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Liu se limpia la boca con la manga de la camisa de su uniforme. Hay un rastro de saliva y brillo de labios en él.
ーUff... ew. ¿practicaste con tomates?
Shuhua mira al suelo, a sus pulcros zapatos marrones, llevándose las manos a los pliegues de su falda.
Con su uniforme de gimnasia, ella parece una muñeca de porcelana. con su rostro pálido por la abundancia de polvo ante su falta de habilidades en el maquillaje, y es por eso y demás, que no puede llorar pese a este desastre.
Liu sonríe, cruza los brazos sobre el pecho y se inclina sobre Shuhua, apoyando su frente contra la de ella. El pelo de su flequillo le hace cosquillas desagradables en la piel. Y ella quiere pasarse la mano por la cara muy fuerte hasta que se haga una marca roja, solo para que este sentimiento desaparezca.
Probablemente debería estar contenta de que un chico tan popular sea su novio. Ella lo llama Liu, porque es un nombre genial para un chico genial que se jacta de este año haber ingresado a la facultad de derecho todo el tiempo.
Shuhua probablemente debería alegrarse de que la besara (él seguro ya había besado a la mitad de la escuela) y tal vez Shuhua debería estar orgullosa del hecho de que Liu la presumió frente a sus amigos.
La biblioteca está llena de estudiantes. Todas se están preparando para los próximos exámenes, pero esto es en la sala de lectura, por otro lado, es bastante acogedor en el departamento de literatura clásica.
Los estantes son altos, casi alcanzan el techo, y los pasillos entre ellos son estrechos. Los libros, un nuevo pedido del gimnasio, huelen a papel y algunas de sus hojas todavía están pegadas. A Shuhua le gustan.
A Shuhua le gustan los colores apagados y la madera oscura, le gustan las novelas de Bronte y las lecciones de inglés, aunque solo se dan dos veces por semana. A ella también le gusta Liu... ¿Probablemente? Al menos a su mamá le gusta.
Y el primer beso, según los preceptos de los clásicos, debe ser maravilloso, mágico, asombroso. Fuegos artificiales a sus espaldas, música romántica, un hermoso vestido, tal vez velas con olor a vainilla... Shuhua no aceptará eso. Ella ya no lo hace, de hecho.
Aprieta los labios, los muerde por dentro. Liu es un idiota y también un novio extremadamente estúpido.
Él sonríe, y pone las manos, donde definitivamente no debería ponerlas. Al menos no cuando ella acababa de cumplir diecisiete y no cuando él le dio nada y una gran humillación por su cumpleaños.
ー¿Por qué estás haciendo pucheros ahora, eh?
Los besos de Shuhua se conocen de los libros. De las películas del Oeste, donde no dudan en mostrar miembros en toda la pantalla. De las historias de la hermana mayor. De un anuncio de un lápiz labial que ya ordenó (porque es imposible no pedir lo que anuncia Jisoo) De los mangas shojo...
Ella sabe lo suficiente sobre besar para entender que no es muy común que te agarren el trasero con las manos sudorosas y te digan que tu beso es repugnante.
ーNiña tontaー dice, empujando el estante con las manos.
Se balancea un poco cuando se va. Shuhua lo sostiene y no parece sentir nada en absoluto.
Se pone en cuclillas, el dobladillo de su falda cuelga hasta el suelo. No puede llorar, pero realmente quiere hacerlo. Y las lágrimas corren por sus mejillas solas.
Se suponía que el primer beso era mágico. Shuhua no aceptará esto, porque los primeros besos ocurren solo una vez.
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