"Cap 01"

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Park Jimin un bailarín prestigioso y famoso, de Seúl. Alcanzó el estrellato en muy pocos meses, tanto que acentuó la envidia de sus amigos de academia.

Después del campeonato en España el joven Park regresó a su vida habitual, el premio de casi medio millón de dólares lo mantuvo inactivo por unos largos meses, sus padres y hermano disfrutaron de dicho premio también, sin decir que la vida de los Park estaba llena de incertidumbre y misterio.

Todo parecía ir de maravilla dentro de la acogedora casa color amarillo, y gran jardín, los padres del joven no aceptaban del todo que Jimin se dedicase a la danza, sus antepasados disfrutaban del ocultismo y los señores Park deseaban poder instruirlo a ello.

El hermano menor del pelinegro lo practicaba sin llegar a tener éxito, después de que intentará hacer un conjuro contra su maestra de química y fuese casi descubierto por sus compañeros de aula Park Jimin se vio involucrado en un escándalo casi mundial.

Todas las redes sociales se invadieron de notas sobre los padres de Park, algunas perjuraban que el éxito del bajo se debía a esto, y cómo no creerlo así, si en tan sólo 5 meses Park ya estaba seleccionado en la mejor escuela de baile y después de eso dos campeonatos regionales, estatales, y ahora, mundial. Transcurrido unos meses pudo salir de su casa a las tiendas comerciales, hubieron notas apoyando su causa y aclarando que sólo se quería volver famoso y por ello el drama.

Park recuerda haber bajado del avión sin ánimos de llegar a casa, el día que salió de ella hasta la competencia sus padres le ordenaron comenzar con los rituales para que pudiesen partir tranquilos a tierra santa en algún lugar de Egipto.

Su taxi aparco frente a su jardín y solo atinó a suspirar, bajo su equipaje y camino frente a las rosas rojas grandes y frondosas que su madre tanto cuidaba, puso su medalla de oro en la parte delantera de su maleta, casi ocultandola, aunque era más que obvio que sus padres ya supieran que ganó. Dejó caer su cabeza y sólo camino en silencio hasta la puerta. Voces familiares se escucharon tras los vidrios chinos que le adornan a la gran puerta de marcos blancos.

– ¿acaso piensan dejar a ese mocoso hacer lo que quiera?-. La voz casi en burla lo hizo detener sus pasos.

– claro que no madre, Park Jimin se pondrá al corriente con los rituales que debió aprender hace meses-. La señora Park dijo sin ánimos de pelea.

— espero que antes del regreso de Egipto él pueda conjurar a un demonio nivel 1 al menos-.

Park se quedó boquiabierto, su interés por lo oculto nunca se acrecentó ni mucho menos cuando vio los resultados de buscar un demonio. Tomó como pudo su maleta y corrió hasta el patio trasero.

Su hermano estaba esperándolo, junto con una media sonrisa, estiró su brazo y tomó la maleta le ayudó a cruzar un par de maderas que servían como separador del césped al concreto del patio. – supongo que ya escuchaste lo de la abuela-. Dijo mirando como la abuela partía en un auto negro de la casa.

– es bastante escalofriante lo que quieren que haga, aún no entiendo como llegue a tener una familia así, tan sólo deseo ser quien soy-. Suspiro pesado, observó a su madre adentrarse al estudio que compartía con el señor Park y entró a la casa lo bastante silencioso que se podía.

Subió las escaleras pesadamente hasta su habitación, está resaltaba en comparación a la casa, aunque su puerta y casi todo lo que se podía ver fuera de ella era un color caoba, la habitación era bastante brillante, un azul como el mar y varias fotografías de sus amigos de preoperatoria colgadas, junto a un mueble lleno de trofeos y medallas. La verdad es que sus padres nunca entraron aunque era fácil de hacerlo, Park no sabía que tenían una llave maestra, nunca la usaron, aún tienen conciencia sobre ser buenos padres y hasta ese punto, antes de la pelea con la madre de la señora Park había decidido ser pacientes con el bajo.

El bajo se recostó al borde de la gran cama, suspirando el aroma a lavanda de sus sabanas perfectamente blancas, bastaron unos segundos para que se pusiera de pie y tratara de saltar por la ventana. Aunque no había desarrollado sus dotes de ocultismo, sabía usar sus dotes, tenían un perfecto oído, no le parecía un dote sentir su piel erizarse cuando sus padres estaban cerca de su habitación.

– ¿podemos pasar? - dijo la señora Park después de depositar unos pequeños toques a la puerta-.

Era más que obvio que no podría negarse, sólo su respiración sonó por unos segundos antes de dejarlos entrar. – Podemos dejar de lado que la abuela me odia, saben yo ni siquiera me siento como de la familia, solo quiero bailar, ser yo-. Sus dedos jugaban dentro de sus bolsillos de la delgada sudadera con logo del equipo al que representaba en Seúl.

– Jimin-ah se que no es fácil, pero espero que entiendas que esto es parte de la familia, es nuestro deber enseñarte. La abuela aun tiene una mente cerrada a esto del siglo veintiuno, pero es porque nunca conoció otra cosa que no fuera el ocultismo-. Y aquí viene el sermón– pensó el castaño.

– Tu madre y yo nos conocimos por esta vida, es difícil pero tienes que entender que así es como se vive en la familia Park. Lo siento, pero antes de que partamos a Egipto, aprenderás y es una orden-.

Sus ojos vagaron por la cara de sus padres, por un momento creyó que no se encontraba en esta situación, los rumores sobre su familia son verdad; pero como podría hacer algo así, pareciera que su  juventud se le escapa entre los dedos.










Capítulo 1/12 ❤️

Demon •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora