>>Extra II<<

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El inicio de todo

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Cansado, eso es lo que estaba, no entendía la gran "maravilla" (nótese el sarcásmo) de ver demasiadas manos alzadas al mismo tiempo, en la espera de ser seleccionadas para hablar.

Joder, sí, los malditos cerebritos de la clase, su presencia siempre notada solo gracias a su gran inteligencia y habilidad para exponer de manera fácil en clase.

Esperó impaciente a que el timbre sonara, pero este parecía querer ir más lento que de costumbre, ¿de verdad tenía que aguantar vivir todo eso a la vez?

El irritante sonido se hizo escuchar y junto con sus cosas, salió del salón con destino a la cafetería, donde sus amigos lo estarían esperando.

Otro inicio de clases y otros niños nerd a quien molestar, algo bastante común en su grupo, donde recién era un integrante nuevo.

Podría pasar por el baño, a la biblioteca por unos libros, a la cafetería para ir a bromear con sus amigos o... ir a saludar a esa bella criatura que se encontraba debajo de un árbol leyendo una revista o algo parecido.

Escogió -por supuesto- la última opción y había llegado su hora de conquistar, acomodó de manera correcta su uniforme y se dirigió con una gran sonrisa, al lindo chico azabache.

—¿Llevas mucho tiempo acá? — Aplicó la estrategia de comenzar tranquilo.

El chico bonito levantó la vista de la página que leía y sus ojos enfocaron al rubio frente a él. —No mucho, unos diez minutos tal vez ¿por qué?

—¿Estás muy entretenido? ¿O prefieres saltarte un poco el aburrimiento y venir conmigo por una malteada? —Se agachó a su altura y le apartó suavemente la revista de las manos para luego acomodarla a un lado — ¿Qué me dices, bonito?

El azabache sonrió por lo que le dijo el rubio y se levantó de su lugar cuando el mismo le había ofrecido la mano. Suspiró, pero aún así, asintió con la cabeza mostrando una respuesta positiva a su oferta. Ese chico llamaba mucho la atención —Me gustaría, sí, pero tengo clases en unos... —miró la pantalla de su celular —veinte minutos.

Hyunjin mordió su labio y miró a detalle al chico frente a él. Bonito rostro, ojos brillantes con mirada inocente, labios llamativos, cabello perfectamente despeinado. Definitivamente como le gustaban los chicos.

—Okey, negociemos, ¿Qué tal si vamos, te compro una malteada lo más rápido posible, te traigo de regreso y a cambio de eso, me das tu número? ¿Qué tal suena eso, bonito? ¿está bien para ti?

El azabache fingió pensarlo unos momentos pero al final terminó aceptando.

Hyunjin enseñó una sonrisa triunfal y se acercó un poco más al azabache. —¿Puedo saber tu nombre? Seguro que es hermoso, casi como tú.

El rubio pudo apreciar como las mejillas del menor se sonrojaban un poco, casi sin notarse. Quedó maravillado con ello.

—Yang Jeongin, un gusto —estiró su mano esperando estrecharla con la del mayor.

—Hwang Hyunjin, a tus órdenes, para lo que necesites y quieras —tomó la mano ofrecida y se atrevió a depositar un beso en ella como todo un caballero.

Jeongin le sonrió un poco más con confianza, pero cuando iba a bajar ya su mano, el contrario se negó a soltarla y lo jaló a su lado para empezar a caminar.

Jeongin no le vio el problema, por lo que solo se dejó guiar. Tenía una inmensa suerte, primer día y ya iba acompañado de un chico guapo en busca de una malteada para él. Sonrió ante la idea.

¡Jeongin, Sal Conmigo! || Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora