otro", no podía dejar que se quedará con tan patética frase así que le hice ver qué "cuando te desgaras la garganta gritando a muerte y nadie es el héroe que te salde, lo único que te queda es que algo en ti nazca y te haga convertirte en el maldito mito de nemesis para matar al moustro"

Terminando mando a llamar a los policías para que me escoltaran y de nuevo me llevaran a la patrulla, donde me llevarían a un lugar donde no podría hacer daño a nadie y me ayudarían, pero las cosas no son tan sencillas y simplemente sería como llegar a casa. El lugar donde me seguirian asiendo daña, un manicomio o centro psiquiátrico llamado Cradles. Lo que ello no conocían perfectamente es a un  muerto no le haces daño.

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