Capítulo 15. Solo quedamos tres.

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Vi el aerodeslizador que se llevaba el cuerpo del chico que acababa de matar, y que mató a Lyam, seguí caminando sin un rumbo fijo ya que tan solo podía pensar en él, nunca la muerte de una persona me afectó tanto ni siquiera la muerte de mi padre y eso me llevaba a pensar en una cosa, Lyam era la persona a las más he querido en este mundo, nunca querré a nadie como lo quise a él, ni siquiera a Josh. 

Nunca podré amar a otro que no sea Lyam. 

Seguí caminando por la arena estaba empezando a nevar otra vez, la verdad es que si ves el paisaje lo primero que piensas es que es hermoso, pero cuando recuerdas todo lo que significa esta arena.... no crees que sea precioso, ni hermoso ni puedes describirlo con algún adjetivo bonito, sólo lo puedes describir con desprecio.

El gran inconveniente de las huellas era claro está que dejan rastro, cualquier tributo te puede seguir, y si te sigue eso solo puede significar una cosa, la muerte. 

Por eso al ver huellas delante de mí, y al ver humo no puede pensar en otra cosa que no fuese lo idiota o idiotas que eran esos tributos, vale que hacía demasiado frío, pero estar tan tranquilos sin llevar ningún arma era como decir ¡venir y matarnos. No queremos seguir viviendo! 

Me acerqué muy lentamente sin apenas hacer ruido, si el inconveniente de la nieve son las huellas la ventaja es que no se oyen mis pasos al caminar. 

Antes de llegar hacia los dos tributos (si eran dos ya que los había escuchado hablar) saqué del bolsillo mi hacha sin hacer ruido, cosa que hice bastante bien, dejé mi mochila en el suelo, iba a ir a por ellos, pero entonces se me ocurrió una idea mucho mejor para acabar con aquellos dos tributos.

Me escondí en un arbusto y lancé uno de los cuchillos al chico que estaba de espaldas a mi, dándole en el estómago, sin duda moriría desangrado, y cuando el otro tributo tuvo la genial idea de ir a socorrer a su amigo lancé el otro cuchillo clavándoselo en la cabeza, murió al instante así me lo confirmó el cañonazo, me fui hasta donde estaba el tributo muerto y el otro tributo que se estaba desangrando para quitarles los cuchillos, los limpie con su propias camisetas cogí mi mochila y mi hacha y me fui por donde había venido para no crear más huellas subí a un árbol bastante grande, comí algo de las provisiones que había conseguido de la Curnocopia terminándomelas, o conseguía comida pronto o hacía que los juegos se acaben ya, cuando oí el cañonazo supe que el chico había muerto, solo podía pensar en que quedábamos tres,  e iba a matar a los dos tributos que quedaban.

 

Los Juegos de Johanna. (Los Juegos del Hambre).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora