el simple pensamiento de entablar una relación con alguien le revolvía el estómago.
¿por qué lo haría?
si algo aprendió acerca de las relaciones fue que tarde o temprano terminan, y terminan muy mal. un eterno viacrusis emocional.
no, gracias.
como fuera, llevaba hablando más de dos semanas con toru y poco a poco supieron encajar entre sí. los temas de conversación eran interminables y nunca faltaban las risas. de algún modo, hablar con él le resultaba lindo. tranquilizante. ameno.
se incrementaron las bromas a la par de la confianza; ahora ambos mandaban foto de lo que hacían.
una. maldita. semana.
demasiado pronto para sentir atracción, ¿qué perdedor falto de amor propio empezaría a sentir ese "algo" en la panza?
no podía. no debía. ni siquiera imaginarlo estaba bien.
pero, debía aceptar que ese chico llamaba su atención.
justo cuando sus problemas existenciales comenzaron a aparecer, una historia vino a derrumbar la poca estabilidad restante.
“cupón válido para que me hagas nanai en el pelito”.
¿qué? ¿en serio? ¿acaso los piropos nerd no eran suficientes?
fede estaba listo para echarse a llorar, aunque de la nada, una idea vino a despejar su mente:
los amigos de toru comenzaron a seguirlo en ola.
fue ahí cuando se armó de valor, contestándole la historia en busca de hacerle saber el creciente interés que iba sintiendo. total, el que no arriesga, no gana.
primera victoria, ¡le contestó la historia que quizá no era para él!
debía empeñarse más en enamorarlo, aún si le llevara mil meses de trabajo. en el fondo sabía que el otro valía la pena.
lindo, atento, gracioso. el paquete completo.
en cambio fede... podía mandar audios soplándole al micrófono.
