Prólogo.

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Las nubes de una oscura madrugada se abrían dejando descender un suave destello por el cual una fornida figura descendía llevando en sus brazos un delicado cuerpo cuya cabellera larga y lacia  de un blanco casi platinado iba oscureciendose a medida que ambos descendían, de su fina espalda al igual que la ancha de quién lo sostenía se desplegaban dos hermosas alas que parecía brillar con mayor intensidad deshaciéndose como pétalos quedando sólo el rastro de sus plumas pudiéndose en el aire, en la brisa nocturna. El hombre que lo llevaba no despegaba su mirada del suave rostro de aquel preciado angel en sus brazos, sus ojos ámbar ni siquiera subían a ver al paisaje de la ciudad nocturna, nada de eso le interesaba más que contemplar por unos últimos momentos a aquel ser tan jóven que había cuidado desde su nacimiento.

Atravesando el edificio donde ahora viviría aquel hermoso angel sus pies tocaron el suelo de la única habitación de lo que llamaban departamento, se tomó su tiempo para dirigir sus pasos hacia la única cama de aquella oscura habitación para dejar con pesar aquel cuerpo que carecía de alas ahora, cuya cabellera había oscurecido tanto como la noche sin estrellas pero cuyo rostro seguía conservando la misma inocencia y belleza, lamentándose de no poder ver aquellos zafiros una última vez se incorporó en su lugar observarbandolo por última vez.

— En los tiempos que se acercan ni siquiera en el cielo podré vendar tus ojos ni cerrar tus oídos, pero si satisfacer tu curiosidad te alejará del escenario del cual te quiero ocultar, que así sea... Xiang.

El angel volvió a ascender a los cielos dejando al inconciente pequeño en lo que sería su nueva vida, jurando que en cuanto los malos tiempos pasen él mismo volvería a descender para llevarlo de regreso una vez que su curiosidad esté satisfecha también.

~SACRILEGIO~ |Xiariel| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora