Capítulo 35 - Mi vida.

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Abro mi armario con pesar, no puedo creerme que esté haciendo lo que estoy haciendo. No puedo creerme que, después de tanto tiempo, después de tantos años y tantas cosas vividas... esté recogiendo mi ropa para volver al lugar del que una vez huí. Me muerdo los labios y giro mi cabeza ligeramente para mirarlo por encima del hombro, para observar detenidamente, una vez más, al hombre que apareció en mi vida para darle una vuelta completa; al hombre que me enamoró de una manera en la que jamás pensé que sería capaz enamorarse; al hombre que, durante un tiempo y muy a pesar, no voy a poder observar.

Egan está sentado en el borde de mi cama, con sus codos apoyados sobre sus propios muslos, la cabeza baja y sus largos dedos enredándose entre su precioso, negro y suave flequillo. Noto a su espalda hincharse, tomando aire de manera profunda, para enseguida soltar un suspiro. Ni si quiera se ha dado cuenta de que no estoy haciendo lo que me ha mandado, ni si quiera se ha percatado de que no puedo dejar de mirarlo. Está tan inmerso en sus internos pensamientos que no se ha dado cuenta de que he pillado su debilidad.

Conmigo intenta actuar seguro, y sé que confía mucho en sí mismo... Pero está roto por dentro.

Entorno la mirada y me giro ligeramente para mirarlo de manera más directa. Sé que oculta todas sus preocupaciones para no desestabilizar a las mías, para no afectar a mi confianza en todo esto... Pero, me encantaría tanto que se abriese más de vez en cuando... Me encantaría tanto que se desahogase.

Egan es excepcional escuchando a los demás, es excepcional haciéndolo hasta cuando la persona que tiene enfrente no le ha confesado sus problemas en voz alta: él sabe leer el interior con solo mirar... Pero a la hora de hablar, a la hora de expresarse él mismo, ya no es tan increíble.

Le gusta guardarse lo malo para cargarlo solo.

Suspiro. Es perfecto...

Sus ojos negros se levantan cuando escuchan mi fuerte expiración.

–                   (Yo) - ¿Dónde está esa seguridad que tenías hace unas horas en casa de tu tío cuando has tomado la decisión? - le hablo clara y con cariño, preocupada.

Su mirada se pierde un instante de nuevo y, entonces, suelta una risita ahogada y estira su brazo, tendiéndome su mano, pidiéndome proximidad.

Me acerco lentamente y entrelazo mis dedos en los suyos mientras tira de mí para acercarme a él. No se pone en pie, solo acerca mi cuerpo al suyo y me abraza, apoyando su cabeza en mi pecho, rodeándome con amor.

Llevo mis manos a su cabello y lo acaricio mientras observo su gesto con todo el amor que le tengo, totalmente conmovida por su dulzura.

–                   (Egan) – Toda la confianza que puedo tener se esfuma en cuanto pienso que te puedo perder. - me susurra sin soltarme. - Soy muy fuerte, pero porque soy contigo. Soy muy fuerte porque somos juntos.

Mi corazón da un vuelco.

–                   (Egan) – Me encantaría que no tuvieses que irte, joder. Te voy a echar muchísimo de menos.

Cierro los ojos y lo abrazo de vuelta, con fuerza. Es realmente triste que tengamos que despedirnos, pero es realmente bonito que los dos nos sintamos igual ante esta situación. 

–                   (Egan) – Me revienta que vayamos a pasar un mes separados; me revienta porque sé que ninguno de los dos quiere que lo estemos.

Asiento con la cabeza.

–                   (Egan) – Voy a estar un mes sin poder abrazarte por culpa de un gilipollas que pretende ponerte en peligro... Y sí, me revienta, porque yo tengo que salvar muchas cosas pero a mí solo me salvas tú.

His voice. His eyes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora