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Tres de la madrugada y Min Yoongi sentía nauseas, no precisamente por el alcohol en su pequeño cuerpo, sino, por el desastre que un lindo desconocido había estado haciendo desde hace unas horas. El pelinegro se sentía frustrado, el tener que estar ayudando a Seokjin a salir del baño después de vomitar o limpiar su boca con un pedazo de papel, no era algo que le encantara hacer y mucho menos, algo que su sensibilidad, recibiera bien. 

Un tanto cansado del lindo chico al cual le coqueteó y falló, Yoongi decidió actuar, tomando al chico de las manos, logrando que él pusiera solo un poco de atención. 

— Iré por el imbécil de tu amigo, quédate aquí y no abras la puerta. ¿Entendiste? —le advirtió con una voz autoritaria, mirando a sus ojos y sintiéndose nervioso ante la mirada tan tierna que Jin le brindaba. Dulce, amable. ¿Por qué Yoongi se sentía de tal manera ante ello? 

El pelinegro le soltó con lentitud para después ir hacía la puerta de la habitación donde antes de abrir echó una rápida mirada hacía el chico, ahora, recostado sobre la cama soltando cosas que Yoongi no entendía y que, no deseaba entender. Sin más, salió por la puerta con rapidez. Pasó por los pasillos con su mirada atenta, buscando aquellos cabellos rubios entre la multitud y para su suerte, al bajar las escaleras, solo a unos pasos de él se encontraba el chico que más le odiaba y, por primera vez necesitaba con urgencia: Park Jimin.

El chico sonría con diversión, jugando y golpeando la frente de uno de sus amigos con sus pequeños dedos, pasándola bien, olvidándose que tenía que cuidar a uno de sus mejores amigos. Yoongi mordió su labio inferior, le dolía en su orgullo tener que acercarse él mismo a ése chico tan irritante, pero, tampoco podía hacerse cargo de su amigo durante más tiempo, después de todo, tenía asuntos importantes que hacer por la mañana a temprana hora con su padre y la hora de irse se acercaba, aún si él no lo deseaba. 

Min suspiró, dando los pasos que lo separaban, colocándose detrás de ése chico y al atraer las miradas de sus acompañantes, aclaró su garganta y levantó la mirada. Espalda recta, manos entrelazadas detrás de su espalda, o aún peor, enterradas en su propia piel, expresión seria y mandíbula tensa, volvió aclarar su garganta con la esperanza de hacerse escuchar por encima de la escandalosa música. Algo tonto de su parte, pero no quería pronunciar su nombre. No quería llamarlo. 

Vamos. ¿Qué tan difícil era pedirle a Park Jimin que fuera por su amigo?, pues, para Min Yoongi mucho teniendo en cuenta el odio que había entre ambos. Aunque, si no hablaba y seguía tardándose más... ¿Quién cuidaría de Seokjin en una fiesta donde todos estaban alcoholizados? ¿Había hecho lo correcto en dejar a alguien tan atractivo como ése chico? o peor aún, ¿Él se encontraba a salvo en aquella habitación?, comenzó a sentirse ansioso, porque sabía que Jin había estado en la mirada de muchos chicos y todos ellos, no era la mejor clase. Yoongi respiro con profundidad y justamente cuando estaba a punto de abrir sus labios para llamar a la persona frente a él, el pequeño Park se dio la vuelta, notando su presencia y con una sonrisa, tirar su bebida en los zapatos tan lujosos que Yoongi había comprado hace algunos días. La expresión del pelinegro cambió, a una seria por una llena de molestia, no por sus zapatos sino por la actitud del bajito.

— ¿Estás en tus malditos catorce o por qué diablos te comportas como un adolescente? — gruñó entre dientes, abriendo sus ojos para observar la mirada llena de diversión del contrario. 

— ¿El niño de papi está molesto por mi actitud? ¿cuánto costaron tus estúpidos zapatos? — cuestionó, mirándole con molestia —. Hoseok está con alguien más. ¿Por qué no te marchas?

Min rió, negando con la cabeza. Ni siquiera había pensando en Hoseok en toda la noche, pero Jimin parecía hacerlo por él, era gracioso para Yoongi, porque Park parecía estar más furioso y resentido, como si ambos hubieran tenido la relación. 

conexión ; yoonjin.Where stories live. Discover now