Martens

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Se levantó de un humor de perros, la verdad es que de por sí solía ser malhumorada por las mañanas, así que si sumamos el olor que poblaba toda la casa, más el ruido de la alta música procedente del piso de abajo, más el hecho de que anoche se acostó a las tantas, el resultado fue una patada a las mantas de su cama y un berrido digno de un documental de animales de la selva.

-Es que, es que... yo es que lo mato.

Ahora mismo la importaba un comino su aspecto, ni siquiera recordaba que la noche anterior olvidó quitarse el maquillaje y que ahora era como un oso panda, quizá por eso fue por lo que bajó escaleras abajo, frustrada, revolviéndose el pelo más de lo que ya estaba revuelto, y maldiciendo en voz baja.

Bajó los escalones trotando y la música se hacía paso en sus oídos con cada vez más fuerza, así que hizo una mueca de desagrado, ignorando que estaba sonando Any Song de Zico, una de sus canciones favoritas.

-¡Jumin!

Nadie le respondió, la gente que estaba repartida por todo el salón de su casa eran como zombies, podría haberse desnudado allí mismo y haber gritado cualquier incoherencia que nadie iba a hacerla caso.
Total, eso era el producto de una fiesta salvaje organizada sin su permiso, y todo por culpa del estúpido de su hermano.

-¡A ver! ¿Dónde coño está Jumin? ¡Venga, todos fuera!

Agitó el brazo de alguien que colgaba fuera del sofá, pero es como si todo el mundo estuviese muerto. El silencio era la única respuesta a sus preguntas.
Con las manos en las caderas, el ceño fruncido y la vena de su sien hinchándose, parecía toda una madre dispuesta a echarle la bronca a su hijo.

-Mira de verdad que yo esto no me lo puedo creer... -dijo al ver un charco de vómito amarillento al lado de la alfombra- cuando le pille, lo va a limpiar con la lengua.

Recordó, que cuando ayer llegó a casa de trabajar, saludó a su hermano y a sus amigos, quienes estaban sentados en los sofás charlando con algo de música y unas cervezas, hasta ahí todo normal, pero el error que cometió fue confiar en el estúpido de Jumin y pensar que aquello iba a ser una reunión de amigos sin más.
Se descuido fue dormirse en cuanto su cabeza tocó la almohada, rendida por el trabajo.
Y este era el resultado.

Apagó el reproductor de música y el estridente sonido cesó, para colmo, su cabeza dolía y tenía hambre.

-¡Venga, vamos, fuera todo el mundo! ¡A tomar por culo! -dijo tan dulce como siempre, dando varias palmadas aproximándose a la gente, notando como iban desperezándose y haciendo gestos molestos por el ruido.

"Menudo resacón el que van a tener..." pensó. Pero, ¿en qué momento de la noche había irrumpido tanta gente en su casa? Era lo malo de dormir como un tronco, que no se enteraba de nada.

Poco a poco, gracias a ruidos varios provocados por comenzar a golpear una sartén con una cuchara, la gente fue levantándose y yéndose a ritmo lento, como si les costase hasta respirar.

Jaehee respiró hondo una vez la casa se fue vaciando y fue a hacerse el desayuno.
Cerró la puerta y casi se desmaya del susto, pues el cuerpo de su hermano se hallaba oculto detrás de ésta y ahora había salido a la luz. Era digno de la escena de un crimen.
Estaba todo despatarrado sobre el suelo.

Le dirigió una simple mirada, intentando siempre mantener autocontrol, contando mentalmente diez segundos y respirando pausadamente, mientras se preparaba el desayuno.

Comió con calma y lavó lo que había usado, después, llenó de agua un vaso de cachi que estaba tirado por ahí, quedaba algo de alcohol dentro aún, por lo que ahora el contenido era de un color rancio, y procedió a verterlo sobre la cabeza de su querido hermano.

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2020 ⏰

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