Tres

25 2 0
                                    

Acaban de dar las diez y media de la noche, lo sé porque se ha activado el modo nocturno de pantalla de mi móvil, ¿si no de qué?
En esa misma pantalla acaba de aparecer un mensaje, no tengo ni mirarlo para saber que es de Marta. Lo leo sin mucha atención, de momento. Tócate los huevos, que hoy se sale dice. Me encantaría decir que tengo mejor plan, pero ver Friends por tercera vez no seduce mucho. Así que, qué coño, hoy se sale. Siempre he tardado muy poco en arreglarme, esas cosas de estar horas delante del espejo en mi vida lo he hecho.

-Papá, vuelvo en un par de horas, no me esperes despierto -grito mientras cojo las llaves y una chaqueta.

No contesta. Qué raro, ¿ni para echarme la bronca?

-¿Me has oído? ¡Que me voy! -vuelvo a gritar.

Joder, es que este hombre es un caso en serio. Atravieso el largo pasillo que lleva al salón. Oigo una voz, la de mi progenitor, pero no me habla a mí. Decido quedarme a un palmo de la madera de la puerta. Yo escucho pero él no me ve.

-Podríamos irnos unos días -dice él mientras mira un marco de foto apoyado en la librería-. No, no puedo dejar a Alba tantos días sola -niega mientras coge el recuerdo hecho papel-. No sé, quizá podríamos irnos los tres -lo deja otra vez en apoyado.

¿Los tres? ¿Qué tres? Porque si me incluye ya estoy poniendo una hoja de reclamaciones.

-Ella también está ilusionada -añade.

Espero no ser "ella", porque ilusionada no es precisamente la palabra.

-Semana Santa puede ser buena época, sí. Se lo comento mañana y te cuento, un beso, cariño.

Ya no aguanto más detrás de la puñetera puerta.

-Pero ¿qué puta broma es esta? -digo cabreada.

Él se gira asustado, sabe que lo he escuchado todo, y que la ha cagado.

-Alba no es lo que parece.

-¿Cómo no va a ser lo que parece? Estás con otra tía, pero si no han pasado ni seis meses...

No doy crédito. ¿Cómo ha sido capaz?

-Alba, cariño, de verdad...

-Ni cariño ni ostias, dices que yo no tengo respeto por las cosas, ¿y tú? ¿Tú qué respeto tienes? Hace seis meses que...

-Sí, Alba, dilo. Hace seis meses que se murió tu madre.

-Ni te atrevas a nombrarla porque te juro que...

-¿Que qué, Alba? -dice en un tono más calmado. Coge aire, se sienta.- Cariño, tienes que empezar a...

No puedo escucharlo. Le corto.

-No, yo no pienso olvidarla. Para mí mamá lo era todo, por eso tiene sentido que tú no seas nada.

Y como estaba haciendo antes de esta terrible intromisión, cojo mis cosas y pego un portazo. Oigo mi nombre en un grito. Lo evito y me largo.

Marco el número de Marta. Se nos ha complicado un poco la noche.

-Dime tía, ya está llegando la gente por aquí eh -dice al otro lado de la línea.

-Estoy de camino, pero me tienes que hacer dos favores -digo mientras me enciendo un cigarro.

-Dispara, nena.

-Cuando llegue quiero mi ronda de chupitos, lo primero. Y lo segundo, dime si ha llegado Hugo.

Espero unos segundos y...

-Tienes al morenazo esperándote para poneros una copa, anda corre.

Hecho.

Pero antes tengo que pasar por otro sitio. Hago otra llamada.

-Edu, necesito un gramo, en diez minutos donde siempre.

No contesta, solo confías en que estará.

Y efectivamente está.

-Hey, no sabía que habías vuelto -dice mientras se acerca.

-Hay muchas cosas que no sabes -sonrío.

-Ya veo -abre su chaqueta mientas saca una bolsa de plástico, un polvo blanco reluce en su interior.- Son diez.

Le doy el dinero y él a mí la bolsa, nos despedimos con la mano. Él espera verme pronto y yo espero no tener que hacerlo. Aunque siempre caiga.

Consigo llegar a casa de Marta por fin, menudo paleto el taxista, dos veces se ha equivocado de calle, madre mía.

-Pero qué ven mis ojos, si es Alba apareciendo solo cuarenta minutos después de "estar de camino" -dice Hugo a mi espalda.

Me quita la chaqueta y reemplaza la tela de la prenda por un beso en mi omoplato.

-Llego tarde como siempre, pero con una sorpresa como nunca.

Otro beso.

-Un chupito primero para entrar en calor, ¿no, fiera?

Le sonrío mientras ando para encontrar con suerte a alguien que conozca.

-Hombre, rubia -saludo a mi amiga.

-Ostia tía, ya veo que has encontrado a Hugo rápido.

Río por no llorar. Vaya puta mierda todo.

-Bueno, chupito al canto -dice el chico mientras se traga el licor.

-Pues yo no me quedo atrás -digo sin mirar mucho el color mientras me lo trago.

-Yo menos -dice Marta mientras se echa el vaso a la boca.

Hugo ya está bailando, y la morena se une en cuanto ve poner las manos del chico en mis caderas para hacer lo mismo. Los dos me bailan. A mí, y para mí. Me encanta. Bailo para ellos.

Cojo su camisa y el top, les llevo al baño.

Hago tres rallas al lado del lavabo.

-¿No os apetece? -pregunto ante la poca iniciativa de mis dos acompañantes.

Marta se lanza a por la primera, le cede el testigo a Hugo y él a mí.

Los tres soltamos un grito. Hugo se lanza a mi boca, duramos unos segundos a puro fuego, hasta que Marta gira su cara para besarle a él. Se mezclan nuestras lenguas y salivas. Concretamente tres en una.

Mini historias. One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora