UNO

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Theodere reconoció la mirada de preocupación en la doctora Guzman, y es que si bien le había dado de alta hacia unos meses anteriores, no entendía porque razón el chico de cabello rizado y ojos verdes volvió a estar sentado en su sala de espera. Este sin embargo le sonrió un poco cuando la vio.

-La vida. -Fue lo único que dijo el chico subiendo sus hombros de manera un poco pesada, la mujer asintió y le dio lugar para que pase.

- ¿Qué tienes esta vez? -Dijo la mujer pelirroja mientras sacaba su libreta. Thedoro era un paciente difícil, lo consideraba un chico de diecisiete muy pesimista, como si se encontrara un hombre de más de cincuenta años solitario dentro de él.

-No fue mi culpa... Es que, es inevitable sentirse así con todo lo que pasa ¿No cree? ¡Cada vez más guerras, la gente esta enloqueciendo! Por todo pelean, por todo discuten, nos han robado la paz y uno tiene que quedarse sentado, rogándole a Dios no ser la victima la siguiente vez que la muerte quiera hacer una visita. -Negó con su semblante serio. - La gente me deprime, pero no puedo ser malo con nadie, demasiado tienen con sus vidas como para que yo vaya y... Bueno, ya sabe, les responda a cuatro vientos que si son miserables, que todos somos miserables.

-La miseria se puede superar. -Respondió la mujer.

-No puede superarse pero si evitarse, hacer como si no estuviera ahí.

- ¿Sientes que tu vida es una miseria?

-Todas las vidas son una miseria, pero algunos les afecta más de lo que nos afecta a otros. -Suspiro. -Los drogadictos consumen para evitar su realidad, pero cuando el efecto se pasa la vida sigue siendo la misma, sin colores ni figuras extrañas que te invitan a bailar una bachata.

- ¿Has experimentado con drogas?

- ¿Usted no? -Theodore levanto una ceja curioso, la mujer lo miro como si lo estuviera retando. -En fin ¿Cómo esta ella?

La doctora Guzman rio.

-Madeleine se encuentra bien, si es lo que te interesa.. - Ella era perfectamente consciente de él amorío que el castaño había tenido con su hija y esa idea no le desagradaba, sabía que él era un buen chico después de todo. -Me oculto que reprobó un examen así que le he sacado el móvil para que estudie estos días, se lo devolveré por la noche.

- ¿Le ha quitado el móvil por que reprobó un examen?

-No, le he quitado el móvil porque me ha mentido.

-Oh. -Sonrió. -Bueno, me alegra saber que mi futura novia me está ignorando por mi futura suegra y no porque me odia. De todas maneras, solo pasaba a saludarla por si me extrañaba. Mi tiempo aquí ha terminado, he pagado por menos de una hora hoy. -Se rio. -Muchas gracias, señora Helena por haberme atendido ah y también por no sacarme a escobazos cuando se entero que estoy saliendo con su hija.

La mujer asintió y se levanto para despedir a Theodore, cuando abrió la puerta se encontró con el cuerpo de su hija de espaldas a la puerta, lo que provoco una casi caída para la rubia.

-Ahh, mamá. -Se quejo.

-Está mal espiar, Madeleine. -Le advirtió Theodore.

-Hay un montón de cosas que moralmente están mal pero ¿Qué te ha detenido a ti, Theodore? -Se defendió la chica haciendo que este riera. La había entrenado bien. Ahora podía derrotarlo con cualquier respuesta que le diera.

-Y por eso te gusto ¿No? -Levanto sus manos poniéndolas delante de la chica. - ¡No detente! Mejor no me digas porque te gusto, si no me esforzaría más por pulir esa parte y perdería la magia... - La chica sonrió y se acerco para besar la mejilla del ruloso, tenía una personalidad única, eso era lo que más le gustaba de él. Se lo tendría que haber dicho en ese momento, cuando lo pregunto. -Necesito que vayamos a pasear un momento, hay muchas cosas que quiero decirte pero como ahora está tu mamá y en cualquier momento va a venir tu papá, me da vergüenza.

La chica asintió y le dio una mirada de despedida a su madre, ella solo dejo que se fueran por un momento. Comenzaron a caminar, las calles estaban casi vacías porque era invierno y la mayoría de la gente prefería quedarse adentro de sus casas. Theodore se aseguro de sujetar la mano de Madeleine para transmitirle un poco de calor, ella sonrió ante ese tacto y es que en realidad era imposible no sonreír si Theodore no estaba cerca.

-Madeleine, eres una de las personas más importante que he conocido, solo nosotros sabemos todo lo que pasamos durante este último año y que he llegado amarte hasta con una parte de mi que no creí que existía. Es por eso, que creo que puedo atreverme a hacerte una lista de promesas que necesito que cumplas. ¿De acuerdo? Mira, se que todo es una mierda, que muchas veces sentimos que el mundo nos ha pasado por arriba y que nunca dejaremos de ser los marginados. Sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de eso, pensamos que toda nuestra vida vamos a hacer los espectadores. Madeleine, no quiero que esta mierda de mundo te deprima. ¿Me lo prometes, verdad? -La chica asintió. -He hecho una lista de promesas que tienes que cumplir pero este será nuestro secreto. ¿Está bien?

- ¿Por qué siento que estas despidiéndote de mí, Theodore?

-Por las dudas Mads, solo por las dudas. -

Madeleine abrazo a Theodoro con fuerza, sin saber que sería la última tarde que compartirían juntos.

Aunque él lo sabía.


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Lᴀs ᴘʀᴏᴍᴇsᴀs ᴅᴇ ᴛʜᴇᴏᴅᴏʀᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora