"u m b r e l l a"

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«—Te dije que por siempre estaremos juntos a pesar de que nos separe físicamente pero nuestros corazones estarán flechados tal como el hilo rojo, hasta el fin de los tiempos—»

La vida a veces te saca lo más apreciado de las manos cuando menos lo esperas, siendo por un momento te quedas seguro de que estarás ahí observando que no se te escape de tus manos por más que lo hayas atesorado mucho, te lo arrebatan de un segundo para otro. El corazón queda paralizado al recibir dicha información de forma inesperada, sientes que todo ese momento quedó ahí, corto, sin explicación alguna. Pensando que es una gran mentira, que es imposible todo al punto que no logras asimilarlo.

No puedes creer que es la realidad, es el supuesto sueño del que todos despiertan con el corazón latiendo a mil por minuto. Lágrimas en los ojos y sudor, eran testigos del dolor que llevaba a torturar tu propia mente siendo el propio reflejo del miedo al perder a alguien que valoras con toda tu vida siendo tan incondicional para ella.

Que eso tan valioso y hermoso de brillos espectaculares tal como los propios rayos de sol que brindaban esa belleza a través de sus ojos marrones llenos de sensibilidad y empatía por el mundo, viéndolo el lado positivo de la mejor manera posible por más que estuviera a pesar de las circunstancias que lo hicieron atravesar en un tormento difícil de atravesar con tanta carencia de confianza en sí mismo, haciendo creer que nada estaría bien.

Pero yo se lo aseguraba, que todo iba a mejorar, que algún día podría respirar el aire libre y limpio que tanto anhelaba, la frescura que le regalaban los suaves vientos de un atardecer. Perdiéndose con el sol la cálida luz que pegaba en nuestros rostros, transformándose en lo que era el frío despiadado pero era lo que menos importaba.

Porque lo que calentaba al corazón de verdad, eran las sonrisas que nos transmitíamos mutuamente. Mientras seguíamos tomados de la mano caminando sin objetivo, disfrutando de la presencia de cada uno. Con los nervios a flor de piel, cuyas emociones se demostraban desnudas con el otro que sin embargo, sabía de estos y se sentía más que feliz por ser correspondido. Los días eran hermosos a su lado, no importaba el clima, o las condiciones en las que nos encontrábamos; con solo cruzar nuestras miradas estábamos en un sin fin de conexiones mágicas e inexplicables que nuestra mente no podría explicar. Solo nos dejábamos llevar por nuestros sentimientos y lo que claramente queríamos.

Una vida juntos, compartirla y hacerla de una aventura inolvidable.

Y aunque sabíamos que no duraría para siempre estando en este mundo aprovechabamos bastante cada minuto que se descontaba, de esta vida tan corta.

Pero no creí que fuera tan rápido, llevándose su vida con la ligera brisa que sentí detrás mío con suma facilidad.

Solo fueron unos minutos que cambiaron mi forma de ver la vida, a una más diferente de la que acostumbraba y eso no me hacía sentir orgulloso. Porque Jungkook ya no está conmigo.

Ese día, bajo la lluvia caía por toda mí anatomía y recibiéndola con gusto el frío presente que ni se escapaban de mis manos temblorosas. El invierno era lo que más amaba, porque ahí comenzó nuestro amor de invierno, corazones fríos siendo unidos por la calidez de cada sonrisa que nos brindamos sin querer. Sabiendo que nos queríamos en el fondo.

Las risas, palabras hirientes fueron todo lo necesario para comprobar el amor que nos teníamos, nos perdonamos en cada ocasión aceptando las diferencias de cada uno y ante lo más importante: aprendimos del otro porque siempre nos dejabámos algo que enseñar sin darnos cuenta.

nuestro último recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora