Otro aburrido día, otra aburrida clase.
Jeon JungKook, profesor de universidad, veintiséis años. Alto, guapo, y jodidamente caliente ante la mirada de las alumnas del establecimiento.
Soltero y un simple esclavo de la sociedad.Su vida era aburrida y corta.
No sé quejaría con la paga de profesor en una buena universidad, era bastante buena, sumándole el que aún tenía una buena herencia familiar a su nombre y completa disposición. Pero a pesar de tener una casi acomodada vida, necesitaba acción, como cualquier persona, pero para un profesor a veces disfrutar de su vida era un milagro que pocas veces sucedía. Después de todo, casi siempre se la pasaba de la casa a su trabajo, del trabajo a su casa, corrigiendo exámenes, preparando proyectos, preparando las clases, y preparándose para aguantar a los inútiles que cada día parecían más difíciles.
──Tantos sueños y esfuerzo de niño, para esto──
Susurró mientras acomodaba de forma algo perezosa las hojas que con anterioridad preparó para otra molesta clase de física.
Su especialidad de niño. Amaba las matemáticas, física y química. Amaba experimentar y descubrir nuevas cosas, y sobre todo, amaba los retos. Cada ecuación, cada cálculo era uno nuevo y más difícil para él, pero no paraba hasta lograr obtener el resultado correcto.
Sin embargo eso ya no importaba mucho. Aún seguía amandolas, pero uno a veces llegaba a cansarse de explicar una y otra vez el mismo tema, y tener que repetirlo si es que era necesario para ciertos alumnos que preferían admirar a una mosca volar frente a ellos, que al profesor que ya estaba más que hastiado.Dejó todo su escritorio en completo orden, mientras aprovechaba esos diez minutos que quedaban de receso para que el alumnado comenzara a llegar, tomó su celular y entró a la aplicación de cámara para revisar que su aspecto por lo menos se viera presentable.
Su cabello negro perfectamente peinado hacia atrás, una camisa blanca, un suéter de color café, pantalones negros y unos buenos zapatos. Se veía muy bien, y a pesar de ser un simple profesor, tenía que verse bien al menos para él.
Dejó su celular a un lado al escuchar los suaves murmullos de un par de chicas, podía verlas, a pesar de que éstas parecían creer que porque se escondían a un lado de la puerta, él no lo hacía.
Jeon no era idiota, sabía de su atractivo, sabía que era bastante deseado entre las jóvenes de la universidad, y un par de profesoras, lo sabía, pero jamás llegaría a aprovecharse de algo como eso. JungKook era un profesor respetable, además de estricto, y a pesar de cuán bellas podían llegar a ser muchas de las alumnas que llegaba a tener en sus clases, no podía entablar algún tipo de relación con ellas.El trabajo por un lado, y su vida personal por otro.
Era aquella la única razón por la cual siempre intentaba dejar muy en claro a las jóvenes que él jamás podría interesarse en alguna de ellas, pero eso no evitaba que muchas de ellas le enviaran miradas coquetas o intentaran llamar su atención con ejercicios mal realizados. Y Jeon tenía sus trucos, como el mantener conversaciones cortas y algo secas, no quería darles una ilusión, otro era que si alguna intentaba coquetear con él con el viejo truco de "profesor, no entiendo esto", simplemente las enviaba al frente de toda la clase para que intentara resolverlo por si misma frente a todos.
En parte, disfrutaba de aquello.
Vio de forma desinteresada como los grupos de alumnos comenzaban a ingresar al gran salón. Y una pequeña pregunta se cruzó por su cabeza.
"¿Hacia cuánto tiempo ya que no salgo con alguien?"
Recordando todo el tema de los coqueteos, ni siquiera sabía exactamente cuando tiempo llevaba sin una relación formal, o si quiera con un buen polvo por la noche. Tenía un cuerpo del infarto, y no es que fuera un egocéntrico narcisista, lo escuchaba muy a menudo. Disfrutaba de hacer deportes, entrenar y mantenerse muy sano, era normal que su cuerpo tuviera, y mantuviera, una buena figura.
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𝐬𝐭𝐫𝐢𝐩𝐩𝐞𝐫 | kookjin
FanfictionLa vida de Jeon era completamente aburrida, monótona y rutinaria. Realmente no cree que algo pueda llegar a cambiarla después de veinticinco años, sin embargo, todo aquello queda en el olvido cuando un lindo "ángel" se cruza en su camino. "──𝐵𝑖𝑒�...