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—Bueno, supongo que ya debes irte...

El chico de cabello castaño miró por encima del hombro a la joven de ojos azules. Su mirada era de una mezcla de preocupación y tristeza. Se dio media vuelta para poder ver mejor a su amiga de la infancia, al mismo tiempo que soltaba las maletas dejándolas a un lado, se acercó a la chica de baja estatura y le dio un fuerte abrazo, a lo que ella rápidamente correspondió.

—¿Estás segura de que no quieres venir conmigo?—Habló en tono preocupado mientras ambos se separaban unos cuantos centímetros del abrazo.—Me iré por un buen tiempo, no estoy seguro de cuando volveré. Me preocupa el dejarte sola, Sayori...

La chica de cabello rosado le dedicó una dulce sonrisa acompañada de una pequeña risa.
—No tienes de qué preocuparte, Michael*.—Recorrió con sus manos desde la mitad de su espalda hasta las manos de su mejor amigo, las cuales tomó con delicadeza.—Estaré bien, lo prometo.

El joven de cabello castaño suspiró al mismo tiempo que suavizaba la mirada y sonreía, le dio una pequeña caricia en la cabeza a la de baja estatura. Ambos volvieron a abrazarse con fuerza.

—Cuídate.—Dijo en tono preocupado y triste, a lo que Sayori solamente asintió mientras se acurrucaba en el hombro de Michael.—Y por favor, no faltes a ninguna de tus terapias. Sabes que son por tu bien.

Sayori desvió la mirada no muy segura de lo que estaba apunto de decir, pero igual asintió con la cabeza.
—No faltaré a ninguna, Michael. No te preocupes...

Ambos se separaron, esta vez por completo. Michael le dedicó una sonrisa llena de tristeza a su amiga y la contraria le dedicó una que reflejaba alegría.
A él le dolía, realmente le dolía dejar sola a su amiga de la infancia cuando más lo necesitaba, realmente quería llevarla con él, pero tampoco puede obligarla.

El último tiempo que pasaron juntos terminó, era hora de que Michael partiera al extranjero para poder terminar con sus estudios. Tomó las maletas y se dio media vuelta caminando tres pasos para poder estar cerca de la puerta, estiró un poco su antebrazo tomando la perilla, al mismo tiempo que la giraba lentamente; abrió la puerta dejando que la sala se iluminara aún más por los rayos del sol, cosa que deslumbró un poco a Sayori. Sin embargo, no podía apartar la vista de su mejor amigo, el cuál debía partir para por fin cumplir sus sueños, y no debía interferir ni ser una carga en el camino.

El joven de ojos color miel la miró por encima del hombro, aún con tristeza.
—Intentaré visitarte en vacaciones, ¿bien?—Mencionó en un tono tranquilo y bastante dulce, la pelirrosa solamente se limitó a asentir con alegría.—Aunque quizá no estés sola, puede que tu madre regrese pronto de viaje

—Oh, ¡claro! Está bien.—Fue lo único que se le ocurrió decir a la pelirrosa.

El chico solamente se despidió con la mano, mientras que formaba una sonrisa triste en sus labios. Puso su vista al frente y se dispuso a salir de aquella casa llena de recuerdos, cerró la puerta dejando a Sayori sola, parada en la puerta.

—Nos vemos, Michael...—Habló con la voz entrecortada al mismo tiempo que lágrimas caían por sus mejillas. Sin poder evitarlo, rompió en llanto, a pesar de que sabía que volvería a verlo; era difícil el saber que no lo vería todos los días y que se la pasaría totalmente sola.

Serían días complicados para ella, para la pequeña Sayori.

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*Michael—así se llamará MC en esta historia, por si no lo habían captado(?
¿Por qué "Michael"? Bueno... ¿MiChael? ¿MC? Aparte fue el primer nombre que se me vino a la mente, lol.

•ᴘᴇʀᴅᴏɴᴀᴍᴇ• ❬°•⚜ᴅᴅʟᴄ!⚜•°❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora