-El caballo sólo puede llevarla a usted,nada más.
La señorita Odette no pudo evitar mirarle con enojo y responderle de forma instintiva:
-¡De ninguna manera!
-Un maletín no es razón para lamentarse,señorita.
-Señor, usted comprenda; aquí esta todo mi trabajo ¿Qué haría yo sin todo lo que tengo aquí?
-¿Y dejar que vengan los bandidos?
-No creo que se lleven unos cuantos libros...
-Unos libros no,pero existen otras cosas de su interes como sus prendas,joyas que puede llevar a la mano o incluso a usted misma.
La señorita Odette se exaltó:
-Señor, ¿cómo puede hablar con ese vocabulario ante una señorita?
Él simplemente se volvió a su caballo negro para tomar el sendero hacía el pueblo.
-Decida-dijo pasando de largo la pregunta- ¿Su maletín o usted?
La señorita Odette miró un rato su maletín y se volvió a el señor que le había causado un gran disgusto.
Sin decir nada, se acercó a él y extendió su mano de forma de que la ayudara a subir al caballo. Necesitaba ir al pueblo lo antes posible.