Tres (II)

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Nuestras salivas se mezclan y nos empezamos a mover despacio. Marta y yo nos besamos despacio para volver con fuerza, Hugo se coloca detrás de la morena y le besa el cuello. Ella gime, se gira y empieza a mover su culo contra mi pelvis. Estoy chorreando. Juego con su cuello, su lóbulo y su pendiente circular que redondeo con la lengua, el moreno tiene la misma idea, por lo que nuestras lenguas se juntan a la vez que se separan del pendiente. Marta se quita el top que marcaba su pecho, Hugo y yo descubrimos que no lleva sujetador. Nos miramos y sin pensarlo cada uno ocupa con su boca un pecho de la chica. Ella gime, mientras saca por arriba la camisa del chico, que pasa a masajear con sus manos sus tetas, y a dejar marcas con la lengua por su cuello. Aprovecho para hacer desaparecer por el suelo mi camiseta y mi sujetador, y de paso, cerrar la puerta con un pestillo. Ando lento mirando como de cachondo está Hugo, por como se nota en su pantalón, y los pezones de Marta, que están para rayar diamantes. Me acerco los dos me esperan y me tiran a la cama que tenemos detrás. La de Marta. Ella es quien le quita el pantalón a Hugo, y él después a mí. Me tumbo mientras los dos besan, uno mis muslos, y la otra mi boca. Disfruto de tantas sensaciones juntas, de las tetas de Marta rozando con las mías, de los besos del moreno al borde de mi pelvis, y de las manos de la morena bajándome el tanga. El chico me abre ligeramente las piernas, y empieza a mover su lengua, mis besos con Marta se vuelven descuidado porque solo gimo. Intento no concentrarme en su lengua para no correrme tan rápido, pero como es imposible, tiro del pelo a Hugo. Sube hasta nosotras, a la altura de mi boca. Miro a Marta con deseo, y ella lo sabe.

-Sube -digo con mi voz tan baja como sensual.

Sabe perfectamente lo que quiero decir, aunque se estremece un poco por la propuesta. Se incorpora y se pone de rodillas, pasa una pierna por encima de mi cabeza, al otro lado de mi cuerpo mirando hacia Hugo. Me mira desde arriba, y mira a Hugo, están enfrentados. Le imita a la altura de mi vientre quedando atrapada yo debajo de los dos. La morena baja sus piernas y yo hago el primer movimiento con mi boca. Paso lentamente la lengua y succiono en el centro de placer. Ella echa su cabeza hacia atrás. Hugo se  acerca a ella, a chupar con fuerza su cuello. Marta agarra el miembro erecto y lo masajea de arriba a abajo, con calma. Gime bajo, pero empieza a mover sus caderas contra mí. Cierro mis piernas porque no aguanto más lo cachonda que me estoy poniendo. Hugo se da cuenta, las abre de nuevo. Baja una mano y con su dedo índice y corazón roza mi clítoris. No bajamos el ritmo, ninguno de los tres. Si seguimos así nos vamos a correr. Nos la suda. Todo.

Me encantaría decir que me despierto entre besos, o por un rayo de luz que atraviesa la ventana, pero no. Un ruido de cristal me despierta. Y no solo a mí. A mí lado dormían plácidamente Hugo y Marta. Remolonean unos minutos hasta que abren los ojos.

-Buenos días a mis chicas favoritas.

Deja un beso en la boca de cada una, colocadas a cada lado de él.

-Buena fue la noche -dice Marta acercándose de mí por arriba-. ¿O no?

Me mira vacilona, yo estoy seria, pero solo me dura tres segundos, hasta que me descojono y dejo un pico en su boca. Esa es mi respuesta.

-¿Desayunamos o qué? -pregunto cuando siento que se me contrae el estómago del hambre.

Ambos asienten. Nos ponemos a buscar nuestra ropa pero huelen a alcohol, por lo que Marta saca de su armario uno chándal para Hugo, un vaquero para mí y dos sudaderas.

-¿Camiseta no tienes?

Ella ríe descaradamente.

-¿Y para qué las queréis? -responde, chula.

Ahora reímos nosotros. Menudos tres.

-¿Vamos? Venga, Marta, siempre tardas en vestirte tres años...

Suena mi móvil. Suele ser Marta la que me llama pero obviamente no es ella porque está aquí conmigo. No quiero cogerlo

-Sí, sí, pero luego "qué guapa estás" -contesta ella acabándose el moño delante del espejo de su baño-. Ahora sí que nos podemos ir.

Los dos me miran a mí. El teléfono sigue sonando.

-¿Alba? ¿No lo coges?

-Sí, dadme un segundo por fa, id yendo que ahora os pillo.

Pongo una sonrisa forzada en mi cara que no les acaba de convencer. Pasan por delante mío para salir de la habitación y para que Marta de un beso en mi mejilla, Hugo, en mi frente. Cojo el teléfono.

- No quiero saber nada -digo antes de colgar.

Silencio el móvil y lo tiro a la cama. En el baño me lavo la cara y respiro un poco más calmada. Dos lagrimas de deslizan por mi mejilla. Me apoyo en el lavabo y respiro. Me miro en el espejo. Respiro mirándome. Una última vez.

-Vamos, Alba, tú puedes ostia. Eres la puta ama -me digo.

Y me lo creo.

Pero ahora toca fingir.

Mini historias. One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora