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Abrí los ojos con molestia en cuanto escuché el despertador sonar a todo volumen. Los pájaros cantaban asquerosamente alegres y el sonido del viento era realmente agradable para mí. Estiré el brazo, tratando de alcanzar mi celular, el cual estaba colocado en la pequeña mesa de luz. Estaba realmente aturdida por el sonido horrible de la alarma, pero debido a lo adormilada que aún me encontraba, no logré alcanzar mi teléfono, así que me rendí dejando caer mi brazo en el colchón.

Otro maldito día en el que sigo con vida.

¿Por qué no me he suicidado y ya? Bueno, desde que Michael me comenzó a llevar a terapia, lo único que he hecho es engañarlo para que crea que voy mejorando, pero si les soy horriblemente sincera, no me interesa salir adelante; no me interesa mi salud mental.
Si yo muriera, Michael se pondría realmente triste y lo que menos quiero es verlo llorar mientras se maldice a el mismo porque "Todo fue su culpa". No, no quiero eso.

Yo sólo vivo por Michael, no por nadie más. No vivo ni para mí.

Al estar acostada boca abajo, todo lo que veía era con un ojo, el otro estaba tapado por mi cabello y la tan acolchonada almohada.
Me quedé mirando como idiota, los alrededores de mi cuarto desordenado y que apestaba.
En el escritorio se encontraban los vasos de agua y latas de hace aproximadamente una semana, también se encontraban los platos que contenían comida sin terminar de hace dos días. Toda la mesa estaba cubierta por eso, que incluso no se lograban ni notar los libros y la computadora.
El bote de basura se encontraba ya lleno de botellas y bolas de papel; era tanta basura acumulada que ya hasta tirada En el piso estaba.
No se logra notar el piso, pues está repleto de ropa. La mayoría de prendas en el piso están limpias, pero una que otra supongo que si ha de estar sucia.
Y bueno, mi cama hace un mes que no la tiendo, también tiene montones de ropa y una que otra libreta de la preparatoria.

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La preparatoria, ¿eh. . .?

Si no hubiera conocido a esa maldita perra, no estaría en esta situación.

Quizá seguiría siendo la Sayori burbujeante que todos conocían.

Sí, conocían.

Ahora ya no pueden ni reconocerme, a duras penas Yuri logró reconocerme la semana pasada que me la encontré.

Bien, mi cabello creció bastante, pero está mal cuidado y totalmente desordenado. Mi cara está repleta de ojeras y una que otra marca de los barros que me he quitado al explotarlos. Mis ojos ya no tienen ese brillo que los hacía ver hermosos todos los días, ahora sólo son de un color azul oscuro y ni siquiera tienen brillo alguno, sólo están completamente vacíos; careciendo de alegría, felicidad y paz. Estoy muy delgada, casi llegando a ser un esqueleto, y esto es debido a que no como mucho.

Habré cambiado, pero no tanto como para no reconocerme.

Regresé a la realidad, gracias a que la alarma estaba sonando de nuevo. Esta vez sí me levanté y tomé mi teléfono, apagando por fin el despertador que me tiene hasta los huevos. Solté un suspiro de molestia y aventé mi celular a quién sabe qué lugar de la cama, pero está bien porque no se oyó putazo alguno.

Me senté en la orilla de la cama y ahora me quedé viendo una chancla, sin pensar en absolutamente nada, sólo sentía el horrible cansancio que tenía; pero esta vez sí debía ir a terapia, pues este mes he estado faltando bastante.

Sabía que debía apurarme, pero ahí estaba, viendo la puta chancla.

La diferencia es que ahora sí estaba pensando en estupideces.

Como por ejemplo: ¿Cómo hicieron esa chancla? ¿De dónde sacaron los materiales? ¿La hicieron a máquina o a mano? ¿Por qué es tan cómoda? ¿Quién inventó la chancla y quién se la puso primero?

Ok, eso no tiene ninguna relevancia, pero realmente estaba sentada con la expresión de un idiota.

Esto hubiese seguido así por mínimo 2 horas, sino fuera porque escuché como tocaban el timbre de mi casa como si estuvieran desesperados en que saliera. Lo voy a admitir, era realmente molesto escuchar el timbre sonar una y otra vez, así que rápidamente me coloqué las chanclas y salí de mi habitación casi corriendo, bajando las escaleras deprisa y dirigiéndome hacia la salida a paso veloz.

-¡Ya voy! ¡Ya voy!-Grité en tono molesto, rascándome la nuca al igual que bajaba la velocidad de mis pasos y me disponía a tomar la perilla de la puerta, deteniéndome al instante.-Seguro son los malditos niños que aún siguen jugando con los putos timbres. . .-Susurré irritada.

Giré la perilla de la puerta lentamente, con el miedo de que no hubiera nadie y yo cayendo en sus trucos. Al girarla por completo, jalé la puerta hacia mi dirección con toda la bendita pereza de mi podrido corazón, provocando que entrecerrara mis ojos al ver la luz de del sol pegando en mi cara. Alcé la mirada poco a poco, ya lista para decirle a el desconocido "No estoy interesada, gracias", pero en cuanto vi de quién se trataba, mi ceño se frunció y mi mirada fulminó a la persona que se encontraba parada con los huevos en alto frente a mí.

-Caray. . . ¿¡Tú!? ¿¡En serio!?


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Kdense en ksita e iknoren mis pendejadas k publiko en el tablero.
Salgan sólo por lo necesario y también no se alarmen, todo va a estar bien, de todos modos de cualquier forma nos vamos a morir.

Los amo uwu

Por cierto, lamento que el capítulo sea corto.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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