5.- Juventud

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Omnisciente

— ¡Bakugo! — llama un pequeño omega y Hajime voltea.

— Dime, pequeño — le saluda, sabiendo que está por venir.

— No olvides que el sabado saldremos — ya lo había olvidado.

— Lo siento... — le dice acariciando su mejilla — pero estoy castigado —

— ¿En serio? — preguntó en un tono triste.

— Pues, defendía mi madre de cierto profesor — dice aun con ira en sus palabras por el comentario de aquél idiota.

— Si escuché que por eso ahora estudias aquí, es increible. Defendiendo a los omega — menciona el pequeño Kouhai sonrojandose.

— Gracias, así que dejemos la salida para otro día, pero... —

— Si, Bakugo... — dice expectante el omega.

— No me digas así, dime por mi nombre — con sus palabras tan simples lograba sonrojar al tímido chico.

— Eh... — aún estaba muy rojo, Hajime Bakugo, uno de los mejores alumnos y galanes de la escuela le decía que le llame por su nombre — Hajime —

— Eso está mejor, nos vemos. Te avisaré para salir — le da un beso suave en la mejilla y se aleja con una media sonrisa.

Cuando camina algunos pasillos, ve a su hermano con la vista en su celular.

— Pobrecito tu Kouhai, si supiera que estas loco — se burló de su hermano y de lo engreído que era.

— ¡Cállate! — le dice mirando a todos lados — tu también vas, así que no jodas —

Ikko solo lo mira y se ríe, su hermano es todo un creído. Hasta que levanta la mirada y huele a alguien.

— Hola Ikko — le saluda con voz gruesa un alfa mayor, ya habían hablado un poco en los recesos.

— Hola, Takamoto — saluda con normalidad y el alfa le guiña el ojo.

Los hermanos Bakugo eran como un par de celebridades ahí, eran los chicos nuevos, ambos atractivos, inteligentes y populares.
Omegas deseaban la atención de Hajime y alfas pedían por al menos una cita con Ikko.

— Vuelves hacer eso y te quedarás sin ojos — el alfa lo ve y se va con una pequeña risa. Hajime tiene un aura muy oscura e Ikko solo gira los ojos, su padre y hermano son una pesadilla.

— No me avergüences ¿O quieres que todos esos omegas se enteren de que los engañas? — amenazó ante la sería mirada de Hajime.

— No te atreves — Ikko rió.

— Reto aceptado — y con una sonrisa comenzó a caminar dejando a su hermano atrás.

— ¡Hey! — corrió detrás del rubio — ¡No lo hagas!

[...]

— Eh, hola... — Ikko abrió la puerta del consultorio asomando su cabeza — Dijeron que ya podía pasar — la castaña asintió ante la mirada del rubio joven.

— ¡Claro, adelante! — Ikko se mostró por completo, cerrando la puerta detrás de si mismo, sintiéndose un poco avergonzado aún.

No tiene nada de malo tomar terapia, pero podría ser visto como un bicho raro en la escuela o por sus amigos — ¿Eres hijo de los Bakugo cierto? — justo a esa hora tenía la cita con los chicos.

— Si, soy Ikko — asintió tomando asiento.
Intentaría tomarse todo a la ligera y no ser tan negativo con la situación; aparte, buscaba complacer a sus padres así que no tenía alternativa.

A pesar de todo (Katsudeku) (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora