Do you hate me, Maki-chan?

Han pasado dos semanas...
Dos semanas desde que nos entregamos por primera vez en cuerpo y alma...
Dos semanas desde que confesamos delante de nuestras amigas nuestro nuevo tipo de relación...
Entonces, ¿Por qué...?
¿POR QUÉ MAKI NI SIQUIERA ME VE A LOS OJOS?
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Ok, ok. Tal vez me estoy desesperando un poco, pero realmente no dejo de darle vueltas al asunto, ¿Qué fue lo que cambió?
Por supuesto que hemos tenido citas y demás, pero desde aquella vez no nos hemos dado ni siquiera un beso.
¡Me conformaría con tomarnos de la mano!
Es tan difícil... cuando por fín creí entender a Maki y tomé valor para demostrarle mis sentimientos, ¡Esta maldita tsundere se comporta como si no hubiera ocurrido nada entre nosotras!
Soy yo quien siempre la invita a salir, soy yo la que le envía constantes mensajes de texto, al menos para darle las buenas noches, soy yo la que busca hasta la más mínima ocasión para compartir un momento a solas.
¿Por qué actúa cómo si mi cercanía le diera igual, o incluso la incomodara?
No lo entiendo, creí poder tolerarlo y que eventualmente cambiaría, pero mientras más pasan los días, la siento incluso más distante que antes de confesar nuestros sentimientos.

"¿En qué piensas Maki-chan?"

Maki se encontraba leyendo un libro mientras yo la miraba fijamente, se supone que eso era una cita.
Y así sin más, mientras estábamos a solas en la sala del club, solté aquélla bomba.

-¿Me odias, Maki-chan?

Al parecer mi pregunta la dejó fuera de lugar. Durante unos segundos que se me hicieron eternos, Maki se mantuvo completamente callada.

-¿Y bien? - Insistí, fastidiada por su silencio.

-¿A-A qué viene esa pregunta? - Habló temblorosamente, bajando su mirada de nueva cuenta al libro que tenía en mano, evitando todo contacto visual conmigo.

-Tú sólo contesta - Le dije aun más molesta que antes, sin apartar mis ojos de ella.

Noté su intento de evitar la pregunta y mi mirada, tapando su rostro cada vez más con aquel viejo libro.

"¿Así que realmente me odias?" Pensé para mis adentros, esa sola idea daba fuertes punzadas en mi corazón.

-¿Qué soy realmente para tí, Maki-chan?- formulé otra pregunta, con la pequeña esperanza de que esta vez me contestara.

-...- Y nuevamente sólo recibí silencio de su parte, se tapó completamente el rostro con el libro y ya ni siquiera podía ver la expresión que estaba haciendo.

"¿Realmente no soy nada más que un juego, eh?¿Cómo te atreves a jugar con mi corazón de esta manera? Sólo porque eres una niña mimada y obtienes todo lo que quieres... ¡No tienes derecho a usarme!"

Sumida en mis pensamientos, vagando en aquel mar de emociones que me lastimaban brutalmente, me levanté del asiento. Cuando quise darme cuenta ya había lanzado el libro que Maki sostenía hacía algún lugar de la sala del club.
Totalmente molesta y herida, tardé en reaccionar. Al momento de hacerlo, pude percatarme del rostro que Maki estaba intentando ocultar; su mirada mostraba miedo y confusión, tenía el rostro rojo y algunas lagrimas amenazaban con salir de la comisura de sus ojos y resbalar sobre su bello rostro, su labio inferior no paraba de temblar y seguía sin mirarme.
Como si me hubiesen echado una cubeta de agua fría, todo mi enojo desapareció al ver a mi linda pelirroja en ese estado. Sin embargo, me quedé en blanco, no pude soltar palabra alguna ni tampoco moverme al menos un centímetro de donde estaba parada.
Aquel momento parecía no terminar más, y así fue hasta que Maki-chan por fin rompió el silencio.

-L-Lo siento..- dijo entre sollozos y en voz baja. Seguidamente, luego de dos largas semanas, Maki levantó el rostro y me miró a los ojos otra vez.