El espacio de un corazón que no podía ser llenado se incrementaba poco a poco, queriendo tomar todo el órgano palpitante del joven heredero.
Las palabras duras del duque seguían ahí, tan venenosas como siempre, auras de la ausencia de la duquesa llenaban todo el lugar, la tensión que trasmitía toda la servidumbre cuando veían la puerta manchada en rojo de la habitación de la difunda Jennie seguí muy presente, nada había cambiado y sus penas seguían ahí, correcto. Con todas estas explicaciones que el joven heredero se daba sobre cómo nada ha cambiado, no lograba llegar a una respuesta a la mayor duda que ha tenido desde los últimos cuatro días seguidos. Una duda que se plantó en su cabeza y hecho raíces hasta lo más profundo de su cerebro, por más que sus ojos viajaran por cientos de libros buscando alguna pista sobre que es lo que ocurre con el y este problema que se plantó en su vida desde hace 4 días, sus búsquedas sin embargo eran todas inútiles, no conseguía alguna respuesta.—Arriba. —la voz de su profesor lo hizo parpadear para recordar donde estaba.— Oración del miércoles.
Sus labios secos se abrieron un poco y sin embargo no logro decir nada, se levanto junto al resto de la clase y escucho como todos hablaban en unísono, recitando con perfecta coordinación las alabanzas de ese día, todos con sus caras finas y limpias como si fueran ángeles, cuando en realidad habían muchos dentro que tan solo eran unos diablillos traídos al mundo para esparcir pecados y sufrimiento.
Tenía mucho tiempo en sus manos y aún así se sentía como si en cada respiro mil años se le fueran de su vida, era un joven muchacho ahora. Portaba un fuego de ambición en su corazón, común a su edad, las grandes limitaciones comenzaban a afectarle. Sus compañeros hablaban sobre sus planes cuando ascendieran puestos importantes o cuando contrajeran matrimonio con una fina dama de la alta clase, eran algunos planes realmente buenos para un inicio, otros le daban pena por el gran desperdicio.—¿Tiene algún problema, joven Park?
Sus pupilas se alzaron encontrándose con su profesor quien lo miraba para nada contento, era el único que quedaba en pie, ¿en verdad no se dio cuenta cuando los demás tomaron asiento? la vergüenza que estaba pasando ahora lo abrumaría si no fuera por el hecho de que suficiente vergüenza pasa ya saliendo a la a luz con esa cara.
—No, señor. Lo lamento, estaba...Distraído. — se excusa vagamente.
—Pues si viene a distraerse puede hacerme el favor de mejor no venir a clase, salga de aquí, vaya a la capilla a rogar por perdón. — El hombre creyente se veía muy molesto con el joven heredero, ChanYeol suspira indignado.
El heredero sabe que si no fuera por su apariencia no le hablaría así, porque si no tuviera esas cicatrices su padre si lo querría, lo defendería, y nadie se atrevería a tratarlo de tal manera, pero esa no era la realidad. La realidad lo hizo caminar fuera del salón de clases, tenía sus puños apretados de la indignación pero hacer algo como un berrinche era muy bajo para su clase, podría ser un fenómeno pero jamás un maleducado. La capilla estaba siendo ocupada por otro grupo de menor grado, por lo cual, con mucho pesar para su pobre corazón, no entró y solo se fue al la fuente de la virgen María, ahí estaba esa estatua que lo esperaba como siempre para sentarse en ella.
—Baekcienta, Baekcienta siempre tan desarreglado. — canturrea una voz suave.
ChanYeol ignora la voz a lo lejos al principio, porque sinceramente no le interesa saber de quien se trataba, el tenía mejores cosas en las cuales centrar sus pensamientos, una de esas era el buscar una respuesta para su crisis de joven confundido por sí mismo. Es que realmente esa duda se lo estaba comiendo vivo, ya ni siquiera podía concentrarse en sus clases por esto, si su padre se daba cuenta le pegaría, amaba tener excusas para "corregirlo", claro.
—LuHan es mi turno de ser el príncipe. — otra voz diferente hablo.
—No, BaekHyun, tú eres más lindo para el papel de cenicienta. Además ya estás lleno de ceniza.
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La Locura Del Duque Park.
FanfictionHace mucho tiempo en un pueblo nació un niño, sano, fuerte, hijo del duque y duquesa del lugar, pero portaba lo que se consideraba una maldición, el bebé tuvo un terrible destino donde su carita de querubín fue afectada, dejando un rastro de cicatri...