Capitulo 2: Dias oscuros

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Cuando vez en las noticias, que ha habido un asesinato, un secuestro o que han abusado de una chica. Nunca te imaginas que algunas de esas cosas fuera a pasarte. Pero cuando pasa solo tiene un único pensamiento.


Venganza.


Han pasado cuatro días, y ya no siento la mayor parte de mi cuerpo, ya ni siquiera siento dolor. Y lo peor es que estos hombres no se satisfacen tan fácil.

Le han pedido a mi padre una gran suma de dinero, en efectivo!...


No es que no los tenga, porque los tienes. Pero.... Medio millón de dólares en efectivo, para el final del día?!...


Creo que ni la persona mas rica del mundo podría conseguir ese dinero en tan poco tiempo....


- Que haremos contigo señorita?- pasó su mano por mi mejilla, su tacto me repugnaba, intente apartarme de su mano. Pero me tomo fuerte del cuello y me acerco mas a el.  Su voz sonaba asqueada, pero algo en ella me era familiar.   No podía ver su rostro, el de ninguno. Todos llevaban pasa montañas, solo me limitaba a concentrarme en su voz y en su ojos.


- Oh querida no te conviene comportarte de esa forma conmigo, créeme cuando te digo que gracias a mi es que aun sigues con vida. Me lo debes-.


- Vete al carajo- conseguí lanzarle un punta pie en su entre pierna. Solo se estuvo un momento en el piso. Estaba muy molesto por lo que hice.


Fue lo único que alcance a hacer, ya que no podía moverme mucho, se además era un hombre muy alto. Y me costaba encontrarle un punto débil.

Se levanto tan rápido que no pude ver su mano cuando me golpeó.


Fue un golpe seco, tenía su mano cerrada, mi mandíbula quedo adolorida, era muy fuerte y aunque lograra golpearlo de nuevo no haría mucho...


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Casi no podía reconocer si era de día o de noche. El lugar donde estaba olía a excremento de caballo, a humedad y a humo de cigarro, era asqueroso. Parecía que estuvieras en una especie de establo o algo así. Todo lo que parecía ser ventanas estaban cubiertas y si era una establo, yo posiblemente estaba en uno de esos lugares donde guardan a los caballos; como una caballeriza...


-Recuerdo que de pequeños papa solía llevarnos a la granja de su tío, y nos hacia trabajar para que nos ganáramos la mesada. Siempre decía que no importaba el dinero, ni la fama sino la humildad y sencillez.



Cuando desperté el hombre que me golpeo todavía seguía ahí. Estaba limpiando su arma: un escopeta recortada una lupura. Rara elección para un hombre de su compostura, ademas es ilegal el porte se esa arma en los civiles.


Mis hermanos me enseñaron todo acerca de armas, como usarlas, para que persona es mejor el arma y defensa personal. Pensaron que algún día me serviría de algo.


Pero jamas creí que de verdad tendría que llegar a usarlas alguna vez.

En cuanto un segundo hombre entró en la habitación donde estaba supuse que no era nada bueno. Parecía preocupado, su voz era entrecortada y respiraba con dificultad.

Mi padre solía decir "Puedes reconocer el miedo en una persona, solo con ver sus ojos y notar su respiración " .


-Creo que nos han encontrado, han venido por ella - tenia acento griego ese otro hombre, era mas bajo y mas robusto.

No llevaba pasamontañas, pero casi no pude ver su rostro.


- Ruega porque no sea cierto, porque si es así; tu pagaras las consecuencias-. Cuando te dicen que pagaras las consecuencias nunca termina bien. La ultima vez que escuche eso, termine castigada por una semana sin teléfono y si poder salir. Solo porque no quise comer mis vegetales y tire la comida al suelo, cuando eso tenia tan solo 11 años.


En un momento a otro sentí como si mi garganta se cerrara, no podía respirar y mis ojos empezaban a arder.


-Gas lagrimógeno- Alcance a decir.


Mi corazón comenzó a latir con fuerza, no sabia que pasaba. Bien podía ser mi padre, o algunos otros hombres empezando una pelea por territorios, o querían llevarme a mi.. Tenia que encontrar una forma de salir de aquí, pero como si estaba rodeada de caos. Y asesinos a sueldo.


Intente desatarme pero no lograba moverme, mis brazos y piernas estaban entumecidas y adoloridas. Mis costillas ardían con cada bocanada de aire. Fue un esfuerzo inútil tratar de safarme.


Todo era caos, escuchaba gritos, y disparos. Cosas rompiéndose y estallando. Habían 5 hombres enfrente de mi con armas, protegiéndome como si fuese su tesoro y los otros fueran a llevárselo. Y en parte así era. ¿Pero quienes eran estas personas que venían por mi?


Por un momento pensé que todo estaba perdido, que no volvería a casa, no vería de nuevo a mis hermanos o a mi padre, a mis amigos e incluso hasta mi perro.


Cuando te encuentras en una situación como esta, ves pasar tu vida entera en un minuto, piensas en lo que hiciste y lo que no podrás hacer, en lo que dejaras y a quienes dejaras. Pero a la vez algo te dice que debes luchar y hacer todo lo posible por salir del aprieto en el que te encuentras. De que no te rindas y encontrar una razón para luchar...


El caos continuaba, el lugar empezaba a quemarse, habían vigas cayéndose por todos lados, y el humo era demasiado denso como para respirar.

Ya estaba quedándome si oxigeno, mi oídos empezaban a zumbar, y todo se tornaba borroso. 


Una vez leí en un libro que cuando te encuentras en situaciones como estas, debes mantener la calma e idear un plan.

Pero... Como puedes hacer eso? Realmente?! Y aun mas si te encuentras atado y rodeado por gorilas armados.

Y

a me costaba cada vez mas el mantenerme consciente y tratar de no ceder, pero cada vez se volvía mas difícil respirar. Antes de que todo estuviera negro, al fondo vi unas siluetas peculiares. Algo me decía que ahora estaba a salvo, que no tenia que tener  miedo...

Fue entonces cuando deje que mis ojos cedieran y mis  pulmones al fin descansaran.

Antes, solo un poco antes de ceder por completo vi luz, estaba fuera.

Volví a respirar de nuevo, estaba a salvo, estaba libre; fue lo que pensé  antes de desmayarme por completo.

StrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora