VIOLENCIA ANIMAL [Adaptación] YoonMin

cinco

— Mi cachorro. ¿Estás asustado?

Su voz salió como un susurro íntimo entre ambos. Jimin ahogó un gemido cuando sintió el filo de la navaja sobre su muslo y rápidamente apretó la piel de los brazos de Yoongi. Las lágrimas resbalaron por su mejilla con lentitud, su rostro caliente y desesperado. El peso de aquél hombre sobre su cuerpo era demasiado, se sentía agotado y no había cosa que le aterrara más que verlo a los ojos.

— Mi amor... ¿No te molestará verdad? —la voz de Yoongi volvió a retumbar en su tímpano como un eco, apretó los labios y sintió su tacto áspero por su piel. La boca de Jimin se encontró levemente abierta al sentir los apretones, dejando que los dientes blancos y la dentadura quedaran a la intemperie mientras sonoros gemidos de dolor salían suaves y medio callados. Tenía un gran corte en el pecho, no tan profundo ni tan lastimero, pero llegaba a arder con fuerza. Sentía el frenesí de las embestidas cuando el hombre sobre él se frotaba entre sus piernas. Su cuerpo temblaba.

— Por favor... Ya. Lo lamento, no quise decir eso yo...

— Mi cachorro. Mi niño. —susurró inclinándose, soltó la navaja y esta cayó al suelo. Se aproximó al rostro de Jimin con firmeza, este seguía gimoteando, estaba pálido incluso cuando su piel era medio morena lechosa. Como lo había visto la primera vez, tan lindo. Lo vio cerrarlos ojos con fuerza cuando presionó el corte con su palma. El adolescente arrugó el entrecejo y gimió con más fuerza. El cuerpo entero vibró debajo suyo. Relamió sus labios, y los mordió—. Jiminnie eres tan hermoso. Lindo. Mi cachorro travieso...

— Para...

— Te propongo un trato, mi cielo —comentó dejando un besito en la nariz de este—. Tú me abres las piernas, y yo te dejo descansar por tres días.

Los ojos de Jimin se iluminaron. Y no por las lágrimas, sino que era un trato donde lo único que importaba eran esos tres días en los que no tendría que soportar el abuso extraño de Yoongi. Sus labios temblaron ante tal suerte. Asintió frenéticamente esperando con ansias aquél descanso.

— S-sí. ¡Sí! Tres días. T-tres días...

El otro sonrió de forma vil, cosa que encendió las mejillas de Jimin en un santiamén. Yoongi se enderezó sobre él, y lentamente se quitó la prenda que cubría todo su abdomen y cintura para arriba. Sus ojos vieron asustado las marcas de mordidas, los rasguños y las cicatrices que tenía la piel pálida. Los brazos mantenían los rasguños blancos, el cuello trazaba mordidas cicatrizadas por doquier. Y Jimin había quedado hipnotizado por estas. Mientras inconscientemente tocaba las mordidas de su cuello, recientemente abiertas, húmedas y calientes.

— Mi animal, ¿No te molesta verdad? Va, qué digo, acabamos de hacer un trato. Debes cumplir con lo pedido. —susurró y se inclinó para besar a Jimin. El más chico cerró los ojos y sintió los labios húmedos de su victimario. Primero fue un roce de labios, lento y hasta inocente, sin embargo, no faltó el momento en el que Yoongi metió su lengua para empezar un beso fogoso y desesperado. Lo tomó de la cintura y tocó la piel con sigilo. Jimin lentamente apoyó sus manos en el hombro de Yoongi, tratando de alejar un poco su rostro para poder respirar. Interpuso una pierna entre las de Jimin, y suavemente acarició el cuello del aludido.

— Jiminnie... Eres tan lindo. Quiero marcar tu cuerpo entero. Quiero morder tu piel por completo, quiero tenerte. —le susurró cerca del oído, mordió el cuello tan fuerte que el chico debajo de él gimoteó. Saboreó la sangre de la piel rota, el sabor a hierro era tal exquisitez que relamió sus labios—. Tan exquisito...

— N-no... Tan fuerte. Duele. —Yoongi besó la herida, la lamió y se volvió al chico. La mirada de Jimin estaba cubierta de lágrimas, las mejillas sumamente sudadas y rojizas. Sonrió con zorna, y el chico cerró los ojos con una mueca. Besó nuevamente los labios mientras desabrochaba sus pantalones. La sangre en la boca de su víctima se mezcló con las de sus labios. Se quitó la prenda de abajo, junto con los calzoncillos y los dejó caer. Sonrió y sus ojos reflejaron un deseo absoluto sobre el chico que sudomizaba de forma violenta.

— Abre las piernas... —le dijo cerca, tomó de los muslos al chico y levantó la pierna izquierda. Rápidamente se acomodó y rodeó la derecha del chico. Dejando que la suya quedara aprisionada en Jimin. El chico lo miró asustado, se acercó y volvió a besarlo mientras tomaba el miembro de su víctima. Jimin gimió al apretarlo fuerte, e hizo estrecho el lugar debajo. Yoongi sonrió cuando sintió el tacto del miembro del menor junto al suyo. Empezó a acariciar ambos, de forma rítmica y junta. Jimin, sobresaltado a momentos, apretó los puños en los hombros del hombre y presionó con fuerza mientras este se frotaba de forma lenta sobre él.

Las pieles sudadas chocaban y el joven gemía a tal fuerza de frenesí. Su cuerpo se impulsaba a rato y escuchaba los jadeos que soltaba Yoongi. Su expresión parecía enojada, y sus dientes, que tan puntiagudos parecían mordían el labio con fuerza. Siguió frotándose en él, mientras Jimin era masturbado y no podía evitar gemir bajo. Hacia mucho que no tenía relaciones con alguien, y su cuerpo reaccionaba de forma rápida. Pasó minutos largos donde el calor gobernaba el cuerpo, mientras veía las expresiones que Yoongi hacía. El movimiento ahí abajo se había vuelto rápido y duro, su cuerpo se movía inconscientemente y no aguantaba la sensación en su estómago. Se encontraba agitado, y veía constantemente como el pene venoso y de punta roja que tenía aquel hombre se frotaba junto al suyo, igual de erguido y rojo en punta. El vello púbico de ambos hombres se manchó al momento en el que Hunter soltó su semilla sobre el chico debajo de él. Se había quedado quieto ante los espasmos del cuerpo, se inclinó cansado y quedó a centímetros del rostro de Jimin, que gemía con fuerza, sus ojitos lagrimosos bajaron la mirada a su miembro erecto. Su cuerpo se cubrió de espasmos y gimió cuando Yoongi lo tomó del cabello y apretó con fuerza, el chico gritó y lo jaló con tal salvajismo que el cuello quedó expuesto por completo. Yoongi lamió las heridas y volvió a besarlas. Mientras susurraba de manera inconsciente.

— Mi cachorro... Mi joven animal.