Día 3. Refugio

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10 de octubre de 2020.

Día 3. Refugio.

Es media noche, llegó al bar de cada día, pido lo mismo de siempre, observando a toda la gente que pasa y entra al establecimiento, veo al mismo señor de la vez pasada pero esta vez no esta con su feliz pareja, se encuentra con otra mujer, me le quedó viendo, analizando lo que hace, viendo los movimientos que hace, tratando de saber quién es ella, pero no logró hacerlo mis pensamientos tratan de saber que hacer, ¿cómo pagaré la renta? ¿cómo voy a sustentarme? Preguntas que no puedo responder, hasta que, siento el sobre en mi bolsillo, lo abro y veo mi última paga, con esto solo puedo sustentar la renta, pero me quedaría sin comida, sin agua; me quedo analizando, viendo que la renta no la he pagado casi 3 meses y que no tengo nada ahorrado. Me quedo sentado en el vacío, sin saber que hacer.


Las horas han transcurrido, el bar apuntó de cerrar, dirigiéndome a la salida me encuentro con un cartel que solicitaban empleados, a la vista puedo ver al dueño del establecimiento, me acercó a él y le comento sobre el empleo, empezamos hablar con unos cuantos tragos, después de tanto alcohol el dueño me dice que sería un honor que trabajará para él, le tomó la palabra y agradezco.

Es hora de despertar escucho, empiezo abrir los ojos, el bar apuntó de abrir, mi cara encima de la barra durmiendo, a mi costado el dueño con un sueño profundo que se alargará unas cuantas horas, a lo lejos el sonido de las puertas abriendo, volteo y es la empleada del lugar, me dice que me empiece a cambiar, yo sin entender le preguntó ¿por qué? Me responde trabajas aquí no, al escucharla me levantó de mi lugar tratando de recordar lo de la madrugada, solo puedo sentir la cruda como cada día de la semana.
Salgo del lugar corriendo, dirigiéndome a mi hogar, corriendo por las calles en una ciudad de tráfico, tratando de recordar lo que sucedió, llegó al edifico, empiezo a recordar, veo el sobre en mi pantalón y el cartel que arranque de solicitud de empleo del bar, me adentró a mi departamento a escondidas tratando de que el señor Morales no me vea para que no me cobré la renta que debo, llego, me recuesto tratando de saber que hacer, veo el techo blanco de mi habitación tratando de ver las respuestas a mis problemas, me levanto y me empiezo a preparar, se me hace tarde para mi nuevo empleo, empiezo a meter las fotos de ella, de mi familia y los mismos recuerdos de este lugar a la maleta, terminó de vaciar mi habitación, es momento de empezar algo nuevo en otro lugar.

Las calles solas, un cielo apunto de oscurecer y un joven tratando de saber que hacer con su vida. El bar a unas cuantas calles de mí, después de unas calles llegó, me empiezo a preparar para trabajar; con mi mandil bien puesto, empiezo a recibir a la gente con una sonrisa enorme en mi cara, recibiendo clientes y mirando hacia la puerta, viendo en lo que me metí, viendo a la gente pasar tan feliz y yo aquí en un trabajo que apenas me sustentará. Viendo hacia la salida de este lugar, analizando que pasan más mujeres que hombres, mujeres que no se acercan a lo grandiosa que era ella, hasta que ella pasa, saltó la barra corriendo hacia ella y mi compañera a mi lado viendo como huyo otra vez.

Oscuridad: No confíes en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora