Pianista

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Cuando alguien toca el piano te puedes dar cuenta de bastantes cosas y con solo ver sus manos o la presión que le da.
No hace mucho, decían que podías sentir como se siente el piano con tocar uno de sus lados. Extender la palma y sentir como le pegan a las cuerdas para darle vida

Escuchar las notas que están plasmadas a tinta negra en la partitura no se asemejan a la hermosa forma de ellas al ser tocadas, narradas, explicadas.
Sus manos se ven reflejadas en la parte del piano totalmente negra y brillante como danzan pero, las teclas no se notan presionadas.
El inicio de su postura es derecha y conformé avanza la canción se empieza a curvar y sus manos reflejan todo lo que sienten.
La primera canción podría decir que es una historia de amor donde tienen un conflicto.
Se gritan entre si, la mano izquierda la regaña y la derecha no le deja hablar.
La izquierda habla de como se conocieron y como se les ha olvidado todo el amor que se tuvieron. La derecha se contiene para no decir lo que siente de forma que la haga enojar
Las dos no se contienen y lo dicen al mismo tiempo.
Gritan y gritan hasta mas no poder, sus verdades y distinciones de la realidad, podrían romper el piano, el lugar donde todo comenzó y podría terminar.
Una señora sentada no muy lejos de mi, miraba a su marido como si le gritará que lo que están pasando ellos no es muy diferente, pero él no la tomó en cuenta y se fue.
Regresé la mirada al pianista y para mi sorpresa la miró. La miró dedicándole toda la historia no solo los gritos.
Con gritos en las manos, con tristeza en la pierna que prolongaba sus voces.
Se detienen abruptamente y descansan en el aire para volver hablar.
Vuelven a iniciar sus manos y esta vez se complementan, hablando intensamente pero, no a gritos.
Hablando entre voces cortadas pero no en llanto, casi bailando en el día en el que se conocieron.
Sabes que se acerca el final porque sus manos se mueven más lento, la parte final, la ultima palabra se la deja a la mano derecha y lo dice en un susurro.
Hablaban en sonata y terminaron en canción.
Olvidando a la persona que toca con solo grabarte las manos.
La segunda canción no es de recordar pero se podía distinguir porque sus manos no paraban de moverse, corrían entre ellas como si estuvieran en un campo y el cielo despejado.
Alguien tamborileaba sus dedos expresando que la conocía, que la dedicaba y que la reclamaba suya.
La historia de la sonata seguía y la cargaba para acostarse en el césped, dedicándole un poema con solo rosar su mano en su cara.
Hablando del futuro y de sus grandes sueños, de todo lo que podrían hacer juntos.
Antes de empezar la tercera unas niñas detrás mió estaban riéndose y el se detuvo un segundo para escucharlas y guardaron silencio.
Cuando empezó era lenta e infantil.
La historia cuando se conocieron, cuando decidió hablarle y más tarde comprendió que era la mejor decisión que había de tomar.
Eran niños y jugaban a ser grandes. Jugaban a tener un amor sin saber que podría crecer y seguir.
Terminó con las dos manos jugando entre ellas y terminando en una sonrisa de oreja a oreja uniendo sus corazones.
La gente le aplaude de pie, sus manos agradecen uniéndose, siempre estuvieron juntas.
Empezó con la canción en la que el amor se vuelve más fuerte y ya no se pude olvidar así que terminó por como comenzó, con un juego.
No quitaba su mirada de una esquina. La señora estaba parada, sonriendole.
"Un amor a la antigua es el nuestro, solo nos sobraba amor y no nos faltaba más pero un amor a la antigua se queda en el pasado, entonces ¿porqué te sigo amando?"
Sus ojos lo decían y se apretaba los labios para callarlo
Esas tres canciones, tres historias y tres finales donde a pesar de lo que pasaban, lo pasaban juntos. Se las dedicaba
Su amor y desdicha era su instrumento de seguir tocando el piano de esa forma. El lamento que tenía por dejarla ir y el amor que le guardaba por todos sus recuerdos.

No muy lejos de ahí alguien tocaba un piano de cola pero como música de fondo.
La gente reía, platicaba y se escuchaba los cubiertos chocando entre si.
Nadie lo escuchaba y aun así tocaba como si lo oyeran.
Si nadie lo escuchaba entonces no importaba que se saliera de la partitura e irónicamente fue lo único que escucharon.
Solo una chica que acababa de entrar le aplaudió.
Se habían encontrado a cualquier lugar que iban pero no se habían decidido a hablarse hasta esa noche, donde lo escuchó.
Lo encontró en el momento menos oportuno y la trato con malicia y desden
Una fiesta, un baile y un atardecer fue lo que necesitaron para conocerse realmente.
Contrarios como la sal y el azúcar y aun así se unían queriéndose el uno al otro.
El destino tiene formas muy caras de actuar.
Nunca se les acabó el amor pero sus trabajos, sus gustos los separaban cada vez los separaba más.
Ella devastada por su trabajo y él igual por ella.
La ayudó en el momento en el que más lo necesitaba. En el momento en el que se había perdido y necesitaba que le recordaran la historia que tenía que contar
Se amaron tan profundamente que preferían verse felices aunque estuvieran separados y divididos por el mar y la tierra.
"Sigo tocando esa canción. Esa que me enseñaste cuando me platicabas de tu vida, cuando llorabas en mi hombro.
Cuenta una historia de dos enamorados,empecé a tocarla día tras día y sin importar que le cambiara seguía diciendo lo mismo, con el mismo pesar.
Me estruendaba la cabeza cada vez más y ya no contaba una historia que me sabía al pie de la letra. Contaba nuestra historia
Evitaba tocar el final con todo el alma para no acabar con lo nuestro, con el recuerdo".
Pasaron años para volverse a ver y cuando fue así, no hablaron.
Estaba acompañada de alguien que le había dado felicidad porque se complementaban y aun así quiso separarse cuando lo vio aquel amor en el piano, esperándola.
El tocó la canción con la que empezó todo. Sus manos no se movían como la noche en la que la conoció, no radiaba de emoción. Era nostalgia contando la vida que pudieron tener, juntos sosteniéndose la mano.
Todos los momentos, lo que pudieron hacer diferente y disfrutarse más.
Llegó el punto en el presente donde estaba una silla apartada del resto pero hasta el frente de aquel bar suyo, donde ocupaba el lugar de aquel hombre que la complementaba.
Ella se levantó y fue hacía él, abrazándolo y llorando diciéndole que aún podrían estar juntos, a pesar de que no había pasado todo eso podían crear un futuro.
Él dejó de imaginárselo y decidió que esa noche tendría que dejarla ir. Con una tecla y un movimiento la terminó y ella aplaudió desde su asiento.

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