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Y pensé en ti. No sé cuando, ni como, solo sé que te pensé. Pensé en lo que pasó, en como acabó todo, en como esas noches cálidas se convirtieron en el sitio más frío en el que había estado jamás. Como de sonrisas y palabras de amor pasamos a lágrimas de agua salada y palabras hirientes que nos destrozaban el alma. Hoy en día sigo sin entenderlo, más eso ya no es importante. Todo lo relacionado con nosotros dejó de ser importante para el mundo. Para el universo. Aquel infinito amor que nos teníamos ahora era una gota de nada, flotado entre cosas todavía menos importantes. ¿Sabes? Hay canciones que nunca te dediqué, pero las escucho y me hacen pensar en ti. Canciones que cuando las escucho, me destrozan por dentro y todavía no soy capaz de asimilar como alguien puede entrar tan de lleno en tu vida, marcarte como nunca más hará nadie más, como parece que, después de amar tanto a una persona, sentir que jamás encontrarás a una persona que te haga sentir igual. Como alguien, con unas palabras y una simple acción te puede matar, marcarte tanto que parece la mayor cicatriz de tu ser, a pesar de que la mayoría de veces, esa herida es interna. Saber que pueden terminar contigo de la peor forma posible, y aún así, arriesgarse. Porque después de todo, quien no arriesga, no gana, aún cuando si pierdes, no vas a ser el mismo nunca más. Y aunque todo salió mal, eras ese amor que necesitaba en mi vida. Eras ese amor que llegas a estar tan cómodo, que ni te das cuenta que le dices cosas que nunca le habías contado a nadie. Pero también eras de esos amores que es mejor terminarlos antes de que acaben contigo.

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