DINO

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Las primeras criaturas que creo la Madre Naturaleza fueron los monstruos.

Seres con apariencia animal, pero de corazón humano.

Reves Brises era su ciudad, pocos de los humanos que vivían en el mundo en ese entonces no se atrevían adentrarse en este lugar por miedo de los monstruos.

En necesidad de encontrar un lugar donde esconderse, las nemis agotadas y sin fuerzas llegaron a la ciudad, no tuvieron de otra más que pedir ayuda y los monstruos, sin preguntar mucho, se la dieron.

Les brindaron refugio, comida y agua.

Las nemis en agradecimiento les brindaron conocimiento y su lealtad.

En Reves Brises ya no solo habitaban Monstruos, ahora también lo hacían las Nemis.

Unos años después nació Dino Kumar, el primer hijo entre una Nemi y un Monstruo. Un niño con la apariencia de un monstruo, pero que podía transformarse y tener aspecto humano.

No tenía los poderes de su madre, en cambio tenía la fuerza de su padre.

Criado entre dos mundos, Dino creció lleno de conocimiento, se pasaba los días charlando con los más ancianos y le gustaba leer los diarios de campo de las Nemis; pero sobre todo creció rodeado del amor de sus padres. Cira y Badir eran la pareja más cursi que pudieras encontrar y como padres no eran la excepción.

El nacimiento de Dino abrió paso a una nueva generación de niños, Monstruos mezclados con Nemis. Todos los niños eran igual que Dino, pero algunas niñas nacían teniendo aspecto solamente humano, eran Nemis.

Todos creían que esta nueva generación seria la que, por fin, después de años de aislamiento, podrían salir y tener otra oportunidad; la oportunidad de vivir y de conocer otros lugares.

Pero por desgracia todavía no les tocaba ser libres.

Dino recuerda que en los libros de campo de las Nemis hablaban sobre una guerra. Hace mil años las Nemis pelearon contra los humanos, aunque no recuerda muy bien el porqué. También recuerda un nombre, Marika, el nombre de nuestra presidenta; la líder de nuestro mundo.

Todos dicen que es la persona más justa que conocen, una líder sin igual, pero los diarios de las Nemis narraban todo lo contrario. Quizá por eso Reves Brises tenía su propio gobernante.

No fue hasta dentro de algunos años, cuando Dino era mayor, que se dio cuenta de la verdad que había leído de pequeño.

Todo sucedió de noche, nadie vio a los Rangers escabullirse en la ciudad, nadie pudo ver la bomba de gas rodando por la acera y nadie los vio alejarse antes de que el gas se expandiera por toda la ciudad.

Sorprendentemente las Nemis no fueron afectadas, nada más provoco que quedaran inconscientes unas horas. Pero los Monstruos enloquecieron.

De repente todas las aceras estaban ocupadas por manadas de Monstruos atacándose unos a otros; se percibía una furia incontrolable.

Cira estaba durmiendo cuando su esposo intento ahorcarla, pero Dino pudo intervenir mucho antes de que este la tocara. Salieron a la calle, ambos invadidos por la furia y las ganas de matarse. Dino no podía pensar, no podía controlar sus movimientos, él y su padre pelearon sin parar hasta que los dos no dejaban de sangrar.

En un momento Badir iba decidido a matar a su hijo, pero Dino fue más listo y mato a su padre tan rápido que no recuerda haber clavado su garra en su corazón.

Badir quedo en sus brazos y por un momento Dino sintió que volvía a su estado normal, pero el rugir de las bestias luchando al otro lado de la ciudad era más fuerte, así que se fue para seguir peleando.

Pasaron las horas y cuando el efecto del gas se terminó, la ciudad de Reves Brises estaba en completo silencio. Dino estaba tirado con la mejilla contra la acera, le chorreaba sangre de una herida en la cabeza y su cuerpo estaba tan mallugado que no podía moverse de ese lugar.

Al principio solo podía escuchar su respiración irregular, se sentía cansado y no podía recordar cómo es que termino en esa situación. Después escucho el sonido de unos pasos cerca de él, alzo la vista y pudo ver a un par de Rangers caminando en medio del desastre de cuerpos que había por toda la acera. Comenzaron a entrar en las casas y a sacar los cuerpos de las Nemis que estuvieron inconscientes todo este tiempo.

No fue hasta que un joven Ranger salió cargando el cuerpo de su madre, que Dino sintió como los recuerdos de lo que había hecho esa noche volvían a él. Quiso gritar, pero la sangre que se acumulaba en su boca no se lo permitía. No quería que se la llevaran, junto todas sus fuerzas y cuando el joven Ranger pasó por un lado de él, le agarro la pierna con una garra para evitar que este siguiera caminando.

El Ranger lo miro extrañado, quiso zafarse, pero la fuerza del monstruo era mayor. De repente escucho un pequeño murmullo que de no ser porque estaba lo suficientemente cerca del monstruo quizá nunca le habría entendido.

No sabe si fue un sentimiento de lastima el que hizo que el joven Ranger tomara la decisión de ayudarlo, aunque este sabia las consecuencias de hacerlo.

Esa noche paso algo que Dino nunca comprenderá porque sucedió, se volvió inmortal. El joven Ranger era como él, lo pudo sentir cuando lo miro a los ojos. Quizá venia de una raza extinta, eso podría explicar por qué lo ayudo sin titubear.

Desde entonces Dino se vio inmerso en una búsqueda de ese joven, un Ranger que le dio su inmortalidad para que el pudiera vivir. Le debía la vida, pero ni siquiera sabía su nombre.

Se quedó tirado después de eso, se sentía agotado, sus heridas tardarían en sanar, pero viviría, el Ranger le dijo que así iba a ser.

Se llevaron a su madre.

Mato a su padre.

Su ciudad había sido destruida.

Pero el viviría.

LOS PERDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora