Capítulo 6

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Su corazón late con fuerza, Sage siente su rostro arder, pero no puede dejar de mirar el serio rostro de Harry. Por dentro maldice a su prima por ser tan boca suelta, por fuera lucha por armar algunas palabras.

Hay tensión en el aire y nadie parece darse cuenta.

—¿Qué dijiste? —Harry repite entre dientes.

Primrose mira a Sage y luego al leopardo que parece que estallará en furia en cualquier momento, vaya pareja...

—¿Qué insinúa? —Harry retorna su mirada a Sage.

Ella la sostiene, la necesita, pero en sus ojos verde solo ve un pánico profundo que le golpea con fuerza. Hay una grieta en la armadura del hombre hostil, y el miedo lacerante se deja sentir. Es puro, antiguo y grande, muy grande.

—Bueno..., Harry... Yo...

¿Cómo decirle? ¿Cómo arriesgarse a que huya?

Lo hace de todos modos, sin embargo.

Harry deja un par de billetes sobre la barra y se apresura a moverse entre la multitud en la pista, el pulso de Sage se dispara y el pánico motiva a su loba a moverse. El impulso natural es demasiado fuerte.

—No es bueno que lo sigas —advierte Primrose.

Pero Sage toma una decisión. Entre tantas personas diferentes, busca la presencia, aquella huella emocional que lo distingue, es como su marca, como su esencia, ella es capaz de encontrar a su compañero con solo sentir... Y su rastro la lleva al exterior a la noche oscura, las luces de la calle arrojan una luz tenue, amarillenta, que se traspasa al pavimento y lo hace brillar, oye pasos lejanos por la acera, encuentra a Harry alejándose con prisa.

—Harry... —Llama, pero no se detiene—. ¡Harry espera!

—¡Ya deja de seguirme! —Exclama, las palabras le salen entre dientes apretados, la ira lo recorre por completo y el estruendo de su voz tan dura le hace pegar un grito—. Ten miedo de mi, ¡huye! ¡Largo! Regresa con tu clan y no vuelvas a cruzarte en mi camino.

La furia llega hasta sus ojos, el brillo en ellos es escalofriante, pero hay dolor ahí, Sage lo siente, siente tantas cosas que un poco más podrá marearle.

—Harry, podemos hablar...

—Deja de seguirme, Omega.

Sage abre los ojos.

—¿Qué? Yo no te he estado siguiendo. —Miente, lo ha hecho sin siquiera dudarlo.

Un gruñido altera a su loba, el pelaje se mueve bajo su piel como una señal de que ella está ahí por si necesita protegerse. Pero este es su compañero, hostil, serio e inflexible, pero está ahí, lo ha encontrado y lo que siente tiene que tener algún significado.

—Mientes.

Del bolsillo de su pantalón, Harry saca su teléfono y lo arroja al pavimento de la calle, Sage oye la pantalla fracturarse por el impacto.

—¿Crees que soy un idiota? —Cuestiona, en un paso se acerca tanto que puede oír el ritmo de su pulso.

—N-no.

—Tu clan espía a cada persona a través de los aparatos electrónicos que venden.

Gira la mirada a la calle, se lleva una mano al cabello, dejándola ahí, la tela de su remera se marca a su cuerpo, Sage graba ese detalle, la forma en que respira con fuerza, el poder de su esencia, la manera en que su corazón late tan rápido como el suyo, pero no sabe si será por lo mismo o por la rabia que le invade.

—Debemos hablar.

—No.

—Harry...

—¡No! ¡Vete!

Omega [Moon Fighters 5.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora