˚₊·͟͟͟͟͟͟͞͞͞͞͞͞➳،،ꫂ̽ 𝑳𝒐𝒔𝒕 𝒊𝒏 𝒂 𝒓𝒂𝒊𝒏𝒃𝒐𝒘 ꒱ ₊˚ˑ༄ؘ

❛〻i love you, taehyungie.

Abrió lentamente los ojos, sorprendiéndose de encontrar a Taehyung cerca de su rostro.

— ¿T-tae? ¿Realmente eres tú? ¿Por qué de pronto me siento tan... bien?

Cuestionó, pues desde hace tiempo sentía que su propio cuerpo pesaba, miró sus brazos, parecían estar trabajados otra vez, su piel se sentía suave y sus cabellos sedosos nuevamente.

— Sí, soy yo, Ggukie. Creo que ahora sí nos quedaremos juntos por la eternidad.

Habló suavemente el mayor, en su mente pensaba cuál podría haber sido la causa de que su amado llegase tan rápido, pero prefería evitar pensar la devastadora posibilidad y mejor alegrarse por tenerle nuevamente por un lapso de tiempo mayor que en los sueños del menor.

— ¿Lo dices en serio, mi amor?

Preguntó un conmocionado azabache, su sonrisa nuevamente parecía tener vida e iluminar los ojos del contrario, que se alejó con cuidado para ayudarle a levantarse.

Taehyung asintió suavemente, y velozmente unos brazos envolvieron su cintura, elevándole después en el aire. El castaño reía abrazado a su novio mientras el azabache sonreía y pequeñas lágrimas de alegría escapaban de sus ojos.

Mientras giraban podían memorar todos aquellos momentos juntos, haciéndoles llenarse de la extraña mezcla de alegría nostálgica.

Posteriormente sus labios se unieron en un casto beso mientras sus ojos se cerraban y el jardín parecía contemplarlos en silencio.

Sus pies rozaban el pasto mientras seguían atrapados en ese precioso momento, para después tirarse sin muchas preocupaciones, acostados, observando el cielo repleto de nubes mientras charlaban y bromeaban, sus almas llenas de regocijo mientras las aves cantaban para ellos.

Parecía que el destino se apiadaría finalmente de los jóvenes con el amor más puro que hubiese sido contemplado alguna vez.

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𝐓𝐡𝐞 𝐄𝐧𝐝.

Jeon Jungkook murió por una sobredosis en su apartamento, fue hasta después de un tiempo que éste hecho llegó a oídos de los demás por su distanciamiento a las personas; las lágrimas sobraron en el funeral de aquel azabache que solía tener una de las sonrisas más preciosas del universo, pero los más cercanos encontraban consuelo en la idea de que finalmente conseguiría volverse a reunir con el único amor de su vida.