Uno

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Mark se preparaba para ir a hacer la última visita del día y a decir verdad estaba totalmente cansado, solo pensaba en llegar a su hogar y poder dormir.

Mark es trabajador social y hoy le tocaba hacer visitas en hogares donde podría presentarse problemas en términos de una mantención adecuada de un hogar. Según leía el último expediente, la casa que debía visitar era un chico de apenas 25 años llamado Lee DongHyuck, el joven estaba a cargo de su hermano menor que tenía 9 años. Rogaba a los cielos que aquella visita no tardara demasiado, puesto que ha tenido que lidiar con demasiados problemas durante el día y agradecería no terminar la jornada laboral con otro más.

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que el repentino grito de un niño le hizo volver a la realidad.

– ¡Pero yo también puedo jugar! – Escuchó Mark al pequeño nuevamente hablar. – ¡Hice mi propio juguete! ¿Puedo unirme a ustedes?

Mark finalmente logró divisar al pequeño de aquella y voz, y un par de niños más. Si es que no entendía mal la situación, el pequeño les estaba pidiendo jugar con ellos. Sin darse cuenta comenzó a sonreír por la tierna imagen de todos los pequeños.

– No puedes jugar con nosotros Jisung, esa cosa ni siquiera es un juguete – Comentó abruptamente uno de los niños.

Mark enseguida dejó de sonreír y se detuvo a unos pasos alejados para presenciar lo que sucedía, no quería que los pequeños terminaran peleando.

– ¡Sí es un juguete! – Exclamó el pequeño frunciendo su ceño extrañamente. – ¡Duckie me ayudó a hacerlo para mí y sirve perfectamente para jugar!

– No nos importa – Comentó otro niño desde atrás.

– No jugaremos contigo – Terminó de decir uno de ellos mientras todos se alejaban de allí.

Mark quería acercarse al pequeño y decirle que no haga caso a esas palabras, pero el pequeño rápidamente comenzó a murmurar.

– ¿Cómo que no es un juguete? Claro que lo es, ¿Eres un juguete cierto? – El niño comenzó a hablar y mover su muñeco de un lado a otro hasta que repentinamente lo soltó. – ¡No me sirves! Pensé que al fin podría jugar con alguien, ¡pero no me ayudaste!, ya no te quiero.

Mark se sorprendió al ver que el pequeño dejaba su juguete en la calle mientras se alejaba, así que rápidamente se acercó para tomarlo.

– ¡Oye! no hagas eso, ¡es mío! – Repentinamente el pequeño volvió corriendo, y Mark pudo notar que tenía un rastro de lágrimas en sus regordetas y pequeñas mejillas.

– Toma, no te lo quitaré, es que lo vi botado y pensé que era un muy lindo juguete. . .

– ¿Lindo? – Preguntó el menor curioso.

– Claro, estaba que se lo llevaba a mi sobrino, nunca había visto un juguete taaaan genial.

Mark sonrió satisfecho al ver la sonrisa en el rostro del pequeño nuevamente.

– Lo siento mucho señor, pero mi hermano y yo lo hicimos, ¡solamente hay uno en todo el mundo! – Exclamó emocionado. – Eso me dijo él.

– Que suerte tienes por tenerlo, no lo pierdas entonces, en cualquier momento te lo podrían quitar. . .debes cuidarlo, ¿bueno?

El pequeño asintió orgulloso. – Lo siento señor pero me tengo que ir, mi hermano me está esperando.

– Adiós, ¡cuida a tu juguete!

Vio como el niño daba saltos y pasos grandes para caminar más rápido, Mark, lentamente caminó detrás del pequeño pues al parecer iban en la misma dirección.

You're a God but I'm a fool ☼ Markhyuck!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora