Charlie despertó al día siguiente, su cuerpo se sentía ligero y fresco. Su mano no dolía más, y la inmovilización era apenas perceptible.
Notó en seguida la ropa de hospital y se quedó pasmada mirando el derredor. No reconoció el entorno. Su cuerpo descansaba sobre un sillón de una sala con un ventanal a su derecha, con persianas cerradas. Sintió la tela áspera de las sabanas en su mano.
Estiró los brazos y su vista se nubló un poco, mientras lentamente unas figuritas se asomaban de entre los pliegues de las sábanas.
Parecían peces, y daban vueltas lenta y cadenciosamente sobre su cabeza, mientras ella sonreía.
La doctora Rosie simulaba dormitar en el sillón de enfrente. Evaluaba las alucinaciones colectivas que se originaban de ella, y lo que estaba por pasar.
Charlie no había reparado en que Alastor dormía profundamente en el sillón reposet a su espalda.
El peso de Vox, cuya cabeza reposaba a sus pies, la distrajo de su ensoñación.
Los peces se acercaron al joven doctor y volaron sobre su cabeza, adoptando un color azul neutral y agradable.
Se acercó y le acarició el cabello, negro y suave. Vox, aún dormido, se removió incómodo por la posición, y alcanzó la mano de Charlie acercándola a sus labios.
Los peces dejaron de girar armónicamente sobre su cabeza y se arremolinaron en desorden, al tiempo que la cara de Charlie se encendía por la sorpresa.
Se soltó en seguida y se incorporó del sillón.
Fue entonces cuando reparó en Alastor.
Los peces se tornaron rojos y más alegres, pero Charlie ya no les ponía atención.
Se acercó lentamente a él y estudió su rostro y la postura relajada del sueño. Extendió su mano izquierda para intentar tocarle el rostro, pero la inmovilización se lo impidió.
Los peces comenzaron a caer, como hojas de otoño, convirtiéndose en cenizas al tocar el suelo.
Charlie retrocedió asustada, mientras una nueva alucinación, alargada y espeluznante, con la forma de un hombre con cabello rojo alborotado, se acercaba a ella hasta acorralarla.
Alastor seguía durmiendo. Rosie se puso de pie y avanzó rápidamente para interponerse entre Charlie y la figura.
La tomó de los hombros, como lo había hecho hacía tantos años. Y le habló en voz baja y clara.
- Charlotte Magne, abre los ojos. Esto no es real. Lo estas haciendo tu. – Ella frunció el ceño, contuvo la respiración y asintió con fuerza.
Pero la figura alta y pelirroja seguía ahí. Ambas podían verla.
Rosie estiró la mano para intentar tocarla.
Nada.
Rosie suspiró y le indicó a Charlie que volvería a inyectarla, pero una dosis menor.
Ella asintió y se dejó sentar de nuevo en el sofá, en donde se estuvo tambaleando, indiferente al medio.
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El agua estaba helada.
En la mente de Charlie lentamente cayó en cuenta, de que después de todo, era una mala idea nadar en el lago Herb Parsons a la mitad del invierno. El lago no estaba congelado, aunque poco faltaba.
Pero algo había en esa sensación quemante en la piel, que la instaba a sumergirse por completo.
Angel y Vaggie ya iban muy adelante, y se les veía a la mar de felices echando carreras dentro del agua, sin inmutarse por la temperatura.
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Hear Me Out (Chalastor)
SpirituellesHoli. Este es un proyecto extraño. Tratandose de mi ship favorito, me he entretenido mucho en las últimas tres historias, pero siento que esta será un poco diferente. Por supuesto que tendrá lemon y es que el sexo, fuera de leerlo por morbo, se deb...