Once a Dream,

41 8 0
                                    

05

"¿Qué harás?"

Desperté sudoroso, y me aseguré de no seguir soñando fregándome los ojos con mis dedos, miré mis manos, las palmas y detrás también, tenían cicatrices. Pequeñas, como si las hubiera hecho una aguja mediana.
Me senté en la cama para presenciar los rayos del sol que entraban por mi pequeña ventana del tercer piso, así me despertaba.
No me sorprendieron mis cicatrices, de igual manera siempre llevaba puesto un abrigo negro con mangas largas que tapaban hasta mis dedos. No tenían origen, ni explicación, y dudo que haya olvidado que me lastimé enrealidad, así que no me importaba.

Fui sin calzado a mi escritorio saliendo de la cama, quedaba a unos tres pasos, pinturas destapadas y secas, sobre la madera y debajo en el suelo. Hojas en bolita todas tiradas. No soy de limpiar, otro día lo haré. Me dije.

Desconecté mi teléfono del cargador, luego el enchufe lo dejé en el escritorio. Me dirigí al baño mientras deslizaba mi dedo índice por Instagram, viendo fotos de algunas pinturas. Vi la hora de reojo, ya eran las siete en punto de la mañana.
¡Llegas tarde! Mi voz interior lo gritaba, y no soy de gritar.

Guardé mi celular, me cepillé los dientes como en tres segundos, me puse mis lentes que guardaba en el lavabo, me peiné un poco, me puse mi abrigo y unos jeans, llevé un par de pinturas y sólo un pincel, agarré mi almuerzo, en la puerta me até los cordones de mis zapatillas, y salí corriendo a la parada después de llavear la puerta.

Poco después, el colectivo llegó y estaba salvado. Me senté algo cansado de haber corrido dos cuadras.
Saqué mi teléfono del bolsillo derecho, busqué en el izquierdo...

No. Llevé. Mis. Auriculares.

Estaba perdido sin música, necesitaba mi dosis de clásico y pop alternativo, era esencial para mí. Sin ellos, no puedo escapar de este mundo, no puedo imaginar nada ni ver nada de otro color. Era horrible, escuchar a tanta gente hablar, los autos acelerar y frenar, los teléfonos sonar, había un bebé llorándole a su mamá al lado mío.
Empezaba a oír el zumbido en mi oreja, sentía náuseas también.

Subió Soonyoung.
También una señora, le di mi asiento no apropósito para quedar parado junto a él, reitero, no fue apropósito. Todo se mantuvo quieto, quizá fue por él pero todo se volvió silencio.

Suspiré por la ahora quietud que había, y lo ví, levantando mi rostro lo vi a los ojos y ese fue mi error.

-¿Jihoon?- Él estaba viéndome primero. Su voz seguía igual.

Quise ignorarlo, miré atrás de él fingiendo que no lo escuché, porque no quería hablarle... no, no quería.

-¿No tienes música?- Me preguntó apuntando a su oreja, ¿se refería a mis auriculares...?

Dije que no, con la cabeza me negué.

-Puedes usar el mío.- Me sonrió, para cuando lo sabía tenía sus auriculares blancos en la palma de mi mano.

No sabía qué decir. ¿Sigo soñando?.
Luego de escuchar música, me sentí mejor.
No había borrado la canción aún, aquella, la salteé.
La borraría después.

Actualización. 05/12/15. 12:09am. :

[Estoy almorzando en la cafetería, en la misma mesa vacía, arroz que había preparado ayer con pollo. Está rico, como siempre.

Aún no le devolví los auriculares a Soonyoung.
Claro que los acepté, pero aún no le quiero hablar, no lo quiero ver, no me importa lo que haga.]

-Hola Jihoon.- Se sentó en la silla enfrente de mí con su almuerzo en la mano. Supuse que quería sus auriculares de vuelta así que empecé a quitármelos-

-No, no, puedes tenerlos si quieres.- Dijo mordiendo un pedazo de lo que parecía un sandwich de carne.
Lo miré de abajo a arriba, guardé sus auriculares con los que escuchaba música para hablarle, aunque no quería.

-¿Por qué?- Le pregunté, mi voz hacía un contraste con el ruido del entorno, era mucho más baja.
Me miró alzando la vista, como si no supiera qué decía, intenté refrasear:

-¿Por qué sigues siguiéndome? Ya déjame solo.- Quise levantarme luego de decir eso, pero era mi mesa... él tenía que irse.

-Tu me seguías primero, ¿recuerdas?- ...

-Estaba perdido, fue por eso.- Traté de usar mis palillos para comer el arroz, fue lo más que hablé con alguien en todo el año.

-¿Lo mismo de siempre?- Miró abajo, a mi comida. Asentí con la cabeza.

-Lo mismo. Siempre.- Tomé un poco de mi jugo.

-¿Por qué?-

-Deja de hablarme.- No quería hablarle, no lo pedí.

-¿Eh? Pero...-

-Estoy bien ahora, déjame.- Le repetí, ya era una interacción así que ya hablé con alguien y estoy mejor, ¿no?

-Bien... eres el mismo terco de siempre.- Se rió de mí. DE MÍ.

-Eres el mismo creído de siempre.- Me mantuve serio mientras lo veía comer su comida, esperando su respuesta.

-¿Creído?- ...

No quería sus burlas, ni hablarle, ni verlo. Ya me olvidé de él.

-¿Tienes las mismas cicatrices?- ¿Miró mis manos?

-¿Y qué?- Estaban escondidas, no entendí cómo pudo verlas.

-¿Te duele?- No me miraba.

-No. No... no te importa.- Qué parte de "deja de hablarme" no entendió...

-Perdón.- Maldito, no actúes como si supieras qué me pasó.

Me levanté, recogí mis cosas, y me fui de ahí para ir a la biblioteca sin decir nada más.

Me puse a leer un libro, creo que era de fantasía, mientras escuchaba música, no lo pude terminar de leer luego de tres minutos, lo dejaría para después.
Me quedé quieto pensando quizá en la estructura de la canción, o el ritmo, me recosté en la mesa, me dormí una vez mis ojos se cansaron de ver la realidad, así podría soñar.

La canción que sonaba dentro de mi cabeza era esa, la que nunca pude eliminar, la que escribí para él.
Y soñaba, soñé lo mismo entonces.

De repente estaba en mi cuarto, entraba agua por la ventana que siempre me despertaba, estaba inundando de a poco mi habitación. Y el agua subía a ritmo rápido, era de colores por las pinturas que habían en el suelo, lo había tintado de un color más oscuro.
Mis padres me llamaban pero no podía contestar porque mis dedos, mis codos, estaban completamente mojados, el agua me llegaba hasta el cuello.

Y sólo trataba de salvar, la carta de despedida que me dejó. Con todas mis fuerzas traté de nadar hacia ella.
Y yo sabía, que sería arruinada por el agua.
Y sin que pudiera abrirla, hacer algo, la agarré pero, la perdí.
Lo perdí.
Y seguía hundiéndome.

Escuché una voz que hacía eco:

"¿Qué harás?"

Creo que me aterraba esa frase. Recuerdo cuan ingenua sonaba mi voz, mi tono era tan casual, no tenía idea de cuál sería mi respuesta. Debí pensar antes, porque no pensé que me dolería tanto.
Tanto que era como una herida abierta, abierta hace mucho; no se curaba con el tiempo, tampoco quería tratar la herida.

"Desaparecer."

Esa canción, me recordaba tantos sentimientos.
Desperté con el rostro mojado, no por sudor esta vez, sino... lágrimas.

Imagine ; Woozi {SoonHoon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora